Rif Central: mussem de Sidi Bujiar, en Taurirt

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Mientras ustedes, mis estimados jais, ultimaban los detalles de la simbólica Fiesta del Sacrificio, yo seguía perreando por el mundo porque, como es sabido, los niños buenos van al Cielo y los malos, como yo, ¡vamos a todas partes! Si a finales de agosto estaba en Estocolmo (les sugiero la entrevista del domingo y la columna del lunes), el pasado fin de semana pegué un salto hasta mi querida Alhucemas, desplazándome el domingo con un grupo de amigos (entre ellos el periodista Med El Asri, uno de los líderes del M-20F en el Rif) unos 80 kms al sureste, pasando la legendaria alcazaba de Taurirt (sobre la que un día les escribiré) y, tras cruzar la comuna rural de Chakrane faldeando una sinuosa ruta sembrada de olorosas retamas, verdes pinos y altos cedros, alcanzar la esplanada del Yebel de Lalla Manana, donde cada año un día antes de la pastoril Fiesta del Cordero los rifeños celebran el Mussem, tipo de romería popular a la sombra del recuerdo de Sidi Bujiar (suprimo la colonial KH francesa por la sonora J española y transformo la OU en U).

Si habitualmente asisto al mussem de Beni Gorfet (en la montaña de Larache) y también al tradicional de Mulay Abdeslám Ben Mchich Alami, era ésta la primera vez (y no será la última como prometí a mis amigos) que acudía en el corazón del Rif al emblemático mussem de Sidi Bujiar.

Concurrido, abierto, colorista y entrañable como todos los Mussem, estas fiestas religiosas de honda raigambre sufí, celebradas habitualmente a la vera de un marabut o morabo (tumba de un santón), representan la quintaesencia del islam popular magrebí, distendido y tolerante, en clara competencia y enfrentamiento con versiones rigoristas y fundamentalistas del Islam, importadas de Oriente, como el salafismo o la peste wahabí hambalí que, a golpe de turbios petrodólares, ha secuestrado su religión imponiéndole un tono enfermizo, intolerante y extremista.

Nada que ver, jais, con el islam popular magrebí que hoy les gloso, el suyo, el de sus padres, el de sus abuelos... ¡el de sus ancestros!

Tampoco les voy a hablar hoy, queridos jais, de los venerables morabos de Ceuta, algunos de los cuales sufrieron en su momento atentados perpetrados por sectas islamistas afincadas en la ciudad y que todos conocemos, o de la sistemática destrucción de marabuts en Marruecos por parte de bandas salafistas.

Recuperen, jais, el islam popular de sus antepasados y escapen de sectas tóxicas y excluyentes, que envenenan la convivencia en ciudades interculturales como Ceuta o Melilla y que tantos males ya les han aportado...

Mi consejo jais, en definitiva, es que huyan de sectas peligrosas como el Tabligh o corrientes fundamentalistas como el salafismo que son, en buena medida, la simiente de la totalitaria islamización y, eventualmente, el huevo del terrorismo yihadista. Pregúnteles, ¡pregúnteles hoy viernes a sus imames sobre el Islam tradicional de sus abuelos!

Haya salud.

Visto.

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