Campamento de diabetes
Ante las diversas reacciones a lo acontecido en el campamento y a nuestra pronunciación, así como la de los padres de la mayor parte de los niños que asistieron, es un deber como asociación posicionarnos lógicamente con los padres y los menores que tienen en su poder pruebas objetivas en sus medidores del descontrol sobre su enfermedad que iniciaron en dicha actividad y que han arrastrado varios días, en algún caso hasta una semana después.
En primer lugar, nos sentimos ridículamente obligados a afirmar nuestra imparcialidad política, me explico, el hecho que partidos de la oposición se interesen no es más que el deber que tienen en su lugar en la sociedad, así como el del propio partido que gobierna. Ni la asociación ni los padres se mueven por intereses políticos, me parece una obviedad señalar que el interés es la salud de los menores.
Otro punto importante es el de la responsabilidad, los padres y nosotros tenemos la inherente obligación de hablar por los asistentes al campamento, sobretodo de señalar lo que ante nuestros criterios fue una experiencia que ha sido perjudicial para su salud. Por otro lado, la responsabilidad de los contratados para llevar a cabo esta labor, que al aceptar el contrato y proporcionar un servicio profesional, deberían de dar un servicio adecuado a los usuarios que participan, bien es cierto que también éticamente en mi opinión son responsables de aceptar el error y disculpare con los afectados. Para finalizar la responsabilidad del organizador, quién pone los requisitos para seleccionar el servicio a contratar, en nuestra opinión para la realización de un campamento de diabetes se necesitan algunos profesionales relacionados o especializados con esta enfermedad, por otro lado son a quienes se les dejó la guardia y custodia de los menores a quienes se les recogió con un deterioro en su salud, por último señalar que son los últimos responsables, como bien señalan del ‘éxito’ de las 5 convocatorias como del fracaso de la última.
Los hechos acontecidos no vamos a señalarlos de nuevo, pero si ciertas declaraciones de partes involucradas. El responsable del servicio sanitario, menciona en su carta para defender su honorabilidad varios hechos que de ser ciertos empeoran la visión que teníamos, el más grave es el que cita que la insulina estaba disponible en todo momento sin restricción para poder usarla, de lo que extraigo que no había pautas regladas. Menciona el haber realizado un taller de 30- 40’ sobre diabetes, lo que aplaudimos y vemos extremadamente minúscula la aportación dado que eran dos días de campamento, por último, sobre los controles realizados afirma haberse llevado a cabo todos como le indicaron los padres y los medidores digitales lo desacreditan.
Uno de los puntos culminantes al que hemos asistido perplejos ha sido la intervención del gobierno pidiendo prudencia antes de declarar resultados a las investigaciones a la vez que juzgaba el resultado de estas, ya que no apreciaba que hubiese pasado algo grave. Bien la diabetes, para informar ante lo que pienso que será desinformación por parte del portavoz, no es una enfermedad visible, es una enfermedad silente con graves consecuencias metabólicas con afectación a múltiples órganos. Mantener niveles altos de glucemia aumenta el riesgo de padecer complicaciones de dicha enfermedad así como la descompesación de otras patologías. Recalcamos que la ausencia de emergencia médica no significa que no haya habido consecuencias para su salud al igual que la ausencia de buen trato no significa que haya habido buen trato.
La diabetes no debería ser un tema serio cada 14 de noviembre, sino que todos los representantes electos deberían de hacer lo posible por dar respuestas a una enfermedad que como ha quedado envidenciado en esta terrible experiencia que no se toma con la misma seriedad y exigencia de calidad que otras. Por lo que deberían interesarse sobre las problemáticas, necesidades y demandas de este colectivo que en Ceuta se sitúa en torno al 10% de la población.
Para finalizar desde la asociación nos gustaría que fueran prudentes en sus declaraciones, que asumieran sus responsabilidades quienes las tiene y por último solicitar y agradecer el apoyo a estas personas que han sido valientes al pronunciarse en contra de lo que consideramos un fracaso de experiencia.