Las amenazas contra la Nación Española
No pocas veces habremos escuchado que el patriotismo es el último refugio de los cobardes o que, en estos tiempos de globalización, como seres humanos no tenemos patria. Idea que entra en contradicción con la obsesión que tienen diversos agrupamientos de seres humanos por disponer de sus propias instituciones políticas, independientes de terceros, y de figurar con asiento legítimo en la ONU. La degradación del patriotismo, considerado una virtud antaño, ha venido acompañada de una gran proliferación de nuevas patrias nacionales, muchas «liberadas» del yugo colonial que tenían hasta bien entrado el siglo XX.
Sin embargo, el patriotismo ha sido durante siglos una virtud política, la virtud de virtudes si hacemos caso a los clásicos griegos y latinos, para quienes «dulce es morir por la patria». Una patria que no es la Nación moderna, sino la república, el Estado, especialmente el territorio donde se asienta y que debe ser defendido, especialmente con las armas, de quienes pretenden arrebatarlo.
En el caso español, las amenazas hacia la patria no sólo provienen de esas sectas particulares y apegadas al estrecho marco de su territorio. Esas amenazas hoy día no cesan, sino que se mantienen latentes con cierta intermitencia; tal es el caso del proceso separatista de Cataluña, que tras varios años de presencia constante en los medios, hoy se encuentra varado por la disputa acerca de quién ha de liderar la separación de Cataluña respecto a España, prueba de que puede existir el consenso en torno a la sedición pero sin un acuerdo claro y distinto sobre cómo llevarla a cabo. Como decimos, también existe otra amenaza no menos importante: la de aquellos españoles que, instalados en el autodesprecio y en el servilismo hacia ideologías delirantes, consideran a la Nación Española algo menor y digno de ser humillado.
No menos preocupante es el caso de la denominada memoria histórica, y que parecía que, pese a haber sido codificada por ley en el año 2007, en estos últimos tiempos se encontraba ciertamente eclipsada. Pero la denominada “nueva política” que consiste en ser igual que la vieja pero peor, como la que representa la marca blanca del partido no nacional Podemos en Madrid, Ahora Madrid, tras pactar con el Partido Socialista Obrero Español para robarle la victoria electoral al Partido Popular en el Ayuntamiento de la capital de España, ha comenzado a remover muchos nombres de las calles de la Villa y Corte, bajo la acusación de ser “franquistas”.
Nombres como los de Pedro Muñoz Seca, autor de La venganza de Don Mendo y vilmente asesinado por el Frente Popular en Paracuellos del Jarama en 1936, pese a ser ajeno totalmente a Franco, o el del político Juan Vázquez de Mella (fallecido en 1928), nada menos que promotor del derecho al voto femenino, así como otros que los patéticos miembros de esta nueva política tengan a bien, verdadero intento de “borrar el pasado” de la Nación Española y reescribir la Historia; algo que en cualquier otro país sería considerado alta traición y provocaría verdadero escándalo o incluso desobediencia civil; tan evidente es la manipulación histórica de estos pánfilos y traidores, que con la no menos manipulada enseña tricolor en la mano son partidarios del “derecho a decidir” que la Nación Española se disuelva.
Desde este pequeño rincón observo con preocupación no sólo los intentos de destruir la Nación Española de parte de sectas separatistas apegadas a su minúsculo y ridículo territorio, sino también la amenaza que para España suponen la multitud de pánfilos que, imbuidos de autodesprecio al odiar la Historia de nuestra Nación, se dedican a colaborar con quienes son enemigos declarados de España, todo operado desde ideologías delirantes y negrolegendarias, que consideran poco menos que un accidente una Historia ya milenaria, y que ha dejado profunda huella en el resto del mundo, como es la de la Nación Española.
Las amenazas contra la Nación Española no sólo son obra de quienes pretenden destruirla, sino también de quienes, apelando a su propio autodesprecio, sienten desafección hacia la patria.