Una de las acusaciones pide 24 años de prisión al acusado de abusos a alumnas del Lope

Se ha cumplido un año desde que se destapara el caso de presuntos abusos sexuales por parte de un trabajador del Plan de Empleo a varias alumnas del CEIP Lope de Vega y las distintas acusaciones presentadas en el proceso judicial ya están remitiendo al juzgado sus calificaciones de los hechos. Una de ellas, que representa a dos de las víctimas, pide para el acusado Juan Antonio G.C. doce años de prisión por cada una de las menores y así lo pone en su escrito, al que ha tenido acceso EL PUEBLO. Entiende la acusación particular que las pruebas son concluyentes y que procede imponer al acusado la pena de 12 años de prisión respecto a cada una de las dos menores, así como la prohibición durante 5 años de aproximarse a las niñas, a su domicilio o lugar donde se encuentren a menos de 200 metros, la prohibición de comunicarse con ellas durante el mismo tiempo, y la tenencia y portes de armas.

Desde la acusación, en su escrito, recuerdan cómo el investigado trabajaba desde primeros de octubre de 2017, como beneficiario del Plan de Empleo, en tareas de mantenimiento en el CEIP Lope de Vega. Una situación que este “aprovechó” para relacionarse con varias menores e intentar ganarse su confianza. Para ello en algunas ocasiones les entregaba golosinas, pero además aprovechaba las oportunidades en que las niñas se encontraban a solas, en diversas fechas y durante el horario lectivo en la mayoría de los casos, para realizar tocamientos de índole sexual a las mismas.

Una de las menores, incluida en este procedimiento, manifestó a sus padres haber sufrido tocamientos de diversa índole por parte del investigado, en alguna ocasión en el centro escolar donde el denunciado trabajaba, y en otras en un garaje que tenía cerca del colegio. Sobre los abusos en el centro escolar, esta menor contaba cómo se llevaron a cabo en los bancos utilizados por las escolares y en algunas sillas que se encuentran en el pasillo, mientras el resto de los alumnos permanecían dando clases en las aulas y la menor había salido al baño para hacer sus necesidades.

Fuera del centro

Según las víctimas, el investigado les ofrecía caramelos a varias de las alumnas del centro, con la finalidad de atraerlas hacia él y llevarlas a algún lugar en el que se producían tocamientos en partes íntimas e incluso besos en la boca. Pero los presuntos abusos también se produjeron fuera del centro escolar, en un garaje que el procesado tenía cercano al domicilio familiar de una de las víctimas. Por todo ello, el Juzgado de Instrucción nº 2 de Ceuta abrió una causa en marzo de 2018 tras la detención de Juan Antonio G.C, por varios delitos de abusos sexuales sobre distintas alumnas de corta edad. Tras varios meses de instrucción, se emitía un auto procesando al investigado a la espera de vista oral. Entonces se pedía a las acusaciones particulares, así como a Fiscalía, que remitieran su escrito de calificación. Escritos que están entrando en el juzgado en estas semanas.

Según el auto de la magistrada que instruyó la causa, Mª Victoria Rodríguez, “los hechos revisten, por ahora y con carácter indiciario, los caracteres de doce delitos de abusos sexuales continuados sobre niñas menores de 16 años”. En este sentido, señala que “existen indicios de criminalidad suficientes y justificados, en relación a dichas infracciones criminales y hechos, en contra del imputado Juan Antonio G.C.”, por lo que “procede pues decretar el procesamiento del aludido imputado, a tenor de lo dispuesto en el artículo 384 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, entendiéndose con el mismo las diligencias sucesivas, en la forma y modo, que establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal”. Así, por dos de los casos se enfrentaría a hasta doce años de cárcel y por cada uno de los otros diez, a seis más, un total de 66.

Declaraciones coincidentes

Las declaraciones de todas la menores coinciden en que eran interceptadas por el investigado cuando salían del servicio, dándoles “besos en la boca, realizándole tocamientos en los pechos y en la vagina por debajo de la ropa, llegando en diversas ocasiones a introducir su dedo en la misma, haciéndole daño”, añadiendo que “en alguna ocasión ha ocurrido también en las sillas que se encuentran en el pasillo, mientras los alumnos permanecen dando clases en las aulas y la menor ha salido para hacer sus necesidades”.