«No solo aumentan las denuncias, si no que las edades de las víctimas son cada vez más tempranas»

ENTREVISTA

Este año se ha incrementado el número de mujeres atendidas en el CAM por casos de violencia de género, una lacra que cada vez afecta a mujeres más jóvenes -más 60 casos son de mujeres menores de 40 años-

3449_b
3449_b

• Pregunta.- ¿Existe un perfil de mujer maltratada o cualquier mujer está expuesta?

Respuesta.- Sí, cualquier mujer es vulnerable y puede ser víctima de violencia de género, lo que se ha estudiado más es el perfil del maltratador y en cualquier manual están bien definidos estos perfiles. Sin embargo, cualquier mujer puede ser víctima y, de hecho, la violencia hacia la mujer es la máxima expresión de las desigualdades por razón de sexo.

P.- En los últimos años se ha intensificado la información sobre la lucha contra la violencia de género y se ha visibilizado más el problema, ¿esto ha ayudado a que la mujer que pueda estar siendo maltratada supere la barrera del miedo y dé el paso de contarlo y pedir ayuda?

R.- Lo más complicado es dar el paso hacia adelante y decir ‘basta ya’. Las campañas, la publicidad, el incremento de recursos y lo que se ha legislado para proteger a las víctimas ha permitido que las mujeres tengan la percepción de que a la hora de salir de este infierno no están solas y pueden encontrar apoyo auténtico: defensa legal, atención sanitaria de manera inmediata, apoyo de los servicios sociales, y muchas medidas para recuperar la independencia económica y poder ser autónomas.

P.- Cuando una mujer da el paso y denuncia que está siendo maltratada, ¿cómo la ayuda el Centro Asesor de la Mujer?

R.- Nosotros estamos aquí para atender a la mujer y ese es nuestro cometido principal: la atención directa a cualquier mujer. Siempre se nos identifica con la atención a las víctimas de la violencia de género, pero también asesoramos en multitud de temas como la búsqueda de empleo, resolver cualquier duda legal, formación, talleres... aunque en los casos de violencia de género, se deja todo y la mujer recibe una atención inmediata. De acuerdo con nuestro protocolo de actuación, la mujer pasa por el departamento informativo y si ella reconoce la problemática, se deriva al departamento de trabajo social, donde se realizan unas entrevistas para recoger información que permite establecer el nivel de gravedad de la situación. Según el nivel de gravedad, o si viene derivada de la Policía o el juzgado, y se requiere intervención urgente para el acogimiento, se valoran los recursos de acogida. Si necesita apoyo y contar su historia, se empieza el circuito: acogida, recogida de información, y trabajo con la mujer. Si es necesario se la deriva también al departamento psicológico, donde se trabaja para arropar, acompañar, recuperar la autoestima, aliviar la angustia y empezar a elaborar un plan personal de trabajo, todo ello de manera coordinada con el departamento jurídico. Asimismo, se establece la coordinación con el resto de instituciones como el Ingesa, con Educación si hay niños, o con el SEPE porque en el proceso de recuperación se las deriva a todos los programas que existen para la inserción social.

P.- En general, ¿las mujeres llegan hasta aquí solas o, por el contrario, hay quienes las acompañan y de alguna manera las empujan a contar su historia y pedir ayuda?

R.- Una gran parte vienen acompañadas, bien de un familiar, de una vecina... aunque también vienen algunas mujeres solas, notamos que en la mayoría de las ocasiones alguien del entorno próximo las acompañas y las anima a dar el paso.

P.- ¿Sigue existiendo miedo a no ser creída?

R.- Sí y de hecho sigue ocurriendo. La sociedad no ha cambiado tanto como sería lo deseable y siguen siendo muy necesarias las campañas de concienciación porque las mentalidades no cambian de un día para otro. Efectivamente, en algunos entornos, existe cierto rechazo a identificar estas situaciones como propias de violencia de género. Cuando las víctimas sienten que no son comprendidas, que son cuestionadas y empiezan a hacerles preguntas sobre la veracidad o la auténtica intención de contar la historia de ella por si estuviera velada por obtener algún beneficio, las mujeres sienten miedo.

P.- ¿Cuántas mujeres, víctimas de violencia machista, han pasado por el CAM este año para recibir atención?

R.- Han aumentado desgraciadamente y a nivel nacional igual. Este año se han incrementado las denuncias por malos tratos en todo el país, llegando a las 80.814. El dato es superior al registrado en los años anteriores y en nuestro Centro Asesor de la Mujer también hemos notado, no solamente que aumentan las denuncias, si no que las edades de las víctimas son cada vez más tempranas e incluso hemos tenido cuatro casos de jóvenes menores de 18 años. Es algo realmente preocupante porque uno piensa que la edad más común es entre 30 y 50 años, pero cada vez hay más mujeres víctimas de violencia de grupos de edad entre 20 y 40 años. En concreto, hemos tenido 28 casos de maltrato en mujeres de entre 21 y 30, y 29 casos en los que las edades de las víctimas oscilaban entre los 31 y 40 años. Además, hemos registrado 3 casos de víctimas de entre 18 y 20 años.

P.- Precisamente se lleva unos años alertando sobre el rebrote de violencia entre los jóvenes, imagino que esto ha llevado al CAM a reorientar las campañas de concienciación hacia esta parte de la población, ¿cómo está funcionando?

R.- Efectivamente. Nosotros consideramos que es fundamental ir adaptándonos según al colectivo al que nos dirigimos. A nivel nacional se ha producido un incremento de agresiones sexuales, y desde hace un par de años, hemos desarrollado campañas dirigidas a adolescentes para prevenir agresiones sexuales. Este año también hemos hecho una campaña difundiendo folletos con el eslogan ‘No es no’, con una serie de pistas para identificar las señales de alarma en violencia de género, los recursos de ayuda, y cómo combatirla. También tenemos recursos, en horario de tarde, para apoyar a chicas adolescentes y a menores expuestos a violencia de género, que brindan apoyo psicológico y orientación. Es un servicio que lleva tiempo funcionando y que tiene muchas derivaciones del servicio educativo.

P.- En el ámbito educativo, ¿barajan poner en marcha nuevos proyectos?

R.- Tenemos un proyecto muy interesante, que está ahora mismo en proceso de licitación, que se va a desarrollar en todos los centros educativos, y a todos los niveles, que es un programa de complemento educativo y pedagógico a menores expuestos a violencia de género. En ese programa se van a trabajar sobre todo los valores y la diversidad de género, porque muchas veces se castiga al que es diferente, y la prevención de violencia de género. Se trata de talleres de educación afectivo-sexual dirigidos a adolescentes para combatir el trato incorrecto de las relaciones afectivas o de pareja. Pero no sólo hay que trabajar con los jóvenes, también con los padres y las madres, porque en el entorno familiar es donde más atención hay que tener desde edades tempranas. Nada es neutro, todo tiene un impacto y por ello es obligación de los padres y las madres revisar el contenido al que acceden sus hijos a través de los dispositivos digitales y valorar el impacto que puede tener. Estos programas tienen una línea importante a través de las asociaciones de madres y padres de los colegios, porque hay que trabajar mucho para que se conozcan los diferentes tipos de aplicaciones, redes sociales o juegos y saber cómo impactan en los jóvenes, o cómo poder orientar la comunicación con los menores.

P.- Y fuera de los centros educativos, ¿tienen prevista alguna nueva acción?

R.- Otro programa que vamos a sacar para prevenir la violencia sexual en adolescentes está enfocado a los bares y locales de ocio de la ciudad. Nos estamos basando en cosas que han hecho en otras comunidades, con campañas para formar a los trabajadores de los pub para que puedan detectar posibles situaciones de acoso o de abuso. Es habitual la imagen de que te colocan algo en la bebida y en el marco del abuso del alcohol ocurren muchas situaciones que pueden acabar en agresión. Por eso se quiere formar a los trabajadores del entorno del ocio para que identifiquen señales de alarma, puedan apoyar a las víctimas o ponerlas sobre aviso. Eso conllevaría que los establecimientos que cumplan con los requisitos, y cuyos trabajadores se hubieran formado, recibieran un diploma acreditativo como espacio libre de agresiones sexuales. Hay ejemplos en otras comunidades de pub que tienen cartas de cócteles en el que incluyen uno que sirve como un código de ayuda y se dice: “si tienes algún problema, pide este cóctel”. De manera que el camarero recibe la señal de que hay una posible situación de agresión. Este programa está previsto para el próximo año al igual que queremos tener un stand informativo en la feria para prevenir casos de abuso.

P.- Es cierto que ahora se han registrado más casos de agresiones sexuales, así como de las llamadas ‘manadas’, ¿es por qué se visibiliza más porque antes no se denunciaba o están aumentando estos casos?

R.- Aquí también es importante el miedo de las víctimas a ser creídas o cuestionadas. Han ocurrido casos, pero las mujeres tenían miedo a no ser creídas porque socialmente existe una indefinición sobre el abuso, pero afortunadamente la información que se está dando al respecto está haciendo que se identifiquen como situaciones de abuso y no se toleren. Pero todavía no percibo que la sociedad haya dado el paso a reconocerlo y existe cierta reticencia a que cuando una mujer sufre este tipo de situación la denuncie. Siempre tienen la sensación de que si van a iniciar la denuncia, aunque ganen el proceso judicial, va a ser excesivamente costoso a nivel personal y que van a ser señaladas o cuestionadas. Siempre ha pasado, aquí hemos tenido casos de abusos y ahora se están denunciando más, pero las mentalidades todavía no están a la para de la legislación.

También te puede interesar

Lo último

stats