20-D: España en su Segunda Transición

Escribo esta columna a media tarde, antes de ponerme bajo los focos de las cámaras en CeutaTV y con la incertidumbre electoral a cuestas. En cualquier caso, dos son los paradigmas metapolíticos que se abren tras las decisivas elecciones generales de ayer: uno, el fin del enrocado bipartidismo; otro, el proceloso desarrollo de una Segunda Transición en la que varios de sus actores se cuidan, como tahures políticos que son, en seguir guardando las cartas bajo la mesa, amén de esconder el presunto póker de ases en la bocamanga.

Bajando al terreno ceutí (ya saben, pensar globalmente y actuar localmente) cuatro son los parámetros que, escalonadamente, merecen comentarse, soslayando en lo posible las meras cifras, ya saben: está la verdad, está la mentira y está la estadística que, por si fuera poco, es además un alucinógeno de masas. Por consiguiente:

1. Los programas electorales, generalmente vagos y sin concretizar aunque en Ceuta y Melilla advertiría en líneas generales, sin duda a contracorriente, que “A más autonomía, menos España”.

2. Las incidencias si las hubiera, tanto en la campaña (reseñaría aquí el papel de cadáver político del candidato al Congreso de Ciudadanos, C´s) como en la jornada electoral, afortunadamente sin mayores complicaciones.

3. La participación, tanto por circunscripciones como eventualmente por comunidades, con un interrogante: ¿empieza a perfilarse el voto musulmán? Porque en Ceuta y Melilla, demográficamente, son mayoría desde hace años.

4. Los resultados finales, entendiéndo- los no ya en sí mismos, si no como vectores referenciales cara al futuro.

Mi idea enn definitiva es que Ceuta y Melilla caminan, inexorablemente, hacia una transición demográfica, etnoreligiosa y política. Cuestión de tiempo.

Por mi parte y como ciudadano, he cumplido y he votado. Mi corazón político es magenta. Y desde luego en Madrid hubiera votado a Unión, Progreso y Democracia (UPyD): el único partido nacional que hasta la fecha se ha enfrentado frontal y judicialmente a la corrupción rampante (levantando el caso Bankia), exigido una tarjeta sanitaria única para todo el territorio nacional y abogado por la devolución de competencias (Sanidad y Educación) al Estado.

Bien es verdad y meritorio que Albert Rivera tuvo el coraje de enfrentarse en solitario al clan independentista catalán y sus ribetes mafiosos, se opuso al cupo en el País Vasco y Navarra y defiende (a diferencia del resto de las formaciones políticas) la independencia del Poder Judicial. ¡Bravo! Lamentablemente y como ustedes ya saben (les remito al respecto a mis columnas de los días 11 y 18 de diciembre), en Ceuta en cuanto a Ciudadanos (C´s) solo es correcto votar a los candidatos al Senado, “Piku” Badammal Sunderdas y Mª Del Carmen León, dado que la candidatura al Congreso del señor Abdelmalik Mohamed Amar es absolutamente impresentable, en las formas y en el fondo y los votos que pudiera rascar son de Albert Rivera, la marca blanca, no del tal Malik, ausente en la campaña electoral.

Son éstas sin duda unas elecciones cruciales para España. Se imponen reformas estructurales y de calado: desde la reforma al Senado a la articulación de listas abiertas para las elecciones, la independencia del Poder Judicial y la igualdad de los españoles ante la ley, lo que choca formalmente contra presuntos derechos historicistas anclados en la Edad Media, una pesada herencia más del Islam, de nuestro pasado de Al Andalus.... De frente y por derecho.

Haya salud. Visto.

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