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El Observatorio Social de ‘la Caixa’ advierte en un informe que el desempleo entre jóvenes con baja cualificación es un fenómeno estructural. Una circunstancia palpable en Ceuta donde, recuerdan, se registra la segunda tasa de desempleo entre jóvenes más alta del país. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2016, en la ciudad un 58,6% de los menores de 30 años no tiene trabajo. Según el informe, la crisis empeoró la situación de todos los menores de 30 años en España, el país que mayor merma ha sufrido en el empleo juvenil entre 2007 y 2015.
Los más afectados son los jóvenes con bajo nivel de estudios, que vieron caer su tasa de empleo entre 25 y 30 puntos. La recesión también provocó que los jóvenes, sobre todo aquellos con la educación secundaria completada, siguieran inactivos a nivel laboral para continuar sus estudios. Sin embargo, en el grupo de jóvenes con estudios primarios, la inactividad está más ligada a factores familiares que a la formación.
El informe ha sido realizado por Begoña Cueto y Almudena Moreno. El dossier pretende aportar resultados y elementos para analizar todas estas cuestiones, en particular la relación de los jóvenes y el mercado laboral, porque es necesaria una reflexión bien documentada para adoptar decisiones efectivas que incrementen las oportunidades laborales de los jóvenes.
La Obra Social ‘la Caixa’ está profundamente comprometida en mejorar la situación de los jóvenes, y para ello ha puesto en marcha programas que pretenden dotarles de oportunidades laborales, como el Programa Incorpora, destinado a facilitar la integración laboral de las personas en riesgo de exclusión social.
Tras la presentación de unos indicadores generales que proporcionan una panorámica social, el Barómetro expone algunos indicadores clave para entender la situación específica de la juventud en España, comparándola con la de otros países de nuestro entorno. A continuación se tratan dos temas de especial interés: la relación entre nivel educativo y participación de los jóvenes en el mercado de trabajo, y la eficacia del programa Garantía Juvenil como solución al desempleo juvenil.
Tras exponer la drástica caída del empleo entre los jóvenes durante la reciente crisis, Begoña Cueto muestra cómo un bajo nivel educativo es un obstáculo para encontrar trabajo, y pronostica un aumento del nivel de inactividad. Esta baja participación en el mercado laboral puede conducir a largo plazo no solo a una exclusión laboral, sino también social. Para evitarlo son necesarias políticas de empleo diferenciadas, dirigidas específicamente a los jóvenes con bajo nivel educativo.
La inequidad es el tema principal de la entrevista con Michael Marmot, que subraya los graves efectos que las desigualdades sociales tienen en la salud de las personas desde los primeros años de vida, y que se plasman en una mayor prevalencia de ciertas enfermedades, el inicio temprano de discapacidades y una menor expectativa de vida. Marmot propone una serie de políticas de salud pública orientadas a la reducción de las desigualdades sociales. El dossier incluye también una reseña de este número que confronta dos libros que presentan enfoques complementarios para el estudio de la pobreza: uno se centra en la evaluación y determinación de sus causas; mientras que el otro hace hincapié en las consecuencias de la pobreza en el bienestar y tomar de decisiones, indica el informe.
El dossier se cierra con una sección de buenas prácticas sobre el Programa Incorpora, donde se expone cómo el trabajo conjunto entre las entidades de un mismo territorio favorece la integración sociolaboral de los jóvenes en riesgo de exclusión social, según los datos aportados por ‘la Caixa’. Todo ello pone de manifiesto la intención de ‘la Caixa’ de evaluar la situación de desempleo del segmento juvenil de la sociedad y las causas que lo provocan, que en este caso se identifican con problemas de formación de manera estructural.
La situación económica hace que los jóvenes vivan con sus padres
La situación económica de los jóvenes que viven con sus padres ha cambiado a lo largo de los últimos diez años. En 2005, el 44% de los jóvenes que vivían con sus padres estudiaba, frente a casi el 60% en 2015. En 2005, el 40% de ellos trabajaba, más del del doble que diez años más tarde (17%). La diferencia entre el rendimiento medio de los alumnos más y menos favorecidos socioeconómicante, en 2015 en España, fue de 80 puntos en las tres competencias: lectura (80), ciencia y matemáticas (82).
Ello equivale a un retraso estimado de dos años de enseñanza (el avance registrado de un año escolar representa alrededor de 40 puntos en las pruebas).
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