Un año de Brahem
Un artículo de Mónica Tenorio.

Un año Brahem, un año hace que te fuiste, que nos dejaste, un año sin ti, sin tu presencia, sin tu compañía, sin tus bromas, sin tus risas, sin esas largas conversaciones, sin esos momentos únicos.
Te echo de menos, aunque eso seguro que allá donde estés ya lo sabes. Porque te pienso a cada instante, porque estas en mi pensamiento, en mis obras, en mi vida, en mi día a día.
Nunca me despedí de ti y sabes que no pienso hacerlo, despedirse significa decir adiós o un hasta luego, y yo no lo he hecho. Porque como dije, te tengo presente siempre.
Mientras limpio, mientras cocino, en mi cabeza reproduzco conversaciones nuestras, te hablo en mi mente y con el corazón, imagino que me dirías, imagino que opinarias de cualquier situación que me genera confusión.
Es raro, a veces pienso, como podias consolarme, como podias animarme como lo hacías, sabiendo en que en tu interior estabas tan mal. Como podias hacer de un día gris un día radiante y brillante? no lo entiendo y creo que seguiré sin entenderlo. Como podías llenarme de tan buenas vibraciones, de tanta alegría si estabas tan apagado? Nunca reflejaste dolor, ni pena, ni tristeza, eras pura vida, pura alegría, siempre con esa sonrisa tan definida que te caracterizaba. Siempre de buen humor.
Eras increíble Brahem.
Tengo sentimientos encontrados, a veces siento dolor cuando te recuerdo, tristeza cuando te pienso, enfado, rabia y frustración cuando te extraño, porque me prometiste que saldrías adelante, que cambiarías de vida, me prometiste seguir adelante, prometiste ser fuerte, me prometiste Brahem que me llamarías, que me buscarias cuando las cosas fueran mal y no cumpliste.
Por eso no me despedí de ti, ni lo haré, tenemos una conversación pendiente, no sé cuando la tendremos, mi destino está en manos de Dios como lo estuvo el tuyo, cuando mis días acaben nos reuniremos y hablaremos, hay mucho de que hablar. Mientras tanto viviré recordándote, cuando esté triste y débil imaginare lo que me dirías para animarme, como lo solías hacer antes. Porque la vida sigue, aunque a veces nos toque hacerlo sin aquellas personas a las que queremos.
Te echaré de menos, como lo hago ahora pero me queda el consuelo de que encontraste aquello que anhelabas, paz interior, aquella que no te otorgaron en este mundo, porque no pararon hasta apagar tu luz, esa que ahora brilla por su ausencia, pero no consiguió borrar tu esencia, esa que permanece en el interior de aquellos que te quisimos, entre ellas yo.
No sé que hay después de la muerte, pero me atrevo a pensar que estas con los tuyos, con tus padres, con tu madre, aquella a la que tanto echabas de menos, la que tanta falta te hacía, esa que dejo huella y un enorme vacío en ti, ¿sabes? Ahora se exactamente lo que sentías por tu madre, por su pérdida, porque se asemeja a lo que siento yo por ti, eras un niño atrapado en el cuerpo de un gran hombre. Y siempre se te recordará por ello, por tu simpatía, bondad, por tu cariño hacia los demás, por tus bromas, por tu alegría...
Que pronto te fuiste amigo, que pronto.
Dios lo quiso así, Él es el único que sabe.
Allá donde estés, no me olvides y recuerda que algún día nos volveremos a ver, tenemos que volver a reírnos de los problemas como solíamos hacer. Tenemos que volver a soñar despiertos como me aconsejabas hacer, porque los sueños es lo único que jamás nadie nos podrá arrebatar.
Te seguiré recordando, te seguiré pensando, te seguiré soñando, el único lugar donde puedo verte, donde puedo sentir esos enormes abrazos que me dabas cuando lo necesitaba, porque la vida no es fácil, pero con amigos como tú se hacía más amena, menos dura, más llevadera.
Hace un año que te fuiste amigo...
Te fuiste para no volver, no te despediste...
Tenemos mucho de que hablar, volveremos a vernos, no me olvides que yo no te olvido...
Una amiga que te quiere