¡Ay Carreira, esa memoria!

Ramón Ros

En la política de nuestro tiempo la memoria no existe. Al menos esa fue mi impresión tras la intervención, en la Cadena Ser, de un Emilio Carreira al que siempre es un placer leer y escuchar aunque no siempre se esté de acuerdo con él.

Lamentablemente, en esta ocasión el brillante exconsejero del PP dio muestras de padecer un trastorno de la memoria. Algún grado de amnesia política más o menos severa. Lo digo en su defensa, porque todos tenemos, en mayor o menor medida, memoria selectiva. “Mi memoria es magnífica para olvidar”, decía Robert Louis Stevenson.

Solo de esta forma puede explicarse que Carreira arremetiera contra su excompañera Kissy Chandiramani calificándola como “brazo ejecutor de los deseos de Vox”, con motivo del nuevo Plan de Publicidad Institucional. La memoria, ay, qué bicho tan retorcido. Una pena, porque en este sentido, Carreira podría contarnos, si ahora no tuviera amnesia, cómo sufrió la “extorsión” por parte de “auténticos sinvergüenzas que se creen que el dinero público se reparte a capricho”, como él mismo denunció publicamente cuando tenía la misma responsabilidad de gestionar las partidas públicas ligadas a la Comunicación que ahora tiene Chandiramani.

En este punto la amnesia selectividad de Emilio Carreira se intensifica, y olvida que hubo un tiempo en el que manifestó ante los periodistas que dejaba las responsabilidades en el área de Comunicación tras “no soportar más las calumnias, las injurias, los enfrentamientos permanentes y un desgaste a nivel personal por hacer frente a personas que se dedican a la extorsión, a creerse que el dinero público es de su propiedad y a que este Ayuntamiento tiene la obligación de seguir pagando por nada”. O al menos eso dijo el entonces consejero.

Que mala es la amnesia, porque de lo contrario Carreira podría contarnos como fue agredido en la calle por una de las personas de las que, según él, recibió intentos de extorsión y amenazas cuando, durante la pasada legislatura, tenía la misma responsabilidad de gestionar las partidas públicas ligadas a la Comunicación que ahora tiene Chandiramani.

Y es que la memoria es una facultad muy puñetera. Seguro que si Carreira pudiera utilizarla se sonrojaría al verse subido al mismo carro que el detestó en su día, y recordaría cómo, despues de llamar “hija de puta” a Nuria Miaja en un Pleno, le advirtió que “los extorsionadores hoy me intentan extorsionar a mi y mañana le intentarán extorsionar a ella si tiene alguna responsabilidad política”.

Una lástima, porque quizá el primer enemigo de un político sea otro político o un compañero de partido que merodea por los mismos alrededores de un mismo despacho oficial ansiado, pero seguramente la hemeroteca y archivos audiovisuales sean los enemigos más temidos.

Una lástima, porque a medida que se van cumpliendo años, si no tienes amnesia o no eres un insensato, te percatas de la brevedad de la vida, de cómo se pasa el tiempo. El encanto de la juventud, según escribiera Erasmo, es fruto de la necedad, la ignorancia y la falta de experiencia, al pensar que vas a vivir eternamente y que el mundo es tuyo. En contraposición, la vejez es tiempo de hacer balance, de medir tus ya menguadas posibilidades y vivir esta etapa con sensatez, no exenta de cierto estoicismo y también con esperanza.

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