La visita de los reyes

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No debería sorprender a los ceutíes, que la visita del Jefe del Estado a Ceuta vaya precedida de cierta polémica. Siempre ha sido así y da igual quien gobierne en España, porque todos los gobiernos han sucumbido a la cuestión de la estrategia diplomática con Marruecos, el admirado país de Moratinos y de casi todos los ministros de exteriores del gobierno de España.

España, que tiene dos fronteras terrestres con Marruecos y comparte, con más o menos acuerdo, muchos kilómetros de costa, es el país europeo más cercano, más vecino del reino alauita, pero no el que más influencia ejerce, ni política, ni cultural, ni empresarial, ya que Francia nos supera con creces en todos los ámbitos. España siempre se ha movido en relación a Marruecos con una especie de complejo o de necesidad de demostrar algo y ante esa debilidad tan perceptible, Marruecos siempre ha reaccionado igual: con desprecio y con la unilateralidad y sin en materia antiterrorista existe una buenacolaboración, es porque Marruecos se siente más amenazado que España por el integrismo.

Este es el panorama, pero el mismo, cual lienzo pintado durante décadas, no puede justificar lo injustificable. Ceuta y Melilla son parte integrante y esencial de la nación española, aunque para algunos sean molestos y anacrónicos apéndices. También hay quien piensa que Cataluña debe separarse de España y también son pocos y equivocados. Pero España es una democracia y su ordenamiento jurídico es la base de esa democracia y el desistimiento, por disimulado que sea, de las obligaciones básicas del gobierno, afecta al interés de toda la nación. Las declaraciones de la portavoz del gobierno de España sobre el tema, diciendo sin más, que por lo que el gobierno tiene entendido, la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla no estaba en su agenda, son de esas que dejan a cualquiera un poco estupefacto. A ver, ¿de qué agenda estamos hablando? ¿de la del gobierno o de la de los reyes? Pero, además, ¿alguien a estas alturas se cree que el Rey tiene agenda pública propia e independiente? Sabido es por todos, que la agenda pública del Jefe del Estado debe ser autorizada por el gobierno, al cual, según su portavoz, la señora Montero, “no le consta que esa visita esté prevista”.

Pues listo. Si al gobierno “no le consta”, ese “no consta” se llama que no hay visita y no la hay porque el gobierno debe considerar, por alguna razón, que no es conveniente, pero para dejarlo todo en una nebulosa, deslizan suavemente algo para que la responsabilidad sea compartida entre ellos, el gobierno, junto con la casa real.

Mala decisión, igual que otras veces y con otros gobiernos, sí, pero ahora peor, porque cuando la vida era normal… daba un poco igual. El problema es que ahora el mundo se ha puesto patas arriba y que el Rey visite todos los territorios para transmitir ánimo y unión es algo que se sale de lo cotidiano. Por eso dejar fuera de esas visitas a Ceuta y a Melilla es un error garrafal, que hace daño a ambas ciudades, sin duda, pero que evidencia la debilidad de un país que no sabe en estos momentos cual es su posición ni en la historia pasada ni en la que contarán nuestros hijos. España no puede seguir pidiendo perdón por lo mucho y bueno que ha hecho a tantos y, tampoco, debe pedir anuencia a nadie por defender sus derechos y su dignidad como país y por preservar los derechos y la dignidad de sus ciudadanos y de sus territorios.

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