Marruecos, cara a las catástrofes naturales

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Obviamente, ulemas y expertos científicos tiene el Reino de Marruecos, un país soberano como es sabido y, en buena manera, aun en construcción. Una vez más, este escribano del limes se limita a exponer una realidad levantando acta, a modo de “adul” (notario) de la misma, intentando separar el trigo de la paja, o sea la realidad empírica de la ciencia ficción política.

No voy en este momento a indagar sobre si las catástrofes (maremotos, terremotos...) y otras calamidades telúricas), son un peculiar castigo de Allah/Dios sobre las depravadas criaturas en teoría por él creadas, la doliente humanidad, tal y como se intenta argumentar desde las distintas filas de los fundamentalismos religiosos de uno u otro género, en el caso del vecino país a cargo de conocidas personalidades religiosas (ulemas, jeques y predicadores de cualquier pelaje) e incluso de determinados líderes políticos. Ya caerá esa breva cuando corresponda.

Lo que procede ahora es más prosaico y cartesiano. Después de la desastrosa gestión inicial del violento y luctuoso terremoto del 24 de febrero de 2004 (hubo otro temblor de tierra importante diez años antes, el 26 de mayo de 1994 y otro posterior, el 25 de octubre de 2012), de hasta 6,3 de magnitud en la escala de Richter y epicentro en Ait Kemara, apenas a 15 kms. de Alhucemas, con su secuela de más de 600 muertos y que solo fue trabajosamente encauzado cuando el mismo Rey, Mohamed VI, se arremangó plantándose sobre el terreno dando ordenes directas y enderezando las operaciones (testigo fui a pie de obra), está por ver si algo ha cambiado en el país y se ha aprendido la dura lección recibida.

En Marruecos, como es sabido, hay de hecho dos sensibilidades gubernamentales: la oficial, el gobierno formal presidido actualmente por Abdelilah Benkirán (secretario general de los islamistas parlamentarios del PJD, Partido de la Justicia y el Desarrollo) y la paralela, un gobierno de facto en la sombra a cargo de los consejeros reales.

Es curiosa e ilustrativa al respecto la portada (que reproducimos) de Libération, el diario de la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares) y que carga sin miramientos contra el gobierno del PJD y sus socios. Lo curioso es que la USFP no recuerda si, cuando los socialistas de Yussufi estuvieron en el gobierno hace años (en los últimos tiempos del fallecido Hassan II), hicieron algo positivo por enmendar la situación. No parece y, estructuralmente, el gobierno Benkirán bien puede defenderse hablando de la “herencia” recibida.

Otra caso es la gestión directa, pues aunque no ha habido víctimas que lamentar ni graves daños materiales en el último temblor del pasado 25 de enero, la reacción del gobierno formal parece haber sido bastante timorata: el propio portavoz del mismo, el ministro de Comunicación Mustafa Jalfi (PJD), se excusaba cariacontecido el 26 de enero en el Parlamento, reconociendo que “Los canales de TV nacionales no han cubierto lo suficiente el seísmo de Nador y Alhucemas en el comienzo de la jornada”. Peor aun: ni Benkirán ni ninguno de sus ministros, tanto del PJD como de la coalición gubernamental (RNI, MP y PPS) tuvo la dignidad y los reflejos políticos de trasladarse inmediatamente a la zona afectada, calmando a la inquieta y desconfiada población temerosa de eventuales y peligrosas réplicas.

Reacción muy diferente en el gobierno de hecho, el poder fáctico en la sombra. Así y siguiendo una instrucción real, el ministro delegado de Interior (ministro de soberanía, nombrado por el Rey), el tecnócrata Charki Draiss acompañado del secretario general del ministerio de la Salud y del inspector general de Protección Civil, se desplazaba el miércoles 27 hasta la siempre bella y luminosa Alhucemas (capital histórica del Rif) continuando luego hasta Nador, a fin de evaluar la situación sobre el terreno y pulsar el sentimiento de la población.

En Alhucemas, Draiss avanzó que sus servicios podían disponer inmediatamente de seis mil tiendas de campaña, helicópteros de observación y rescate y numerosas ambulancias, mientras pedía calma a la población y confianza en las autoridades.

Parece que en Marruecos algo sí se ha aprendido, aunque los socialistas del desgastado “zaim” Driss Lachgar vean las cosas de otro modo e insistan, en Libération, sobre la “ausencia en Marruecos de una estrategia nacional de gestión íntegra de los riesgos”. Yo no digo nada, pues Libération se apoya ni más ni menos que en un informe oficial del Tribunal de Cuentas sobre la “Gestión de las catástrofes naturales” .

También, todo hay que decirlo, en la tarde del miércoles 27 de enero, centenares de temerosos y airados rifeños se concentraban delante de la sede de Protección Civil de Imzuren solicitando tiendas de campaña para pasar la noche, asustados por las réplicas y la existencia de grietas en sus viviendas. Desde la zona, algunos contactos me confirman que después del lunes 25 muchos habitantes pasaban la noche en las calles...

De la pertinaz sequía les escribo otro día..., así como de las últimas inundaciones de 2014 en el sur del país (Ouarzazat y Guelmin), en las que cerca de 40 personas habrían perdido la vida. O del frío, el insoportable frío que hiela el aliento en invierno a las humildes poblaciones de montaña del Atlas marroquí, más o menos auxiliadas por valerosos destacamentos de las FAR (Fuerzas Armadas Reales) desplazados al efecto.

Marruecos.... Un país tan bello como duro; tan rico como injusto.

Haya salud. Visto.

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