La guerra de las negociaciones en el Parlamento Español
Los resultados de las últimas elecciones generales, han tenido como consecuencia que la hipótesis del Gobierno de coalición entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español haya pasado del terreno de la teoría especulativa al campo de la realidad. La situación de Cataluña, en primer lugar, y la salida de la crisis económica, en segundo, hacen que sea obligado plantearse la conveniencia de un acuerdo del Partido Popular, Partido Socialista Obrero Español y Ciudadanos en el intento de dar respuesta adecuada a ambas cuestiones.
La magnitud de estos dos grandes problemas hace inviables las dos opciones alternativas que podrían plantearse. Un Gobierno interino hasta la celebración de nuevas elecciones, abriría un periodo demasiado largo de incertidumbre para la adopción de las políticas requeridas por la situación. La opción por un Gobierno de izquierdas forzaría al Partido Socialista Obrero Español al entendimiento con unas fuerzas políticas próximas, según la ocasión, a la impugnación del actual sistema político, o a la superación del propio Partido Socialista Obrero Español como opción política del centro izquierda español.
Algunos dirigentes del Partido Popular, están algo sorprendidos y molestos por el comportamiento “vergonzante” en público de los demás partidos, tras sentarse a negociar con ellos distintos aspectos en el arranque de esta XI legislatura tan compleja. El caso más sonoro de distorsión, entre lo que se manifestó públicamente, y lo que el Partido Popular dice que se conversó en privado en variadas reuniones, se ha visto para el acuerdo final de la Mesa y la presidencia del Congreso de los Diputados.
La negociación de la presidencia y la Mesa del Congreso, comenzó con un ofrecimiento claro al Partido Socialista Obrero Español: ¿presidencia o mayoría?, a elegir. Había nueve puestos y estaba en juego el tercer cargo institucional del país, o que el órgano tuviera más miembros de derechas o de izquierdas. El Partido Popular asegura que el Partido Socialista Obrero Español optó por situar en la presidencia a Patxi López. El reparto quedó entonces con tres miembros para el Partido Popular, dos para Ciudadanos, dos para el Partido Socialista Obrero Español y dos para Podemos. Pacto cerrado.
El Partido Popular se ve abocado a otras elecciones generales en primavera, y corrobora que no son el peor escenario. El Partido Popular fijó ese criterio en público al comentar esta legislatura, después de ver la representación de los partidos políticos en el Congreso, que aunque la repetición de elecciones no es lo mejor en estos momentos, tampoco sería la peor opción para el Partido Popular. Luego otros dirigentes políticos remarcaron que si los comicios se vuelven a convocar, el resultado podría ser más negativo para el Partido Socialista Obrero Español y Ciudadanos. La tesis que se maneja en el Partido Popular, es que el electorado optará por hacer más útil su voto, y que entonces se podrían captar parte del votante que se les fugó el 20-D al partido de Ciudadanos. Ese es también el temor en las filas de Ciudadanos. La encuesta de Metroscopia para algunos medios de comunicación, reflejan sin embargo un alza en el partido naranja mayor que en el Partido Popular, pero confirma el castigo al Partido Socialista Obrero Español, que sería superado por Podemos. En el Partido Popular van a incidir en esa vía para incrementar la presión sobre el Partido Socialista Obrero Español, cuando muchos de sus máximos dirigentes autonómicos, ya se han opuesto a las estrategias políticas llevadas a cabo por el líder del Partido Socialista Obrero Español.
Los españoles no quieren que se repitan las elecciones, y prefieren que los partidos hagan un esfuerzo por alcanzar acuerdos que conduzcan a la formación de un Gobierno. Un 61% de los consultados por Metroscopia, aboga por el entendimiento, y quedan en un 33% quienes prefieren ir de nuevo a las urnas. Entre estos últimos destacan, a gran distancia del resto, los votantes de Podemos. Poco cambiaría el resultado si se celebraran ahora nuevos comicios. El Partido Popular volvería a ser primera fuerza, aunque Podemos sobrepasaría al Partido Socialista Obrero Español por algo más de un punto. Ciudadanos saldría reforzado con casi tres puntos más.
No son los ciudadanos, sino los dirigentes de las fuerzas políticas los que ponen líneas rojas y condiciones para los acuerdos. Los ciudadanos muestran una amplitud de miras notable con tal de que no tengan que repetirse las elecciones; además, las cosas no cambiarían sustancialmente.