La leyenda de Aisha Kandisha

José María Fortes Castillo

Este escrito lo publicó hace unos tres años, nuestro inolvidable amigo Higinio Molina López, y decía así:

Mientras aquí a los niños se les asusta con el hombre del saco o el Coco, el personaje que más miedo da a los niños en Marruecos, el que consigue que se terminen toda la cena o se vayan a dormir, es Aisha Kandisha.

Aisha Kandisha, se presenta como una mujer hermosa y seductora, de cabellos largos, algunos dicen que, con manos de carnero, a quien le gusta especialmente los lugares con agua, el mar, los ríos, las fuentes y pozos.

Seduce a los hombres, consigue que se vuelvan locos e incluso lleguen al suicidio, y entonces se convierte en la djina que realmente es, una anciana sin dientes y pelo largo y sucio, despeinada y con mirada cruel.

También se la conoce como Lala Aihsa, Aihsa Sudaniya o Aihsa Elgawia.

La leyenda de Aisha Kandisha es una evolución del mito judío de Lilith, la que fue la primera mujer de Adán antes que Eva. Lilith fue creada por Dios a la vez que Adán, a su imagen y semejanza, abandonó el Edén al considerar que Adán no la trataba como a un igual y pretendía someterla. Fue entonces al mar Muerto donde fueron los ángeles a buscarla, al no querer volver al Paraiso, Dios la castigó matando a sus hijos. Desde entonces, Lilith intenta vengarse raptando a los niños de sus cunas y (según la tradición hebrea) matando a los niños menores de ocho días, sin circuncidar.

Es también una especie de demonio que seduce a los hombres en sus sueños.

Hay dos leyendas que podrían explicar de donde surge el nombre de Aisha Kandisha, que podría ser el nombre que realmente existió.

Según una de estas leyendas, Aisha, fue una mujer que existió en el siglo XVI, que se enfrentó a los portugueses cuando invadieron la ciudad de Mazagán (lo que ahora es El-Jadida). Ellos diezmaron a su familia y la violaron. En venganza ella utilizaba su belleza para seducir a los soldados y después matarlos.

Otra de las leyendas que narra Higinio, es la que ya os he contado sobre la Condesa a la que mantuvieron en Marruecos como rehén y se bañaba todas las noches en las cristalinas aguas del Mediterráneo.

En Marruecos, para cada djin, existe un talismán de protección (prosigue Higinio), y los dibujos que se hacen con las hennas en forma de hojas, diamantes o dibujos con muchos puntos, tienen la finalidad de proteger contra los hechizos de Aisha Kandisha.

Yo os voy a contar mi propia versión, que más que mía, es de mi admirado don Alberto Baeza Herrazti, que cierta noche de 1970, cenando en el hotel Suizo de Granada, en compañía de los señores don Manuel Díaz Durán y don Antonio Polo Brotons, surgió el tema y el señor Baeza comentó lo siguiente: Yo, he investigado dicha leyenda en varios lugares de Marruecos como Tetuán, Tánger, Fez y Casablanca y Aisha Kandisha existió. Cuando Portugal conquista Mazagán en 1513, los soldados portugueses, como hicieron en Ceuta, se dedicaron al saqueo, asesinato y violaciones. Asesinaron familias enteras, hombres, mujeres y niños, buscando tesoros escondidos, con lo cual, en las viviendas, destrosaron paredes, suelos y todo aquello que pudiera servir para esconder algo. Penetraron en la casa de Aisha Kandisha y asesinaron a sus padres y hermanos, librándose ella por su gran belleza. Los soldados quedaron admirados al contemplar aquella joven mora tan hermosa, y por ello le perdonaron la vida, pero tuvo que sufrir varias violaciones.

A partir de entonces, su corazón lleno de odio y deseos de venganza, la llevaron a lo que la leyenda narra; de noche se acercaba a los centinelas que más apartados y solitarios estaban, seduciéndolos con extrema facilidad dada su hermosura, de manera que, cuando el soldado creía estar disfrutando de un bello momento de amor, sentía como la jambia (puñal de origen árabe, de forma curva y laboriosamente labrado), penetraba en su pecho atravesándole el corazón.

Así nació la leyenda (según Baeza). Pronto la fama de Aisha fue subiendo para terror de los soldados portugueses, pero fue tanta su fama, que las mujeres marroquíes, también asustaban a sus hijos con la frase “que viene Aisha Kandisha”, bien para que comieran los niños o se fueran a la cama, pero el caso es que nace como enemigo de los soldados portugueses y el fanatismo e ignorancia del pueblo rural marroquí, la convierte en un demonio para ellos mismos. Fanatismo que aún perdura. Más tarde, como en todas las leyendas, las inventivas hacen el resto, como lo de las patas de cabra, etcétera. Yo también tengo mi propia opinión al respecto y es que durante el reinado de Hassan II, las desapariciones de marroquíes contrarios al régimen fueron muchas, todas por culpa de Aisha Kandisha.

Mi próximo trabajo estará relacionado con el hombre del saco o el mantequero de mi niñez, que los más mayores recordaran con toda seguridad.

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