El paso por la cárcel de Ceuta del cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils
YIHADISMO
La periodista de TV3, Anna Teixidor, dedica un apartado a Ceuta en su libro sobre los atentados de Barcelona y Cambrils, 'Los silencios del 17-A'.
            La periodista de TV3, Anna Teixidor, acaba de sacar recientemente al mercado su libro sobre los atentados yihadistas del 17-A de Barcelona y Cambrils que conmocianoran al mundo. En su obra 'Los silencios del 17-A' ha dedicado dos años a investigar los atentados terroristas de la Rambla de Barcelona y Cambrils que se perpetraron el 17 de agosto de 2017, los más graves de la década en España.
Para ello, ha realizado más de 100 entrevistas y ha tenido acceso al sumario de más de 30.000 páginas. Así ha logrado un retrato inédito de los autores de unos sucesos que conmocionaron al mundo, un relato que han publicado cuando faltan pocos meses para el inicio del juicio. "¿Quiénes eran esos jóvenes que se convirtieron en terroristas? ¿Cómo logró el imán Abdelbaki Es-Satty canalizar sus frustraciones en un proyecto violento y extremista? ¿Qué se está haciendo en España para que no vuelva a pasar?", son algunas de las preguntas que se hace la autora a lo largo del libro.
Lo curioso es que Ceuta tiene un capítulo en este libro de Teixidor. Concretamente, le dedica un apartado al pase por la cárcel de Ceuta del autor intelectual de los atentados de Barcelona y Cambrils, Abdelbaki Es Satty, tras haber sido condenado por traficar con 121.106 gramos de hachís en el puerto de Ceuta.
Anna Teixidor comienza el capítulo reconstruyendo la detención de Es Satty: "A las siete y cuarto de la tarde del primero de enero de 2010, Abdelbaki se encuentra en un vehículo a su nombre en el recinto portuario de Ceuta, decidido a embarcarse en el transbordador que lo tiene que llevar a Algeciras. En el momento de pasar el control de preembarque de vehículos, un perro de la policía olfatea alguna sustancia sospechosa en su interior. Lleva escondidos 121.106 gramos de hachís, que en el mercado pueden tener un valor de más de 176.000 euros. La primera reacción de Abdelbaki es negar cualquier relación con ese arsenal de droga. De poco le sirve, puesto que ingresa el 3 de enero de 2010 en el Centro Penitenciario de Ceuta".
Pero la autora destaca que la cárcel de Ceuta es "una cárcel masificada. Una circunstancia quefavorece su traslado el 9 de febrero como interno preventivo a Castellón I, una zona relativamente cercana al Garraf, donde ha vivido los diez años anteriores. Solo vuelve a la ciudad autónoma durante los días del juicio, entre el 14 de diciembre de 2011 y el 5 de enero de 2012".
Sin embargo, el autor de este delito "desde que ingresa en prisión, Abdelbaki está obsesionado con el relato que explica ante el juez. En la primera declaración ante la policía, niega que esa droga fuera suya, sin aportar dato, prueba o nombre que lo exculpe. Su versión cambia en los meses siguientes, cuando se siente engañado y defraudado porque los miembros de la organización para la que supuestamente trabaja se desentienden de él, sin proporcionarle un abogado privado o una cierta remuneración por los servicios prestados".
Su trabajo viene enmarcado como 'mula': "En el Estrecho de Gibraltar es habitual que organizaciones cri- minales contraten los servicios de individuos que acepten hacer de «mulas», una forma coloquial para referirse a personas que cru-zan la frontera camuflando droga. En ocasiones, dichas «mulas»ni siquiera son conscientes de la cantidad de sustancias estupefa- cientes que están introduciendo ilegalmente en el país y tampoco de las penas a las que se pueden enfrentar si acaban detenidos".
Toda esta situación le llevó a "sentirse engañado y abandonado a su suerte– parece que le hace cambiar de argumentación ante el juez. «El hombre se siente defraudado», dice uno de los abogados que sigue la vista, y se muestra contradictorio ante las acusaciones. Es Satty asegura que tres hermanos marroquíes establecidos en Cambrils lo introducen en una furgoneta en junio de 2009, lo apalean mientras otro le apunta con una pistola y lo abandonan en una granja. Acto seguido, le queman su furgoneta y está en coma durante cuatro días ingresado en el hospital. De hecho, des- de la cárcel escribe varias cartas dirigidas a instituciones (Fiscalía General del Estado, Defensor del Pueblo y Jefe del Estado) para denunciar que una banda relacionada con el hachís le ha engañado y está injustamente acusado".
Por ello, ante estas actusaciones "el juez señala otro día de juicio y se cita a declarar a los hermanos, a quienes se les asigna un abogado deoficio. Los tres hermanos llegan, procedentes de Tarragona, conuna actitud tranquila y dicen que no conocen a Abdelbaki Es-Sat- ty y que nunca antes lo habían visto".
Sin embargo, la autoria señala que "Es-Satty no aporta ninguna prueba ni argumenta-ción lo suficientemente sólida como para iniciar una investigación.«Se trataba de la palabra de un acusado contra otras personas que negaban conocerlo y que ni siquiera estaban en el escenario de los hechos», dice uno de los abogados alegando que es una causa perdida", por lo que "detecta notables contradicciones entre las versiones de Es-Satty, que este último atribuye a errores de traducción, aunque estas explicaciones no convencen al magistrado. La sentencia le condena a cuatro años y un mes de prisión. En caso de impago de la multa impuesta, que asciende a 176.087’83 euros, deberá pasar noventa días más internado".
Es en esta altura del capítulo en el que la autora del libro se pregunta por la radicalización de este musulmán: "¿Es en algún momento de estos días que pasa entre rejas –al alimentar el sentimiento de victimización, al pensar cómo mostrar su inocencia y evitar una expulsión forzosa a Marruecos– cuando se cataliza su proceso de radicalización? O, de hecho, ¿se está gestando desde que conoce al suicida Belgacem Bellil casi diez años antes? ¿El hombre de treinta y ocho años, que se ha dejado llevar por el mundo oscuro de la delincuencia y ha desatendido a la familia, quiere redimirse de sus pecados?".
Por último, la autora concluye el capítulo sobre esta anécdota en Ceuta afirmando que "la prisión puededar el tiempo necesario para encontrar nuevos significados a las crisis personales. Algunos académicos hablan de la «narración de la redención», en la que los internos experimentan una «apertura cognitiva», un evento impactante o una crisis personal que los impulsa a valorar de nuevo su vida. El interno se puede dar cuenta de la necesidad de romper con su pasado criminal y compensar sus pecados justificando sus actos a través de la religión y de su participación en el yihadismo".