Lourdes, la ceutí que pasará el verano en alta mar luchando contra la pesca furtiva

ACTIVISMO MARINO

Se irá con Sea Shepherd, una ONG que lucha para defender la vida silvestre y conservar y proteger los océanos del mundo de la explotación ilegal y la destrucción del medio ambiente

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No es fácil encontrar a españoles a bordo de la tripulación de uno de los barcos del movimiento internacional Sea Sheperd, encargado de proteger los océanos. Lourdes, una joven submarinista ceutí, será parte de una de ellas este verano. En una misión todavía secreta pero que tiene un objetivo claro: Luchar contra la pesca ilegal, una de las mayores amenazas para la fauna marina.

“Yo ahora mismo no sé a dónde voy, es confidencial, me lo dirán una vez que me monte en el barco. ¿Por qué? Porque vamos a luchar contra la pesca furtiva y no tiene sentido que los furtivos sepan dónde vamos porque ya no estarían allí”, cuenta Lourdes. Se ha comprometido durante cuatro meses para navegar en uno de los barcos de esta ONG -junto a una tripulación de unas 30 personas de diferentes partes del mundo- desde el cual vigilarán que los barcos pesqueros cumplen con la normativa. El objetivo es asegurarse de que “no pescan con redes de arrastre, que cumplan con la licencia que se les ha dado, en cuanto a los kilos de pesca, que si pueden pescar gambas solo pesquen gambas y no otros animales como tiburones”, y en definitiva, hacer que se cumplan las leyes que protegen nuestros océanos.

Sea Shepherd se funda en 1977 por uno de los miembros originales de Greenpeace, Paul Watson, y después de 43 años de historia se ha convertido en un movimiento global con grupos independientes establecidos en más de 20 países. Se diferencia de otros movimientos ecologistas por sus campañas de acción directa, pocas recogidas de firmas, pancartas o protestas, los voluntarios de esta organización se adentran en alta mar para detener la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), así como a los cazadores furtivos y la contaminación marina a través de los desechos y vertidos en el mar. “Se necesita un pirata para detener a un pirata”, es un grito de guerra inspirador para muchos seguidores de Sea Shepherd, frase del Capitán Paul Watson.

Desde su nacimiento, han frenado cientos de embarcaciones que llevaban a cabo prácticas ilegales y salvado la vida a millones de animales marinos. Para Lourdes, que lleva practicando submarinismo desde pequeña, formar parte de este proyecto “es un sueño”. Ayudar de forma directa a conservar los océanos, “a mucha gente le puede resultar una locura, pero para mí es una de las ilusiones de mi vida”.

Acción directa en alta mar

Puede parecer una locura porque frenar la pesca furtiva no es una tarea fácil. “Al final es una cuestión de dinero”, cuenta Lourdes. Hay muchos que se benefician de las prácticas ilegales en los océanos, a costa de la destrucción del hábitat y la vida marina, por lo que la controversia está servida. “Sabemos a lo que vamos y que son embarcaciones que están realizando pesca ilegal y no les va a gustar que le planten cara”, ciertamente se han dado y se pueden dar “situaciones tensas” y estos activistas marinos han sido atacados con cañones de agua, embestidas u otras técnicas. Pero la ceutí aclara que “no es lo normal” y no ha habido nunca muertes humanas en la historia del movimiento.

Los voluntarios van comprobando todos los barcos con los que se crucen por el camino y cuando se encuentran con uno de pesca INDNR, lo reportan al país en cuestión. En la mayoría de las operaciones Sea Shepherd trabaja en colaboración con las autoridades de los países. “En teoría el país iría por este barco, lo confiscaría y le pondría la multa correspondiente”, explica Lourdes.

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La sobrepesca está destruyendo los océanos y técnicas como la pesca de arrastre, prohibidas desde hace años, “arrasa la pirámide de la cadena trófica”, cuenta. “Se siguen utilizando estas técnicas que lo que hacen es eliminarlo todo, arrasar el fondo marino que nunca va a tener capacidad para regenerarse y tener animales mucho más grandes como nuestros atunes, tiburones, ballenas, de manera que nos vamos a cargar las especies, porque eliminamos su base alimenticia”.

Se estima que entre el 15 y el 40% del total de la captura mundial se realiza de forma ilegal, y como destacan desde la ONG, el problema es particularmente grave para las naciones en vías de desarrollo, que a menudo carecen de los recursos para hacer cumplir las leyes de pesca locales. En este sentido Lourdes señala que “muchos países no tienen suficientes recursos para controlar este problema y la pesca desnaturalizada está produciendo que su población se muera de hambre. Los países más pobres viven de una pesca totalmente artesanal y si tienen en sus aguas pesqueros grandes sin respetar las normas van a eliminar todo el pescado que come su población y la van a matar de hambre. Esos mismos países nos piden ayuda, por lo que en muchos casos va más allá de cuidar los mares y el ecosistema, y también ayudamos a países pobres, que no tienen recursos”.

Un email inesperado en plena cuarentena

Hace tres años Lourdes envió los papeles de solicitud para formar parte de Sea Shepherd, durante un viaje en Australia, pero ya había quedado en el olvido. “Nunca pensé que ahora me fueran a llamar. En plena cuarentena recibí un email diciéndome que si me quería unir”, por lo que sin pensarlo hizo todas las gestiones en su trabajo para poder formar parte de la operación propuesta.

“Es bastante complicado que te cojan”, confiesa, porque aunque todos son voluntarios y no cobran nada, necesitan personas preparadas. Lourdes hace submarinismo, tiene el permiso de patrón de embarcación y es dentista, por lo que cumple las características para ser "útil" en la operación. La afición por el buceo es gracias a su padre, el mejor buzo que conoce, que le metió en este mundo desde pequeña. “Conozco a Sea Shepherd de toda la vida por él, porque siempre han marcado la diferencia”.

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Su padre estaría encantado de embarcarse en esta aventura con ella, “y sería muy útil, pero no sabe inglés”, requisito indispensable, oorque es el idioma oficial a bordo. Entre los tripulantes de todo el mundo está el capitán del barco y hay médicos, ingenieros o biólogos marinos. Lourdes va como segunda de médico, pero además será marinera, “cada uno tendremos diferentes roles, si hay que soldar la cubierta, soldaré, si hay que pintar, pintaré y todo lo que haga falta, porque somos poquitas personas y hay muchas cosas que hacer dentro de un barco”.

Todo comenzará el 7 de junio en Las Palmas de Gran Canaria (lo que no significa que salgan de allí) donde estará 15 días en cuarentena antes de embarcar. No volverá hasta septiembre. “Nunca he hecho nada igual, como odontóloga he hecho varios voluntariados en Cuba y en República Dominicana, pero nunca para preservar los océanos y durante tanto tiempo”, relata Lourdes. Tiene todo el apoyo de su familia, aunque su madre no se muestra tan ilusionada como su padre y sí un poco más preocupada, “no lo comparte pero lo entiende”. Mientras que su hermana pequeña “lo ve como una aventura, no ve la parte peligrosa, por así decirlo, y está encantada de poder decirle a sus amigas que su hermana se va a luchar por los tiburones”, cuenta entre risas.

Esta ceutí empleará los meses de verano en alta mar luchando por la conservación marina de una manera consciente. Una vez se montan en el barco, todos son veganos, “independientemente de que tú lo seas o no fuera de él”, y todo lo que se utiliza allí es ecológico. Nada de plásticos o siliconas que puedan acabar en el mar, “son muy consecuentes con lo que piensan”.

Así, con valentía, muchos nervios y sintiéndose afortunada por poder colaborar “porque nos estamos cargando el mundo y toda ayuda es poca”, Lourdes se embarcará con Sea Shepherd en la experiencia de su vida al brindis de “lo que sea por los océanos”.

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