Accesibilidad en los colegios, una asignatura pendiente

SOCIEDAD

Carmen Fernández advierte de la importancia de cambiar el concepto tradicional de Educación para contar con aulas más abiertas e inclusivas donde, además de no haber barreras físicas, tampoco las haya para niños con discapacidad cognitiva

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La accesibilidad en los centros educativos es una asignatura pendiente de la sociedad española que, a pesar de los avances en este terreno, ha relegado los colegios, los institutos e incluso las universidades al olvido a la hora de hacer accesibles estos espacios. Por eso, este tema será uno de los protagonistas en la III Semana de la Discapacidad y la Accesibilidad Universal que se celebra desde el martes y hasta el viernes en la ciudad. Carmen Fernández, arquitecto técnico de la Fundación ONCE en el departamento de Accesibilidad, será la encargada de hablar sobre cómo hacer más accesibles los centros educativos, y no sólo en el acceso físico, si no en la disposición de las aulas o incluso para llegar desde la casa hasta el colegio.

“A pesar de que son los lugares donde más niños hay y también donde hay más posibilidades de que se caigan, y de hecho siempre hay algún niño que va con muletas, no se tiene en cuenta la accesibilidad, no cuentan con ascensor y ni siquiera hay rampas en la mayoría”, lamenta la ponente para añadir cómo también los abuelos, cada vez que van a ver una función de los alumnos, se encuentran con problemas de acceso al ser personas con movilidad reducida.

Sin embargo, hasta ahora no se ha actuado para cambiar esto y la propia Fernández no se explica cómo ha podido ocurrir: “La educación en la asignatura más olvidada y otro ejemplo es el ruido tremendo que hay en los centros, a pesar de que esta comprobado que en las aulas a partir de la quinta o sexta fila la voz del maestro se convierte en ruido y los alumnos se terminan evadiendo, no se cambia la orientación”. “Yo creo que no se actúa porque la gente ni se lo plantea”, apostilla.

En países como Dinamarca o Suecia hay estudios que analizan el diseño de las aulas, para que sean más abiertas, y se actúa más sobre este ámbito. Sin embargo, en España todavía no se ha comenzando el cambio en este ámbito. “Si a eso se suma que hay niños en clase con alguna discapacidad, algún trastorno del espectro autista o discapacidad cognitiva, el propio arrastrar de las sillas genera situaciones de estrés”, cuenta a modo de ejemplo Carmen Fernández para incidir en que se trata de problemas “fáciles de poder solventar”.

La clave para que los colegios comiencen a ser más accesibles, para Fernández, es comenzar por la formación de los profesores. “Cuando se habla de accesibilidad en los edificios públicos se tiende a pensar en ayuntamientos, centros de ocio, centros de salud, pero no se llega a los colegios, donde hay tantas cosas por hacer...”, apunta esta experta, que explica cómo sí se está trabajando más en el ámbito de las nuevas tecnologías facilitando que los estudiantes con algún tipo de discapacidad cognitiva puedan ser más autónomos e incluso llegar a su centro de estudios sin necesidad de ser acompañados.

Según explica Fernández la Policía de Castellón cuenta con un sistema de tarjetas mediante el cual, cuando el niño monta en el autobús, pasa la tarjeta por un dispositivo y a los padres les llega el mensaje de que el niño ha tomado el autobús, lo mismo que cuando baja o llega al colegio. “A los padres les da seguridad y el niño va con seguridad porque sabe que va haciendo bien su recorrido”, traslada.

“Cualquier actuación de accesibilidad es fundamental para un niño con discapacidad y es bueno para el que no la tiene”, apostilla, para lamentar cómo la ley de accesibilidad que establecía como límite el 4 de diciembre de 2017, para adaptar todos los centros públicos se sigue incumpliendo. “Siempre se argumenta el tema económico, pero sigue habiendo desconocimiento por parte de las entidades, de los colegios...”, afirma esta experta.

Fernández señala también cómo las nuevas tecnologías han ayudado a que muchos niños con discapacidad puedan acceder con mayor agilidad a la educación. En las bibliotecas hay dispositivos que les permiten leer cualquier libro, las tablet se convierten en herramientas para hacer los exámenes y las conexiones vía Skype facilitan la comunicación entre profesor y alumno. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer para que la educación en España sea completamente accesible.

“La educación, tal y como la tenemos concebida, tiene que cambiar para ser más abierta y que todos los niños puedan ser incluidos en una misma clase, y recibir una misma formación”, subraya Fernández, que ofrecerá la segunda ponencia de la III Semana de la Discapacidad y la Accesibilidad. Por último, señala cómo es “fundamental que se incluya en las currículas la accesibilidad” y que también es primordial “la formación de los profesores, la adaptación de los entornos y los espacios físicos, y también que cambie la forma de concebir la enseñanza tradicional”.

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