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Hasta hace poco Melilla abastecía de productos a la zona de Nador, Oujda y Alhucemas; sin embargo, las cosas han empezado a cambiar, y algunos distribuidores de la zona del Rif ya lanzan sus productos a las provincias de Tetuán y Tánger, espacios reservados a productos ceutíes.
La aduana de Melilla favorece la entrada de todo tipo de productos dirección Marruecos, por lo que una vez despachados por la aduana marroquí de Beni Enzar, ya están en libre tránsito, lo que significa que pueden venderse legalmente en cualquier punto del país. La aduana marroquí que atiende a la de Melilla es peculiar, ya que las trabas a la importación de productos alimenticios son mínimas, contrariamente a lo que sucede en Tánger, por ejemplo.
Muchas golosinas originarias de Ceuta ya no pueden competir con las que entran por Melilla, mucho más baratas y con presencia legal, a diferencia de las ceutíes, en estado irregular.
Los compradores hacen cuentas, y si la diferencia resulta aceptable, prefieren el producto procedente de Melilla, pues los costes desde Ceuta se han incrementado considerablemente, todo ello a raíz de las retenciones y la subida de precio que supone pagar más por cada pase a los porteadores.
La red de distribuidores de productos procedentes de Ceuta, en su mayoría radicados en Castillejos, contemplan con preocupación la penetración de sus competidores rifeños en una zona que consideraban como propia y sin competencia.
La logística rifeña no es de ahora y es de muchos galones, bastará la simple determinación para que empiecen a crear redes de almacenistas en las provincias de Tetuán y Tánger, sitios que siempre han querido evitar por el tirón sentimental de sus tierras, pero los negocios son negocios, y cada vez tienen más claro que su oferta es manifiestamente más barata que la ceutí.
Lástima que no se pueda acceder a los datos de facturación de la aduana melillense, así como a las cuentas aproximadas de importaciones realizadas desde Ceuta dirección Marruecos, pues tales datos resultan esenciales para conocer la verdadera situación en ambas ciudades.
Algunos datos sobre Ceuta arrojan la cantidad de 60 millones de euros mensuales en mercancías destino Marruecos.
Los 60 millones salen por deducciones de personas establecidas en la frontera de Bab Sebta, muy habituadas a ver bultos y expediciones comerciales año tras año y por lógicas de signos exteriores.
De los 60 millones, 53 se asignan a porteadores con vehículos, siendo la cuenta: 5500 vehículos con una compra de 600 euros cada uno, una cuenta sencilla y que tiende a la baja, pues cada coche de porteador no transporta menos de 1000 euros. 5500 x 600 = 3.300.000€
Lo que multiplicado por 16 días mensuales de actividad, una vez deducidos viernes, sábados y domingos, arroja la nada despreciable cifra de 52.800.000.
Los porteadores de a pie suman una media de 7000, a los que se asigna una compra media de 25 euros a cada uno de ellos, lo que multiplicado por 16 días de actividad, arroja una cantidad cercana a los 200.000 euros, una cantidad que no escandaliza a nadie, lo que al mes viene a ser unos 3.000.000 de euros.
A todo eso hay que añadir las corpas selectivas y de volumen, es decir, las que realizan los turistas marroquíes y las compras en grandes superficies.
Este apartado es más difícil de cuantificar, pero nadie duda que ambas partidas puedan alcanzar la cifra de 4.000.000 millones mensuales.
Hablar de la evolución demográfica de la provincia de Tetuán también tiene su lado positivo, pues con el aumento de personas que entran en Ceuta también entra mucho más dinero ahora que hace algunos años, sin olvidar que Marruecos no impone límites a esa salida de dinero (existe una una norma prohíbe sacar más de 1800 dírhams a cada ciudadano marroquí), lo que favorece notablemente a la economía ceutí.
No es de inteligentes renunciar a tan ingente cantidad de dinero; antes bien, se impone el sentido común en busca de una regulación eficaz de todo ese flujo económico, de forma que se estabilice y permanezca en el tiempo.
Las decisiones unilaterales tan solo favorecen el desconcierto y el descontrol. Toda decisión con respecto al flujo de personas, vehículos y mercancías debe tomarse de forma conjunta.
Hablar con Marruecos no debe contemplarse como un desafío y como horizonte inabordable, sino como una necesidad imperiosa, pues Marruecos también necesita hablar con Ceuta, aunque algunos signos puedan mostrar lo contrario. La realidad se impone y urge establecer puentes de comunicación fluidos y estables, sólo así podrá encontrarse una solución al problema que acucia a miles y miles de personas, sin olvidar que la situación amenaza seriamente a su futuro y al de generaciones venideras.
* Presidente del Club de Residentes Ceuta
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