El fin de una época

El fin del porteo estaba programado, pero no para noviembre de 2019. La idea de Marruecos consistía en reducirlo de forma progresiva hasta dejarlo en su mínima expresión, al menos en lo referido a todo lo que pasaba por El Tarajal 2, no así los vehículos, cuya cruz ya estaba escrita de forma indeleble desde hace meses.

Todo eso se vino al traste cuando Delegación decidió cerrar el lado español, siempre aduciendo problemas de seguridad y sin establecer una fecha para su reanudación, tanto que se presumió de `indefinido´. Aquella decisión, junto a aquella otra referida al cierre de Benzú, trastocó los “nobles” planes de Marruecos, cuyos responsables supieron de la decisión de la Delegación cuando ya estaba en ejecución. Aquel cierre unilateral no sentó nada bien entre quienes gestionan el día a día de Bab Sebta, así como entre otros de rango superior.

Todo aquello coincidió con un clima nada propicio para ese tipo de decisiones, pues en Marruecos ya se habían oído muchas voces que exigían el cierre de Bab Sebta a todo tipo de mercancías. La atmósfera se estaba cargando, ya no solo porque un informe presentado ante el Parlamento desvelaba que el contrabando entre Ceuta y Marruecos era de “gran escala”, una información que hizo removerse en su asiento a muchos responsables de la Administración marroquí, sino también porque muchas empresas habían expresado su profundo malestar por la competencia de las “importaciones irregulares” procedentes de Ceuta.

No siendo poco, el primer ministro Al Othmani, en su última visita a Tetuán, https://elpueblodeceuta.es/art/42710/othmani-la-frontera-es-un-asunto-delicado-estamos-cuantificando-perjuicios-y-beneficios, fue increpado de viva voz por muchos empresarios radicados en la zona exigiendo el cierre de Bab Sebta. En igual sentido, algunas empresas extranjeras que habían decidido instalarse en el polígono industrial de Martil, se vieron obligadas a cerrar porque sus fabricados no podían competir en precio con los de Ceuta.

Estas empresas habían recibido fuertes ayudas económicas de los Centros de Inversión Regionales, los CRI, en especial del que gestiona el eje Tánger-Tetuán- Alhucemas. Las ayudas fueron millonarias y se concedieron por la solidez de los proyectos presentados, pero de nada sirvió, ya que productos parecidos procedentes de Ceuta estaban en el mercado con precios más bajos, lo que hizo imposible resistir. El cierre de estas empresas se produjo ante el hastío de sus responsables, entre los que había personas muy activas procedentes de Japón. Estos hechos ratificaban la idea –ya generalizada- de que Ceuta no dejaba crecer ninguna idea industrial/comercial en la zona, así como que la provincia nunca podría generar un desarrollo propio, estable y duradero en el tiempo.

Al Othmani, en su visita a Tetuán, pudo convencerse de la realidad de la situación, así como que la misma era antagónica a los principios que había manifestado el Rey Mohamed VI en su último discurso, exigiendo el máximo nivel de suficiencia y capacidad a todos los funcionarios del Estado, independientemente de su nivel o categoría profesional, ya que tales cualidades eran de necesidad vital para mantener el fuerte impulso industrial en el que está inmerso el país. Al Othmani pudo constatar el malestar de los empresarios de la zona, quienes no dudaron en interrumpirle para exigirle decisiones respecto a Ceuta y su desleal competencia, tal como afirmaron con ánimo encendido.

La suma de todos esos elementos daba como resultado una situación incómoda, difícil y, sobre todo, amenazante, ya no solo para esas empresas con problemas por culpa de lo que entra desde Ceuta, sino también para todos aquellos funcionarios que viven de cerca el problema y que hacen poco o bien nada para mitigar el impacto de las “importaciones” desde Ceuta, pues sus puestos estaban en juego y sus cabezas podían rodar en cualquier momento.

A todo eso, otras informaciones procedentes de Ceuta señalaban a muchos empresarios radicados en las naves del Tarajal, y a los que se les habían bloqueado cuentas bancarias, aquello introdujo un elemento nuevo en toda esa nebulosa del tráfico de mercancías entre Ceuta y Marruecos, pues la visión que se recogía en Marruecos sobre dicha situación no era otra que podrían existir actividades ilícitas.

La muerte de varias personas en los últimos meses también vino a propiciar pensamientos aún más tenebrosos respecto a Ceuta, en especial sobre su capital empresarial y su capacidad para especular y captar afines al otro lado de la frontera, así como para atraer porteadores ofreciendo precios por bulto muy superiores a cualquier actividad normal.

Las alertas sanitarias en España también contribuyeron a aumentar la inquietud de los responsables marroquíes, quienes veían como miles de productos entraban en el país sin ningún tipo de control sanitario.

Por otro lado, y como único factor positivo, los responsables marroquíes tenían ante sí que Ceuta era un espacio de expansión natural para el dírham, una ciudad en la que sus ciudadanos podían adquirir mercancías con la moneda nacional, por lo que no existía necesidad de sacar divisas del país, una acción fuertemente castigada, sin embargo, tal apunte en el haber de la Ciudad Autónoma resultaba insuficiente ante la situación de pesar que se había configurado durante las últimas semanas.

La decisión de cerrar El Tarajal 2 por parte de Delegación se produjo en un momento inapropiado, así como que tampoco valoraron con serena equidad sus consecuencias, pues jugar con el arma de que Marruecos claudicará por la falta que les hace a sus ciudadanos, resultó ser un error y resulta absolutamente inaceptable desde cualquier punto de vista de la buena vecindad, pues a un lado que se juega con las necesidades de seres humanos, actitud reprobable e inmoral desde cualquier posición, también se alteró una entente que, aunque silenciosa, podía funcionar en determinados momentos, siendo esto lo que sucedió: la confianza se quebrantó.

El cierre de Bab Sebta al tráfico de mercancías debería hacer recapacitar a todos aquellos que hicieron de dicha actividad motor y giro de proyección de sus objetivos, pues fue bonito mientras duró, pero era evidente que no podía mantenerse en el tiempo de forma indefinida, máxime si tenemos en cuenta que Marruecos lidera en África la captación de inversiones extranjeras, que su impulso industrial está fuera de toda duda, así como otras proyecciones de fácil deducción.

En Ceuta nunca se hizo empresa social, nunca se intentó explorar caminos que condujeran a la búsqueda de un sitio en todo este hinterland que se viene construyendo desde hace años alrededor de la ciudad, cosa que se podía haber conseguido sin perder un ápice de esencia española, pero nada se hizo porque los que podían decidir al respecto siempre fueron –y siguen siendo- personas pusilánimes, sin capacidad para mirar de frente al diferente, escucharle y resolver con él sus problemas, así como exponer los propios, con humildad y sin aspavientos de ningún tipo. Nada se descubre si nada explora.

* Asociación Residentes en Ceuta

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