Alegre reforma laboral
Buen día, gente. Ya saben ustedes, queridos e hipotéticos lectores, que sigo jubilado… pero la vida que realizo no lo parece en absoluto.
Entre ir y venir al trabajo de mi mujer acompañándola con el coche, hacer la compra cotidiana, preparar las comidas como cualquier ‘amo de casa’ y el posterior colofón de fregar la vajilla, barrer la casa pero no siempre, meter la colada en la lavadora y su posterior distribución en los soportes de la terraza hechos ex profeso, pasear al perro mañana, tarde y noche, pintar cuadros en mis ratos libres, escribir estos artículos, etc.… comprendo perfectamente lo que han trabajado, trabajan y trabajarán las amas de casa de toda la vida sin compensación alguna.
Ahora, desde que se creó esa sibilina y liberal reforma laboral por el Gobierno pepero, el papel de las amas de casa queda casi equiparado al de las esclavas del hogar, sí, esas chicas que pierden parte de su juventud cuidando a personas mayores, en todos sus aspectos, con una exigua compensación y muchas sin contrato que valga ni seguridad social.
Soy testigo de que muchas empresas han aprovechado el filón o cheque en blanco que les ofrece la mencionada reforma laboral para jugar con los trabajadores como el lagarto con los insectos.
Algunas empresas usan el truco del contrato de manera que acortan la duración del mismo y si quieren que el trabajador siga en su empresa le presentan otro con una supuesta y miserable liquidación de finiquitos, que llevan la consideración de no prolongar la antigüedad del trabajador en la empresa a juzgar por los apuntes en el apartado de ‘Antigüedad’. Siempre ponen la fecha del comienzo del nuevo contrato. Así, indefinidamente. Esto hay que estudiarlo profundamente.
Otro tema, dentro del mismo concepto, es el referido a las bajas laborales. Ahora, que viene una epidemia de gripe que ha acabado con bastantes vidas y sobre la que no quiero escribir por cuanto ese virus aún no ha aprendido a leer y no se enteraría de qué va la cosa, es un buen punto de apoyo a empresarios desconsiderados porque les da la oportunidad de despedir a gente sin remordimiento alguno. Hay casos, muchos desde luego.
Dentro del sector empresarial, habría que destacar la indignante actitud del empresario Manuel Muñoz Medina, director general de la empresa Guadarte, ultrajando a la líder y diputada de Podemos en Andalucía, María Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez, cuando fue invitada a visitar una exposición en la Cámara de Comercio de Sevilla por su presidente Francisco Herrero León.
Esta actitud de un empresario, y la de otros empresarios que estaban presentes en el momento del ultraje y que rieron las supuestas gracias del acosador y de la que se han hecho eco los medios de información, no es única.
Cientos de miles de abusos han quedado, quedan y quedarán registrados en los anales de la violencia empresarial y machista, lo que demuestra claramente hasta donde han podido llegar muchos de esos seres indignos de estar en ámbitos empresariales, políticos ni sociales y que casi siempre quedan impunes.
No crean que esto es de hace poco si no que viene de lejos, desde los tiempos en que estaba de moda tener ‘una querida’ entre los empresarios y altos cargos.
Estamos retornando a una época y unas actitudes que, de ninguna manera, debe permanecer en la del siglo XXI y posteriores.
¿Cuántas agresiones ha habido, hay cada día, como la que sufrió María Teresa Rodríguez-Rubio Vázquez? ¿Cuántas violencias ha habido, aún hay, que no se denuncian? Es triste decirlo pero la denuncia certifica que vamos mejorando; también lo respalda que Manuel Muñoz Medina se haya visto obligado a dimitir del cargo. De todos modos, ni Francisco Herrero León ni el resto de risueños colegas se ha visto obligado a ello.
En fin, la vida sigue y yo también, esperando, como digo repetidas veces, que espero seguir vivo cuando todo entre en el cauce normal de una auténtica democracia libre de sarnosos individuos que se creen con poder hitleriano.