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ENTREVISTA
El ceutí Jesús Luna ejerce de profesor en el IES Ciudad de los Ángeles del distrito sur de Madrid y de profesor asociado del Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad de la UAM. De este antropólogo de formación podríamos decir que es uno de los ceutíes que más ha viajado y más conoce las entrañas de Latinoamérica. Durante varios años fue la mano derecha del periodista Miguel de la Quadra-Salcedo en sus viajes al continente americano. Hace unos meses publicó uno de esos viajes, concretamente el de 1997, en el que cuenta la experiencia de ese viaje que hicieron siguiendo la huella de Francisco Hernández, protomédico de Felipe II. El próximo 3 de enero presenta esta obra en la Biblioteca Pública de Ceuta.
Pregunta.- ¿Qué le va a contar a los presentes en la presentación de su libro?
Respuesta.- Voy a hablar la expedición que llevé a cabo en 1997. Una expedición en la que rememoramos la gran hazaña de un personaje olvidado en la historia de España y América como es Francisco Hernández, un protomédico de Felipe II al que le encargaron la misión de ir a lo que en la actualidad es México para recopilar, investigar, analizar y escribir sobre los recursos de sus plantas medicinales, sobre sus costumbres, sus pócimas, sus enfermedades, animales, etc. Una expedición totalmente científíca, que solo tenía como objetivo el conocimiento. Esto es muy importante destacarlo porque hay un estereotipo respecto al descubrimiento de América de que solo se buscaba el oro y esto es un ejemplo de que el verdadero oro de América era este, el que fue buscando Francisco Hernández, el oro de su gente y su sabiduría. Los indígenas fueron los que verdaderamente le apoyaron y le dieron su conocimiento ancestral. Esa es la gran hazaña de este hombre, la de todo el trabajo abrumador del empirismo de los indígenas de miles de años, de clasificación y organización gracias a la generosidad de los mesicas o más conocidos como aztecas. En el diario lo que voy contando es el día a día de ese gran personaje y de cómo nosotros vamos haciendo actividades por esos lugares por donde fue transcurriendo su expedición 420 años después y aprendiendo de esas culturas que todavía se mantienen en México, empapándonos de la esencia de ese pueblo milenario que tiene una enorme cultura y sabiduría. No ha sido solo un viaje sino una gran experiencia para muchos jóvenes y yo lo que he intentado plasmar en ese diario es un testimonio de lo vivido, de sentimientos, conocimientos y emociones, porque lamentablemente hay mucho desconocimiento de nuestra historia común.
P.- Se conoce mucho la figura de los conquistadores españoles, pero ¿por qué crees que no se conoce la figura de gente como Francisco Hernández?
R.- Porque fundamentalmente siempre se destaca lo más negativo de las cuestiones. Pasa como en las noticias. Hay muchas cosas que ocurren que son positivas y nos olvidamos de ellas. También esto ocurre lamentablemente porque durante la historia también ha habido mucho interés por ir contra lo que se ha denominado “la leyenda negra”, porque España fue un imperio como todo el mundo sabe y, por tanto, tuvo muchos enemigos que al final van a intentar mandar mensajes que van calando. Va calando ese morbo y obsesión por lo negativo constantemente cuando todos sabemos que la historia demuestra que hay muchas cosas que se hicieron bien, que se intentaron hacer desde el punto de vista humanístico y personajes como el de Francisco Hernández están completamente olvidado al igual que otros como Damasco de Quiroga, Bernal Díaz del Castillo, Bartolomé de las Casas, Núñez de Balboa, etc., un montón de españoles que ahora mismo son reconocidos y admirados por las poblaciones americanas y que su historia para ellos es importante, y la reconocen como suya. Aquí lamentablemente no se destaca. Si se fracasa se destaca, pero si tiene éxito se olvida. El propio Linneo en una de sus obras le dedica un apartado al propio Hernández. Yo estoy seguro de que muy poca gente, salvo algunos biólogos que me imagino que sí, lo saben. Yo si no hubiera tenido la oportunidad de estar con Miguel de la Quadra sería bastante ignorante de la historia de América y es importante conocer la historia, porque es de ida y vuelta, una historia de la que recíprocamente nos hemos enriquecido y eso está en nuestra gastronomía, en nuestro lenguaje, nuestras ideas, etc., en un sin fin de cosas que se plasman en el mestizaje, una de las cosas positivas que tuvo esto es nuestra forma de relacionarnos con estos pueblos y que es algo que nunca se ha transmitido cuando otras culturas e imperios sí que lo han hecho. Entonces dentro de los aspectos negativos, que los hay, no los vamos a obviar, hay aspectos positivos que debemos tener en cuenta.
P.- ¿No cree también que las propias instituciones españolas ‘pecan’ de enseñar la historia de América a través de los conquistadores y a través de figuras como las de Francisco Hernández?
R.- La historia no se ha enseñado correctamente. Esto es cosa de la antigüedad, del franquismo, que se apropia de unos personajes. Entonces cuando una ideología hace unos personajes suyos se produce una injusticia porque entonces están sesgados, cuando la historia es común y de todo el mundo. Cuando destacas una parte de la historia y la pones por delante y la quieres impregnar de ideología te la has cargado, la has desvirtuado y sacas los aspectos más negativos que no tienen que ver con la persona, sino con el héroe que está por encima de los demás, y eso no es así, porque en esas historias hay muchas cosas interesantes que se han obviado. En este caso el franquismo buscaba esa mistificación del personaje. Eso ha sido un repelente para que la gente no se acerque a la persona, al estratega o a lo que va más allá de lo que han presentado como algo único, admirable, etc. Eso es una deformación. Lo que hacen es poner la lupa en un elemento y hacen ver que parece sobrenatural y encima se lo apropian ideológicamente. Es catastrófico. No hemos tenido la visión de dar esos contenidos de América, como por ejemplo de Francisco Hernández, que podría estar a altura de cualquier científico de su época como Darwin.
P.- Hablando del libro. Habla de vivencias del siglo XX ¿qué nos puede enseñar en pleno siglo XX?
R.- Muchísimas cosas. Para empezar el nombre del personaje. Los indígenas lo llaman el preguntador. Es un protomédico que se ha formado en la mejor universidad de la época, la de Alcalá de Henares. Es un personaje que habla y escribe en latín. Está rodeado de la élite del conocimiento de la época y les pregunta a todos ellos ya que es una persona con una mente abierta que le dice al resto ‘enseñadme lo que sabéis porque yo quiero aprender de vosotros’ para obtener unos recursos que puedan curar a la gente, que pueda alimentarlos, que puedan cambiar la sociedad y hacerla mejor. Eso está de actualidad porque muchas veces nos creemos que somos muy listos y sabemos de todo y no nos damos cuenta de que otras personas tienen conocimientos increíbles. Por ejemplo, ahora ha sido recientemente la cumbre del clima, pues yo estoy seguro de que los indígenas, que son los verdaderos protectores y almas de los bosques, son los que tienen muchas las claves en su forma de vivir, de relacionarse y de integrar el medio ambiente. Hay una frase de Francisco Hernández, que viene muy bien para lo que digo, que es ‘escribo esta historia porque estoy convencido de que la naturaleza que estoy viendo en Nueva España está íntimamente relacionada con la del hombre’. Él ya veía que en las historias que le contaban los indígenas sobre las pócimas de las plantas, de las medicinas, etc., le estaban dando las claves de si esas plantas no están bien cuidadas, si no somos capaces de ver todo lo que nos dan y que hay que respetarlos estamos perdidos. Ellos estaban integrados completamente en su propia naturaleza y eso lo describe Francisco Hernández. Esto me parece de actualidad total porque estamos en una crisis medio ambiental gravísima y tenemos referentes de la antigüedad que nos decían que hay que estar unidos, que hay que pararlo o que sino vamos a acabar con todo. Esa filosofía es del mundo indígena. Luego está también la convivencia de este viaje, donde él hace un equipo multidisciplinar. Él va con médicos indígenas para que le vayan diciendo las cosas. Hombres y mujeres. Hace un hospital para la gente de esos lugares y traduce todo lo que va averiguando al idioma de los mesicas para que se pueda beneficiar la gente del lugar. Esto es impensable, el que alguien pensara en traducir una obra al ‘nahual’. Es de un humanismo, de un nivel intelectual, de una validez, de una valentía y de una entrega a los demás de decir ‘que los de aquí se lo queden porque esto es suyo y se lo voy a dejar escrito’. Cada vez que veo la obra de Francisco Hernández te lo juro que lo veo cada vez más de actualidad. Me parece indispensable que esto se divulgue en un momento como este. Deberíamos educar más en la línea, no tanto en los héroes de determinados sesgos ideológicos, sino más bien en las personas que buscaron muchas otras cosas fundamentales para un pueblo. Francisco Hernández pone en su testamento cuando ya se está muriendo, que es una cosa que me conmueve a mí, en las primeras mandas que se las dedica a todos los indígenas que le han ayudado, ‘oye si al rey se le ha olvidado pagarle a mis indígenas pintores, pagadle de mi dinero si alguien reclama algo’. Esto es algo que me deja anonadado en el sentido de que incluso en esos momentos se acuerda de sus amigos, de las personas que le han ayudado. Es un ejemplo de interculturalidad, de científico universal. Francisco Hernández debería valorarse más y debería haber un currículo que redescubriera a este personaje y su obra dentro del descubrimiento de América.
P.- Por cierto, la Ruta Quetzal que hacíais se encuentra paralizada por falta de financiación, ¿en qué estado se encuentra ahora mismo, más cerca de volver?
R.- Sí, sin duda. Hemos avanzado mucho en estos meses. He mantenido entrevistas con todas las asociaciones de antiguos ruteros y expedicionarios, tanto de España como de América y hay un proyecto que está en marcha y que espero que en los próximos meses pueda darte datos más concretos, porque nuestra idea hacer una supra-asociación que junte a todos los alumnos y genere un nuevo proyecto, con carácter de actualidad, con la dinámica de aprender a través de la experiencia y, sobre todo, viajando, como los antiguos griegos, conociéndonos y abriéndonos a la diversidad. Estoy muy ilusionado con este proyecto porque he recibido el apoyo de la mayoría con los que he contactado y en unos meses tendremos noticias de la idea de volver a retomar este proyecto con otro nombre y estructura, pero manteniendo la filosofía de Miguel de la Quadra, de aprender a través del contacto con los demás, de la diversidad.
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