Los verdaderos héroes anónimos

El voluntariado es algo que a todos les suena pero que muy pocos conocen. En el caso de quienes componen el Equipo de Intervención Rápida de Emergencias (ERIE) de Cruz Roja, su labor es conocida y cada vez que se produce un asalto masivo de inmigrantes, o una intervención importante como la de la semana pasada en Benzú, el chaleco de Cruz Roja aparece en las instantáneas. Sin embargo, poco o nada se habla de quien estando en su casa, con sus amigos, o descansando, sale a la carrera para ayudar de manera desinterasada a aquellos que acaban de arribar a la ciudad después de un periplo que les ha llevado a cruzar varios paises en busca de una oportunidad de futuro. El del voluntario se trata de un trabajo anónimo, silencioso y que pasa desapercibido entre grandes titulares, pero que resulta imprescindible para que la atención al inmigrante sea óptima. Los voluntarios son el primer eslabón de una cadena de atención a los inmigrantes que en Ceuta ha demostrado funcionar con éxito. Pero además son un rostro amigo. Y es que, los inmigrantes se saben a salvo cuando ven el chaleco de Cruz Roja. Por ello, el rostro de quienes los atienden cuando entran en la ciudad se queda grabado en su memoria a fuego y es raro que lo olviden. Estos rostros anónimos para el resto de la sociedad, se convierten en la imagen de una oportunidad de futuro para quienes han abandonado su país para llegar a la Europa prometida. Estos voluntarios son auténticos héroes detrás de los cuales también hay un importante trabajo de formación. Y es que, sin un equipo detrás que gestione y coordine a los voluntarios, estos no podrían desarrollar su labor con tan buenos resultados. Por ello, a Cruz Roja es importante felicitarla cada vez que se tiene la oportunidad. Su labor es una pieza fundamental que, aunque a veces pasa desapercibida, se ha convertido en un pilar sin el que el Estado del Bienestar se tambalearía.