Vivas pide 'diálogo, generosidad y altura de miras' para afrontar los grandes retos de la sociedad
POLÍTICA
El Presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas Lara ofreció este jueves un extenso discurso en el marco de los actos institucionales previstos para conmemorar el cuadragésimo primer aniversario de la Constitución española en el que estableció una férrea defensa del orden constitucional. Vivas agradeció a la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos su asistencia en calidad de representante del Gobierno central que accedió a celebrar un año más, de manera conjunta esta onomástica.
Vivas organizó su parlamento en torno a siete capítulos principales en alusión a la relevancia dentro del sistema de garantías jurídicas de la Carta Magna, el derecho a la Autonomía contenido en el artículo segundo, el Estatuto de Autonomía de Ceuta, se detuvo en el contenido del artículo 45, el aniversario constitucional, el espíritu de la Transición y la inquebrantable lealtad de la ciudad hacia su Nación.
Así el Presidente arrancó recurriendo a los clásicos y su concepción de ‘la piedra angular’ como aquella que sirve de referencia y sustenta la estructura del edificio. En este sentido, “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”. Una nación que, y aquí Vivas quiso zanjar cualquier tipo de controversia, sentenciando que “no es un invento de 1978 sino una realidad geográfica, histórica, cultural y artística”, que precede al nacimiento de la Constitución.
El presidente no se escondió ni eludió mencionar términos como ‘patria’, a los que desde la progresía más rancia se ha intentado mancillar con connotaciones reaccionarias. La patria, como sentimiento de pertenencia, señaló, obtiene su reflejo “de la voluntad soberana del pueblo español, quien, mediante el refrendo de la Constitución, decidió un ordenamiento jurídico presidido por los valores superiores de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, y que la monarquía parlamentaria sea la forma política del Estado”. Abundó además incidiendo en que en Ceuta, la comunión con nuestro Ejército explica lo que significa darlo todo por la patria. En resumen, “no se puede defender la Constitución si no se defiende la unidad de España, sin ambigüedades, ni complejos”, refirió.
Vivas extrajo la máxima rentabilidad a su análisis del artículo segundo y mencionó el reconocimiento del derecho a la autonomía de las distintas comunidades que integran la Nación española, concebido para, acercar las instituciones, y sus decisiones, a los ciudadanos y mejorar la calidad de los servicios mediante la descentralización y el autogobierno. En este sentido nada que objetar para Vivas, sólo que el ejercicio de tal derecho, matizó no puede pervertir el sistema ni demoler los cimientos del edificio. Entre líneas se deduce una alusión velada a vascos y catalanes y el uso desmedido de la fuerza política para tergiversar la igualdad entre regiones. “No es permisible el fomento del odio a España”, concluyó.
Vivas prosiguió refiriéndose al artículo 144, perteneciente al Título octavo (De la organización territorial del Estado) que estableció la base jurídica por la que Ceuta accede a su régimen de autogobierno. A continuación comentó respecto al artículo 45, que la protección del medio natural y la lucha contra el cambio adquieren hoy más sentido que nunca ya que de ello depende el futuro del planeta.
Acto seguido y en tono biográfico indicó que quienes tenemos una cierta edad podemos dar fe del cambio experimentado por España durante los 41 años de vigencia de la Constitución. Cambios en infraestructuras y equipamientos, en los niveles de renta, en avances sociales, en convergencia con el resto de Europa, en presencia y notoriedad en el mundo. Aunque el camino de la democracia tampoco esté exento de sufrimiento y dolor: el de las miles de víctimas de los terroristas que “merecen nuestro permanente recuerdo y nuestro compromiso de atender su legítima demanda de memoria, verdad, dignidad y justicia”.
Enfilando los últimos capítulos de su discurso se los dedicó al espíritu de la Transición de este “hito histórico de singular relevancia por sus beneficiosas consecuencias, y por la forma en que se gestó”. Sobremanera ya que demostró, “que los españoles éramos capaces de aparcar nuestras diferencias y asumir una empresa colectiva de la que muchos dudaban”. Por último el presidente ratificó la lealtad de Ceuta con respecto a la Constitución, al Estatuto, al Rey y a España.