Vivas jamás atentará contra la libertad religiosa de nadie

Mucho debate político está generando la Pascua del Sacrificio que los musulmanes celebran rememorando la gesta del gran padre de todos los creyentes en un Dios único, Abraham o Ibrahim.

Cuando los responsables políticos se acercan a estas cuestiones, deben andar con cuidado, porque las emociones casi siempre superan a las razones.

Yo soy de los que creen que en Ceuta los partidos políticos, en general, tienen suficiente madurez para actuar con la inteligencia que la situación merece, osea, nada de anuncios parecidos a un salto al vacio o de decisiones tomadas por tacticismo político.

Es un hecho, y estoy seguro que irreversible, que la Fiesta del Sacrificio está y seguirá estando en el calendario de fiestas oficiales de la ciudad autónoma de Ceuta, porque está anclada en el sentir general de todos los ceutíes, la convivencia basada en el respeto y aprecio por la pluralidad que conforma nuestra sociedad.

No se suspende la fiesta, ni se saca del calendario. En todo caso, lo que se suspenden son determinadas medidas de apoyo que se prestaban desde la Ciudad. Dice el Gobierno que así lo aconsejan los informes técnicos sanitarios que tiene en su poder, y que avalaron en su momento otras suspensiones.

Tal vez el Gobierno debió promover antes un acercamiento a los líderes de las comunidades islámicas, previamente a anunciar la decisión de suspender la contratación de las carpas para el sacrificio. Pero el encuentro o se está produciendo o se va a producir en cualquier caso, y debe servir para promover consensos, porque esencialmente seguimos hablando de salud y sobre todo, con consenso o sin consenso, lo que debe hacer el Gobierno es ser lo más transparente posible.

Los informes que al parecer sustentan la decisión deben ponerse a disposición de los afectados y, a mi juicio, de toda la ciudadanía.

Ahora, como siempre, pero quizás más que nunca la transparencia es la clave para superar esta polémica que jamás debió producirse. Estoy absolutamente convencido de que Juan Vivas jamás atentará contra la libertad religiosa de nadie y que siente y vive el sentimiento religioso de todos los ceutíes como cualquiera de ellos, mostrando su apoyo y su aprecio hacia ese valor intangible pero impagable que supone la diversidad religiosa en Ceuta. Es un caballa más que siente el orgullo de ser de una tierra en la que la Virgen de África es de todos, pero también es de todos el recuerdo y la celebración del sacrificio de Ibrahim, la luz que el candelabro hebreo nos trasmite a todos, o la hermandad que nos recuerda el Ganesh cada vez que nuestros hermanos hindúes nos acercan a su fe.

Esta Ceuta, icono único de la paz en este extraño mundo, debe seguir siendo un lugar de encuentro y no de división, y por ello es urgente que todas las dudas se despejen, los egoismos partidistas o las posiciones radicales se aislen, y como sólo se trata de salud, un bien como la vida, respetado y amparado por todas las grandes religiones del mundo, dejemos que los expertos nos digan que es lo más conveniente.

Por eso es tan imperioso que ellos hablen y que todos les oigamos.

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