¿Era Cristóbal Colón Judío? (IV)
Su apellido, originariamente Colombo, lo lima a través de la forma catalana Colom, propia de judíos, hasta quedar en Colón. Además, su madre se llamaba Susanna, y Jacobo el abuelo materno, nombres muy hebreos

Al igual que en la Historia de los Descubrimientos Geográficos, hubo un momento en que la historiografía hizo gala de una exagerada “feniciomanía”, situando a los fenicios en cualquier parte del Mediterráneo, cosa parecida ha sucedido con lo que podemos denominar “judeomanía”.
Después de que un significado historiador español escribiera que los judíos eran tronco y yedra en la Historia de España, no han faltado seguidores que se han afanado por localizar sangre hebrea en Santa Teresa, en San Juan de la Cruz, en Gonzalo Fernández de Oviedo y … en Colón.
Realmente el personaje se presta a ello; y diversas son las notas que se apuntan para asignarle una condición judía. Su conocida reserva por lo que se refiere a su pasado no obedece a una intención de ocultar su origen humilde, a pesar de los intentos de su hijo Hernando por enaltecer el linaje del Almirante, diciendo que procedía “de sangre ilustre, aunque sus padres, por mala fortuna, hubiesen venido a grande necesidad y pobreza”. Todo se debía simplemente a su hebraísmo en un momento difícil para esta raza. Colón nunca demostró estar afectado de un nacionalismo genovés; él es un genovés no asimilado, sin arraigo moral ni cordial, o sea, que era más bien un ave de paso, dispuesta a hacer su nido en cualquier parte. Ello sólo se explica admitiendo su filiación judía, afectado de una gran movilidad y dispuesto a ser portugués en Portugal y castellano en Castilla, pero nunca genovés-genovés como eran sus compatriotas.
Su apellido, originariamente Colombo, lo lima a través de la forma catalana Colom, propia de judíos, hasta quedar en Colón. Dentro de la misma familia nos encontramos también que su madre se llamaba Susanna, y Jacobo el abuelo materno, nombres muy hebreos.
Hablaba Colón denotando su condición de extranjero. Más de un contemporáneo señala esta nota característica de su habla extraña. La explicación se encuentra en que Colón dominaba el castellano del siglo XIV propio de una familia sefardita trasladada desde Mallorca hacia Génova en el siglo XIV.
Muchos son los catalanismos que se apuntan en su prosa y, sin duda, Colón adquirió una formación dentro de un ambiente de cosmógrafos judeo-catalanes, entre los cuales descuella Jehuda Cresques, alias Jaime Ribes desde la persecución a los judíos en 1391. También la escritura denota esa condición de descendiente de sefarditas. Siempre escribirá en castellano a sus hermanos, a sus hijos, al embajador de Génova, etc. Sólo hace una anotación en italiano llena de errores, y varias en latín con fallos propios de un castellano.
Una de las facetas más interesante de cualquier persona es su religiosidad. Por lo que a Colón se refiere, Bartolomé de Las Casas hizo constar que “ en las cosas de la religión cristiana, sin duda era católico y de mucha devoción”. Ese sin duda denota cierta inseguridad o temor a que se le discuta tal afirmación. Cierto es que el Almirante dispensó una gran devoción a la Santísima Trinidad, propia de los judíos conversos.
Su conocimiento de la Biblia, sus continuas notas bíblicas, sus referencias a Tharsis, a las minas del rey Salomón, a las profecías de Isaías sobre la inmediata llegada del Mesías, despiden un aroma hebreo. Su obsesivo interés por reconstruir la Casa Santa o Templo de Jerusalén es traído a colación por los defensores del hebraísmo colombino. Los especialistas en este tema apuntan que siempre hubo un anhelo por lograr y mantener el acceso a las fundaciones cristianas de Jerusalén. Los franciscanos, en especial, mostraron un continuo celo por los Santos Lugares. En esta dirección hay que situar la preocupación colombina de reconstruir la Casa Santa, sabedor de que los Reyes Católicos eran reyes de Jerusalén y patronos de los Santos Lugares, que es a lo que él se refiere.
Judía es también su codicia, su afán por el oro, su idea de enriquecimiento. Le interesa el oro como instrumento de poder y de gloria, aparte de que el preciado metal era imprescindible en la economía monetaria de entonces y todos los Estados lo buscaban.
En cuanto a la presencia en su entorno de protectores con origen converso, es lo propio de la época. No estaba Colón en condiciones de elegir a sus amigos y protectores en la Corte cuando desesperadamente buscaba el apoyo a su proyecto. Y en la búsqueda de vestigios no ha habido duda alguna en señalar la presencia entre sus protectores de algún judío converso, cual es el caso de Luís de Santángel cuyo apoyo a la causa colombina fue decisivo o de fray Diego de Deza que vio con simpatías el plan de Colón y siempre, reconoce éste, ”me ha favorecido y deseado mi honra”.
Lo mismo que se resalta la extraña firma usada desde 1493 y que fija Colón al instituir el mayorazgo en 1498 con siete letras en forma triangular:
S
S A S
X M Y
Esta esotérica firma es en sí otro enigma más en la biografía de Colón. Miles han sido las interpretaciones: Sanctus/ Sanctus Ave Sanctus/ Xpoforus, María, Yoannes… O también: Servus / Sum Altissimi, Salvatoris /Xristo, María, Yesus…
El “Xpo. Ferens” con el que remata sus escritos es la forma grecolatina de su nombre, Cristóbal a traducir por “el que lleva a Cristo”
Con base a lo expuesto se ha concluido diciendo que Colón es un ligur de origen sefardita. El Almirante era un genovés de lengua y cultura castellana por la sencilla razón de que su familia era judeo-española de origen catalán o, tal vez, mallorquín, en cuyo seno se hablaba el castellano-sefardita. Más de una característica vista en Colón y útil para defender su raigambre hebrea puede ser aplicada a otros personajes. La oscuridad que rodea su pasado es la que envuelve también el pasado de Hernán Cortés o de Francisco Pizarro, por ejemplo. Lo cierto es que en la exposición de todas estas tesis, a lo que más llegan a conceder notables colombinistas es que el ilustre genovés pudo haber tenido un lejano origen judío. Cosa, por otro lado, que no estamos en condiciones de afirmar ni de negar con seguridad.