Los 400 alumnos de MUS-E dan una lección de convivencia en la XII edición del Día Intercentros

EDUCACIÓN

Más de 400 alumnos participaron en la mañana del martes 4 de febrero en el XII Encuentro Intercentros MUS-E en Ceuta. El teatro del Revellín acogió esta nueva edición del Día Intercentros, un acto cultural y educativo en el que se dieron cita cerca de 400 alumnos con sus familiares y representantes de los quince centros escolares que participan del programa MUS-E este año en nuestra ciudad.

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Anabel Domínguez, Directora de la Fundación Yehudi Menuhin España ha valorado la implicación de los centros de Ceuta a lo largo de estos veinte años de recorrido. En este sentido indicó que gracias a la excelente planificación de los centros, organización y los objetivos que se persiguen, se están alcanzando los resultados establecidos al comienzo del curso.

La directora de la Fundación Yehudi Menuhin destacó que en la celebración de este vigésimo aniversario del programa MUS-E en Ceuta, “tiene mucho sentido en la ciudad, obteniendo muy buenos resultados lo que ha hecho que el Ministerio valore la posibilidad de incorporar un nuevo centro (que ha solicitado su adscripción) que está pendiente de la reunión de trabajo que mantendrán al respecto”.

La idea del encuentro estudiantil ha girado en torno a la idea de los deseos que se formulan en los cumpleaños. Los propios alumnos implicados en el programa han realizado un video en el que se presentan los deseos de los niños y niñas de Ceuta sobre qué piden a los adultos y a su trabajo. La pieza audiovisual recoge ese sentir, sus inquietudes y reflexiones sobre la actualidad porque ellos se definen como personas del Siglo XXI. El objetivo de este año es que los niños pasen a ser protagonistas y se empoderen y que digan a los mayores qué quieren ir haciendo.

Otro elemento destacado de la presente edición del encuentro es que también se han hecho una serie de dibujos en el que se han plasmado los deseos y lo que plantean los escolares. Esta exposición pudo disfrutarse en el Paseo del Revellín, lugar por el que desfilaron los escolares durante un pasacalle, al término de la exhibición de habilidades que albergó el Teatro Auditorio. Entre las ideas plasmadas en formato gráfico se expresaban algunas referentes a la necesidad que tenemos como especie de encaminarnos hacia un mundo más global que dé cabida a todos con independencia de nuestra religión, género o edad. Los niños tienen mucho que decir y merecen ser escuchados. Plasmar una idea con un dibujo es complicado. La organización eligió un 20 por ciento de los dibujos recogidos.

Otra parte del trabajo que intenta plantear el programa es hacer de los pequeños un elemento de transformación, que ellos no sean meros espectadores sino que sean protagonistas activos del mundo en el que están, por lo que el programa opina que lo idóneo es darles voz. De ahí surge el trabajo de video, consistente en darles una cámara y que graben lo que quieran hacer.

Para Domínguez la infancia de hoy en día ha evolucionado, considerando que “son más listos de lo que éramos nosotros y afortunadamente tienen más medios. Hemos avanzado aunque algunos digan que otros tiempos fueron mejores, yo creo que no; que los chavales de hoy están mucho más preparados y son más conscientes de lo que éramos sobre todo lo que nos rodea“.

En el video, los pequeños realizadores están pidiendo desde más recursos para el sistema educativo, a que nos pongamos en el lugar de los otros, que demos voz a los niños, que cuidemos el planeta, en definitiva, que no le dejemos la responsabilidad a los demás sino que cada uno de nosotros tenemos nuestro cuota de responsabilidad.

Asimismo en el cortometraje confeccionado sus responsables piden que se pongan en valor las cosas positivas y no sólo los discursos más negativos, que las buenas noticias salgan a la luz, incidiendo en valores como la convivencia, el compartir, el encuentro de las culturas, de ser solidarios y sacar lo mejor de uno mismo. Como indica la directora de la fundación, “yo creo que ellos no conocen la xenofobia ni el racismo, no ven diferencias. Tienen más diferencias con los adultos y de eso habla su trabajo”. Domínguez también puso en valor la participación de las familias a lo largo de este proceso transformador a través de las artes, “esa es la clave, los niños crecen en comunidad y si trabajamos la comunidad educativa y la de las familias al final vamos a crear ciudadanos más participativos. Por eso también el programa está implicando y conlleva talleres para las familias. Sobre todo vienen mamás pero están empezando a venir los padres a esos talleres en los que hay un factor importante, volver a recuperar el concepto de jugar con tus hijos e hijas porque ahora ya no tenemos tiempo de jugar con ellos, y antes sí; la vida ahora es más apretada. Ese concepto de hacer un taller en el que estoy de igual a igual con mis padres, en el que hablo de las cosas que siento y que lo hago con otros compañeros, con mis padres, al final ellos están viéndome como un adulto. Porque una reivindican que plantean mucho es que ellos no son el futuro, están aquí y en ese estar aquí es importante que las familias participen activamente”. Así explica Domínguez la finalidad de los talleres inclusivos desde la perspectiva del alumno.

Por su parte, Tula Fernández, Jefa de la Unidad de los Programas Educativos de la Dirección Provincial del Ministerio de Educación y Formación Profesional en Ceuta, valoró el éxito que supone el MUS-E, “pocos proyectos están tan al margen de los problemas diarios que tenemos en los centros educativos de nuestra ciudad, que son muchos: de ratio, de organización, de estructura y sin embargo el MUS-E brilla cada año, es nuestra obligación mantenerlo porque tiene un impacto tremendamente positivo en los centros y sobre todo en el alumnado. Siempre que un alumno pasa por el proyecto MUS-E consigue que se siembre ahí una semilla que perdura y es nuestra obligación seguir impulsándolo al máximo”.

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