La economía de Ceuta

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La economía de Ceuta está enviando importantes avisos de auxilio durante los últimos meses. El último a través de las declaraciones del presidente de la Cámara de comercio, precedidas del anuncio de cierre por parte de una tienda de Inditex en el Rebellín.

No es cuestión de seguir recreándonos en las causas, por ser sobradamente conocidas: el plan de Marruecos y el covid 19. Sin embargo, si no se producen reacciones certeras y rápidas en el tiempo, probablemente habría que añadir una tercera causa del colapso económico: la inacción de las administraciones públicas.

Que Marruecos tiene una hoja de ruta para forzar la claudicación de Ceuta, es algo que ya nadie discute y, esta realidad que, en si misma, ya es un problema, parece agravarse cuando no se percibe que España también tenga un plan para fortalecer la posición de Ceuta y de la ciudad hermana de Melilla.

España no está haciendo valer en absoluto su papel de socio principal ante las instituciones europeas. Y no lo hace porque no puede, porque su política exterior respecto de Marruecos es errática y provoca confusión. El último ejemplo ha sido la cancelación de la visita del Jefe del Estado. Esto ¿cómo se explica en Europa? ¿qué señal o mensaje estamos enviando? Anteponer un inexplicable respeto a un país externo en lugar de defender con ahínco las posiciones propias, deja a España con dos frentes de debilidad, el del sur y el que ha mostrado ante sus socios del norte. Por eso nadie hace ni caso al gobierno español, ni en Rabat ni en Bruselas, porque aquí nadie entiende que quiere España y, en Rabat, porque no la ven fuerte ni en su propio espacio geopolítico. Ningún país serio aceptaría una posición tan hostil de un tercero, ayudado además por el primero y sus socios.

Pero no sólo de críticas vivimos o podemos vivir, por eso urge más hacer algo o empujar en esa dirección. Es imprescindible una reunión urgente y al máximo nivel entre el gobierno de Ceuta y el gobierno de España, para diseñar una inmediata respuesta ante la crisis que nos amenaza. Y para que eso se produzca ya y el resultado sea el deseado, hay que romper las barreras pueblerinas que pretenden mantener la política de bloques en nuestra ciudad. Ceuta es más grande que el PSOE y el PP y mejor que sus gobiernos, de modo que con que estos se pongan a la altura de los ceutíes y de los españoles, será suficiente para salir del atolladero. Hace falta ya un compromiso firme, pactado y sellado de ambos gobiernos que genere confianza y asuste a los fantasmas. Es fácil, es posible y es lo que demanda Ceuta. Si no se hace, no valdrán las culpas cruzadas y a quienes tengan la tentación de obstaculizarlo, con dejarlos al margen será suficiente. No hay patriotismo sin pan. Se gobierna para las personas, no para las ideas.

Por favor.

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