DÍA DE CEUTA
Manifiesto del MDyC por el Día de Ceuta
No han dudado los partidos de la oposición en salir (casi) en bloque a criticar al Gobierno tras conocer la sentencia del Tribunal Supremo sobre el nombramiento de viceconsejeros. Así, este jueves le exigían al Ejecutivo que cese a los siete viceconsejeros no electos que incluye en su estructura e incluso advertía el líder del PSOE de que, de no ser así, quedarían en el aire posibles acuerdos para sacar adelante cuestiones cruciales como los presupuestos de la Ciudad Autónoma. A excepción de Vox, el resto de partidos de la oposición han reprochado al Ejecutivo estos nombramientos e incluso en el caso de MDyC y Caballas han ido más allá para pedir que se solicite la aplicación de la disposición transitoria quinta de la Constitución que permitiría a Ceuta convertirse en comunidad autónoma. Los grupos dejan así arrinconado al Ejecutivo en su defensa de la autonomía de la Ciudad y su capacidad de autoorganización.
Sorprende que estos partidos de la oposición ‘muerdan’ y se pongan de acuerdo para repartirse asesores en el seno de la Asamblea, mientras ahora desde la oposición sí ven con malos ojos el nombramiento de los viceconsejeros por que no se trata de diputados. En este sentido, es penoso la forma de actuar de estos partidos –sobre todo el PSOE–, dando una imagen de ‘equipo pequeño’ y delatando con ello la falta de aspiraciones de gobierno y la visión cortoplacista de arremeter contra el enemigo político aunque sea a costa de recortarle competencias al Ejecutivo y al futuro de la ciudad.
Y es que, el equilibrio de competencias, es importante en Ceuta. No ser ayuntamiento conlleva un estatus que pone a la ciudad de ‘tú a tú’ con otras comunidades en ámbitos como los consejos interterritoriales o en las transferencias de fondos. Ser ayuntamiento limitaría las capacidades de Ceuta, que dependería aún más de una administración demasiado lejana, pero convertirse en autonomía requiere de una maquinaria y un músculo que podría terminar consumiendo a la propia ciudad.
De ahí que el debate haya que abrirlo, pero desde el sosiego y teniendo claro que el consenso es vital para adoptar una decisión de calado como esta. En este espacio no pueden caber las crispaciones o los intereses a medias. Mientras tanto, la crítica, el reproche o el restar capacidad a la administración ceutí no sirve más que para terminar provocando un daño colateral que puede ser irreparable.
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