Cuidado con dejarse arrastrar por el radicalismo

Cuando un consejero se siente amenazado por hacer lo que cree que es su trabajo, es que algo va mal. Cuando una portavoz de un grupo político dice que desde el Gobierno se ha elaborado un plan para cercenar la libertad religiosa, es que algo va aún peor. Y a lo mejor nada va tan mal y la gente normal, la mayoría, ni se siente amenazada ni ve peligrar sus derechos y resulta que lo que está mal, muy mal, es la política.

Debo insistir a fuerza de repetir la verdad hasta donde sea necesario, que la Fiesta del Sacrificio forma parte de nuestras fiestas oficiales y eso nadie lo va a cambiar. El asunto era más bien encontrar la manera de conciliar una tradición secular, que sin duda es singular, con las recomendaciones y normas que las autoridades sanitarias han establecido para contener la pandemia de la Covid-19.

Creo que los responsables políticos deben en estos casos buscar menos protagonismo y no azuzar debates emocionales. Creo que los máximos responsables técnicos no han actuado con determinación, dejando demasiado espacio a la política en un asunto que sólo era de salud y algunos/as lo han aprovechado o… más bien desaprovechado, porque estos son los momentos de la grandeza y no del oportunismo, pero también es verdad que el ambiente está enrarecido y lleno de excesos en todas las esquinas.

Creo que en esta ocasión, como en otras muchas en las que Vivas ha actuado con autonomía, lo mejor de todo (no lo único bueno) ha sido la solución que ha ofrecido para salir del laberinto. Esperemos que las aguas vuelvan a su cauce y que las declaraciones gruesas no se centren en asuntos tan importantes como los sentimientos de los ceutíes y que se dejen para la política pura, es decir, para aquello que no sirve para casi nada y que no hace ni bien ni mal, sólo entretiene.

Hay que tener cuidado con dejarse arrastrar por el radicalismo cuando hablamos de las cosas que importan en Ceuta y si alguien sabe dominar el equilibrio ese es Juan Vivas. Y ahora, cuando los extremos están que hechan chispas, hace mucha falta su capacidad de liderar la ciudad por los caminos de la tranquilidad, con autonomía y sin miedo. Al fin y al cabo, ningún portavoz de los grupos de la Asamblea, exceptuando el grupo popular, por supuesto, ninguno de los otros le quería volver a ver ocupando la Presidencia de la Ciudad, así que sólo se debe a los ceutíes.

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