Jueves Santo, La Perla de San Francisco alza su mirada... “No dejes de soñar...”

Algo extraordinario sucede dentro de sus muros. Hasta se olvida que las antiguas jambas de sus puertas, no puedan flanquear, por unos segundos, dos alhajas a las que cobija. El ardiente corazón agustino, bombea presuroso en cada alma educada bajo el espíritu del Obispo de Hipona.

El Rey de San Francisco vislumbra su sedente perfil, con cetro en su mano y coronado. El rojo del calvario y de su clámide púrpura, resaltan sobre su dorado paso, siendo el mejor retablo prestado por el templo que lo añora.

Derramas Humildad y Paciencia, eso de lo que tan faltos estamos en nuestras vidas. Eres un grito contra el orgullo y el desasosiego de la sociedad actual.

Si tras su deambular por las calles, es azote de nuestras conciencias, con la Madre de las Penas, es un amplio abanico de la exteriorización de sentimientos encontrados. Digno sagrario para la Perla de San Francisco. Tú, que suplicas clemencia, sigue alzando los ojos al cielo, implorando por tanta pena y dolor, que asola nuestro afligido corazón.