Familia de la joven fallecida por COVID-19: «Queremos que se haga justicia con la muerte de Samra»

JUSTICIA PARA SAMRA

La familia de la fallecida acaba de entregarle la documentación sanitaria de su caso a unos peritos de la península para que elaboren un informe pericial sanitario antes de interponer una denuncia contra el INGESA.

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“No muere quien permanece vivo en el corazón”. Este es el mensaje que se ha hecho viral entre los amigos, familiares y conocidos de Samra, la joven ceutí de 27 años, madre de una hija de 3 años, que el pasado 6 de abril falleció en la UCI del Hospital Universitario de Ceuta a causa de la COVID-19, después de una gestión sanitaria “deficitaria” que ha puesto en entredicho la gestión de esta pandemia en la ciudad. El mensaje fue una de las últimas publicaciones que Samra hizo en su Facebook, y lo hizo en honor de su suegra recientemente fallecida., pero su familia lo han reutilizado y lo usan para homenajear a la joven. Lo tienen puesto todas sus primas en sus perfiles de Whatsapp, para recordarla cada día.

Lo cierto es que su muerte repentina está en manos de los abogados de familia ya denuncian que detrás de esta muerte “ha habido una grave negligencia médica”, por lo que están estudiando interponer una demanda contra el INGESA.

Y es que la joven ceutí tuvo que acudir hasta en cuatro ocasiones previamente a urgencias del hospital antes de que finalmente fuera ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos, tras haber empeorado gravemente su estado de salud con el paso de los días. Lo cierto es que cada vez que acudía al centro hospitalario lo hacía en peores condiciones de salud.

Todo empezó el pasado 25 de marzo, cuando tras encontrarse mal, con síntomas similares a los enfermos de COVID-19, la joven decidía ir hasta urgencias. Su padre, Maimon, narra que le recomendó por entonces no acudir a urgencias, que “eso podía ser simplemente ansiedad”, ya que se encontraba muy nerviosa por la situación. El padre temía que pudiera ser contagiada por coronavirus en el hospital, en los días más duros de la pandemia en la ciudad. Pero ya en el hospital los sanitarios le diagnosticaron gastroenteritis, le mandaron antibióticos y la mandaron para casa. Sin embargo, al regresar a casa empeoró el estado de salud de Samra, “le empezaron a dar temblores”, narra su marido, Morad, por lo que al día siguiente decidían ir de nuevo a urgencias. Ese día no fue una visita rápida, sino que ya decidieron dejarla en observación y le hicieron las pruebas. Pero para la sorpresa de todos, esas pruebas dieron negativo. No tenía COVID-19, por lo que finalmente le dieron el alta, “aunque la doctora me dijo que no estaba conforme con el resultado de las pruebas”, afirma Morad.

Al regresar a casa su estado de salud no mejoraba, al contrario, por lo que al día siguiente por la mañana volvía al hospital. Al mediodía de nuevo era dada de alta, por lo que tuvieron que volver al hogar de nuevo, donde volvía a empeorar todavía aún más su estado de salud. Pero el estado de salud de Samra ya era muy débil, aunque a los ojos del INGESA no lo pareciera como para que permaneciera ingresada en el hospital: “Cuando salió de urgencias no podía ni andar”, denuncia su marido, que afirma también que “al día siguiente cuando se levantó mi mujer me comentó que le faltaba el aire y no podía respirar”. De nuevo se veían obligados a acudir a urgencias, con un cuadro cada vez peor.Sin embargo, allí simplemente le recetaban un inhalador para mejorar su respiración. y la volvían a mandar para casa. Esta iba a ser la última vez que visitara urgencias antes de que entrara por última vez en el hospital y su vida se apagara en la UCI. Tras una visita de por medio del 061 a su hogar, en la cual los sanitarios descartaron que se encontrara peor, finalmente, el 31 de marzo, a la quinta vez ingresaba en el hospital definitivamente para no salir: “Fuimos a urgencias porque estaba temblando, tenía 40 de fiebre y ya no podía más. Así que la cogí de la cama y la llevé para urgencias otra vez. Después de una hora esperando sin que hubiera nadie más, la médico la miró con cara de preocupación. Le hicieron una serie de pruebas”.

Tras todo el día esperando a una información acerca de las pruebas de su mujer, ya por la noche decide preguntarle al médico, quien le dice que todavía no puede darle noticias. “A la una y media de la noche recibo ya un mensaje de mi mujer que me dice que da positivo en coronavirus y que le ha afectado al riñón, y a las 8 de esta mañana me manda otro diciéndome que la ingresan en la UCI porque no respira bien”. Tras cinco días luchando por su vida, Samra fallecía finalmente el 6 de abril en la UCI.

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Su padre, Maimon, en conversaciones con ‘El Pueblo’ no se explica todavía como su hija pudo fallecer ese lunes negro 6 de abril en el Hospital Universitario, después de que entrara por su propio pie en urgencias y de que finalmente fuera empeorando su estado de salud, hasta que la intubaran y que falleciera cinco días después en la UCI. Maimon todavía tiene guardado el último mensaje de voz que le envió antes de que fuera ingresada en el hospital por última vez. “Eran las 2 y media de la madrugada y mi hija me envió una audio diciéndome que estaba mala y que quería enmiarme este audio para que lo escuchara cuando me levantara por si después no podía en el hospital al día siguiente. Esa fue la última vez que pude escuchar su voz. Al día siguiente ya me llamaron y me dijeron que la habían ingresado en la UCI y que la habían intubado, sin ni siquiera darnos permiso a la familia para hacerlo”.

El padre se mostraba esperanzado con que su hija se recuperara cuando fue ingresada en la UCI, sin embargo, su mujer perdió completamente la esperanza en ese momento: “Cuando entró en la UCI mi mujer decía que de ahí ya no salía”.

Maimon narra el infierno en vida que está viviendo la familia desde que la llama de su hija se apagara para siempre. El padre señala que esta tragedia les ha destrozado la vida: “Nosotros éramos una familia normal. Trabajadora de toda la vida, mi hija se buscaba siempre la vida en lo que pudiera. Éramos felices. A mi hija la quería mucho todo el mundo, no lo digo porque sea mi hija, sino porque ella era muy cariñosa”.

El padre afirma que la familia ya no es la misma desde este trágico desenlace, y les está pasando factura, empezando por su nieta, la hija de Samra quien por las noches se despierta acordándose de su madre: “Nosotros le decimos que su mamá está en el cielo. Pero ella la echa mucho de menos, sobre todo por las noches, porque se sueña con ella y se despierta preguntando por ella. Ambas estaban muy unidas y la pérdida ha sido muy grande para la niña”. Aunque “está en el cielo”, el abuelo narra que su nieta está esperándola para que baje y vuelva a casa con ella: “Muchas veces nos pregunta que cuándo va a volver su madre. Otras se asoma a la ventana y cuando ve la luna la señala y nos dice que su madre está ahí y que la está saludando. Entonces la niña la saluda. Aunque mi hijo le dice que su madre está aún más arriba y ella se queda triste”.

Su nieta está siendo la motivación de la familia para salir adelante. Es más, su abuelo cuenta con brillo en los ojos que su nieta se ha convertido prácticamente en su hija y enseña una foto de ella presumiendo de nieta: “Estoy haciendo con mi nieta lo mismo que hacía con mi hija cuando tenía su misma edad. Además se parecen mucho”. Por ello, se ha convertido en su ojito derecho ahora que su hija no está: “Por las noches le doy una vuelta por la manzana a lomos y le suelo comprar un polo que a ella le gusta mucho”. Esa es la única vez que sale de casa y que no sea únicamente para ir al Mercado donde sigue regentando su puesto, ya que la familia desde el duro golpe del pasado 6 de abril se ha resguardado en el hogar y apenas salen de casa: “Estoy todo el día en casa. Se me ha quitado las ganas de salir. El Corán me ha ayudado mucho y está siendo mi única escapatoria para ayudarme a salir adelante. Si no tuviera el Corán, estaría mucho peor, sobre todo la primera semana, que estaba muy mal, pensaba que me iba a dar un infarto”, se sincera Maimon.

La familia está intentando salir adelante como puede. Es duro, ya que un padre y una madre nunca están preparados para la pérdida de una hija, y más en estas circunstancias y siendo tan joven. El coronavirus se la arrebató de un día para otro. Una de sus primas, “que tenía mucha relación con ella” afirma a este medio que incluso al inicio de la pandemia bromeaban sobre la misma sin imaginar hasta donde podía llegar su capacidad de devastación de vidas humanas: “Nunca nos hubiéramos imaginado esto”, mientras enseña con lágrimas en los ojos fotos con Samra que se habían hecho junto al resto de sus primas pocas semanas antes de que falleciera la joven falleciera. Se las veía muy felices y sobre todo a Samra, que aparecia en todas las fotos con sonrisa en boca. Una sonrisa que se ha convertido ya en eterna para sus seres queridos.

Por todo ello, van a interponer una demanda al INGESA por lo que creen que ha sido “una negligencia médica grave”. “Yo no quiero a estas alturas dinero. Yo solo quiero que se haga justicia con la muerte de mi hija. Si finalmente nos dan algo de dinero será para mi nieta”.

El marido de la fallecida, Morad, afirma a ‘El Pueblo’ que recientemente acaban de presentar los papeles necesarios a su abogado para encargar un informe pericial médico a unos peritos de Madrid, que serán los que determinen finalmente cómo llevar a cabo la denuncia contra el INGESA. Morad afirma que “está siendo muy dura la situación” y que ahora están empezando a ser conscientes lo que significa la pérdida de Samra, dos meses después de su adiós. Aunque para ellos Samra no se ha ido en realidad ya que "no muere quien permanece vivo en el corazón”.

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