Antonio Dorregaray y Rominguera Ceuta 1.823-Zaragoza 1.882 (II)
De cruz de San Fernando 1ª clase en Wad-Ras 1.860, a teniente general del Ejército Carlista en la 3ª Guerra, 1.872-1.876
En la primera parte dejamos a las tropas carlistas derrotadas en Oroquieta y el pretendiente al trono como Carlos VII regresando a Francia
Real Decreto de 2 de octubre de 1.872
Teniendo en cuenta mi decreto de 14 de agosto de 1.872, en el que, disolviendo la Junta militar vasco-navarra, dispuse que se entendieran conmigo los comandantes generales de Navarra y de las tres provincias vascongadas.
Teniendo en cuenta las Reales órdenes de la misma fecha, por las que nombraba comandante general de Guipúzcoa a don Juan Bautista Aguirre, y se daban instrucciones a los demás comandantes generales.
Teniendo en cuenta la Real orden del 27 del mismo agosto, por la que tuve a bien disponer que los cuatro comandantes generales continuasen en sus puestos cumpliendo el tenor de las citadas Reales órdenes de 4 de agosto.
Teniendo en cuenta mí carta autógrafa del 5 de septiembre próximo pasado, dirigida al comandante general de Navarra para conocimiento suyo y de los demás en la que les rogaba que permaneciesen en sus destinos.
Teniendo en cuenta mi nueva autógrafa de 15 de septiembre siguiente en que ordenaba y mandaba que los referidos comandantes generales continuaran en el desempeño de su cargo.
Considerando que las instancias del 15 de agosto en súplica de ser relevados los comandantes generales de Navarra, Álava, Vizcaya y presentando su dimisión el de Guipúzcoa, escritas todas en igual papel, con la misma letra y con idéntica minuta, constituyen un acto colectivo de sedición.
Considerando que el fondo y texto de dichas instancias son un acto de desobediencia y un ataque a mi derecho de elección de servidores.
Considerando que al insistir el 29 de agosto por segunda vez en sus dimisiones en la misma forma sediciosa y con las mismas circunstancias de desobediencia y ataque a mí prerrogativa, han agravado su mal proceder.
Considerando que han desoído mis ruegos, significando en carta autógrafa cuando olvidaba las ofensas en gracias a los servicios, insistiendo por tercera vez en sus dimisiones en escrito de 8, 9 y 10 de septiembre.
Considerando que, después de mi orden terminante y autógrafa también, es incalificable las instancias por cuarta vez que acusan los escritos de 9, 21, 23 y 24 de septiembre.
Considerando el perjuicio que han causado a mis servicios deteniendo el debido curso de los trabajos por espacio de tres meses.
Considerando que ha impedido, no cumpliendo mis prevenciones, que premiase a los valientes que han tenido parte en la campaña vasco-navarra.
Vista la gravedad de las circunstancias.
Visto que manteniéndose en armas Cataluña, todo acto en contra de mis servicios puede considerarse frente al enemigo.
Visto que la falta es tanto más grave cuanto que implica el abuso de las circunstancias que no puede ejercer cumplida justicia.
Vista la alta graduación e importancia de los que la cometen dando en público mal ejemplo.
Visto mis órdenes de septiembre y octubre de 1.870 prohibiendo las dimisiones de los militares y el abuso de publicidad.
Visto mi autógrafo de 18 de agosto de este año dirigido a don Juan de Dios Polo.
Visto el espíritu y letra de las Reales ordenanzas.
Vengo a destituir a don Fulgencio de Carasa, al marqués de Valde-Espina, a don Juan Bautista Aguirre y a don Geraldo de Velasco, respectivamente de los cargos de comandantes generales de Navarra, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, reservándome hacerles comparecer en su día ante un consejo de guerra.
Tendreíslo entendido, y dispondréis lo conveniente para que sea cumplido y tengan conocimiento exacto los interesados. CARLOS
Dado en la frontera de España (Historia del Tradicionalismo español Tomo XXIV. (Páginas 186-187)
NOTA: en diversos documentos oficiales el segundo apellido aparece como Dominguera, cuando es Rominguera.
En octubre de 1.872 D. Carlos nombro a Dorregaray comandante general de Navarra y Vascongadas, sustituyendo a Ruiz de Rada, que como indicamos arriba había sido culpado por D. Carlos de la derrota de Oroquieta.
Dorregaray designo sus lugartenientes: a don Nicolás Ollo, don Antonio Lizarraga ambos voluntarios de la primera guerra y combatientes en la de África al igual que él mismo, a un hombre de la nobleza el marqués de Valdespina, a José Pérula guerrillero en la primera guerra y laureado en África, después coronel de caballería.
Ampliando lo arriba señalado, adjuntamos una carta de don Carlos a Dorregaray con fecha del 14 de diciembre de 1.872.
Querido Dorregaray: Recibirás esta carta mañana a las doce; el mismo día señalado por mí para el alzamiento de las Provincias de tu mando. Es una necesidad de mí corazón en estos supremos instantes, confiarte mis sentimientos y escribirte más como a un amigo que como general.
El movimiento es necesario indispensable: Cataluña, las circunstancias del momento, nuestra honra, todo en fin, lo está exigiendo, lo he decretado, pues, obedeciendo la voz del patriotismo y de la conciencia; bien decretado está todos los esfuerzos imaginables para obtener recursos los he hecho, y te he mandado las cantidades que pude. Por tu parte también has hecho lo posible para organizar tus medios de acción, y has logrado lo que humanamente puede lograrse.
Unos y otros hemos cumplido hasta aquí con nuestro deber; ahora nos quedan aún deberes más grandes y espinosos.
Mi grito de guerra es y será siempre ¡Adelante!; pero esta palabra no significa dar batalla y empezar la lucha, como si tuviéramos los elementos necesarios, no; nuestro deber hoy es organizar, fraccionar y esparcir las fuerzas, huir a encuentros inútiles o inciertos; en una palabra, imitando a los valientes y entendidos catalanes, sostenerse siempre, e ir formándose para el día en que la guerra pueda adquirir un carácter violento
Yo me contentaría con que dentro de un mes empezara a tomar cuerpo, y a ser lucha decisiva el movimiento que empezáis mañana, a no ser que sucesos extraordinarios y favorables nos permitiesen pasar pronto el Ebro, y llegar a lo que deseamos.
Entretanto, no debes descuidarte un punto, cortar los ferrocarriles e interrumpir los trenes, inutilizar las líneas y aparatos telegráficos, destruir la correspondencia oficial, apoderarse de los caudales y efectos públicos, poner en fin, cuantas trabas y obstáculos se puedan a la acción del enemigo, cuidando muy particularmente de atraerse sus tropas: Al mismo tiempo deben acostumbrarse nuestros voluntarios a buscar recursos y contentarse con lo que haya, animándoles con la entrada frecuente en pueblos amigos, según lo más que dé de sí el país y los acontecimientos.
Tu no debes meterte a guerrillero, debes permanecer en tu puesto, empujar a todo el mundo y darles el ejemplo cuando sea preciso. Pero persuade a todos a resistir siempre, siempre, y hemos triunfado.
Quisiera y pido a Dios que el general, no importa presida nuestra empresa. Quisiera que todos los carlistas que van a entrar mañana, considerasen el Pirineo como una barrera de hierro infranqueable, y olvidasen que hay un país que se llama Francia. Si sabemos quemar las naves y desplegar la tenacidad heroica que distingue a España entre todas las naciones de nuestra raza, la victoria es segura. Queda a tu discreción fijar el momento oportuno para tu entrada; pero cuando la verifiques, di a todo el mundo en mi nombre, que estoy animadísimo, impaciente y ansioso de pisar otra vez, pronto, muy pronto, esa tierra querida; que suspiro por verme a la cabeza de mis voluntarios, y mientras pueda hacerlo, les pido ahora paciencia, sufrimiento, constancia y resistencia a muerte.
Ojalá que los conceptos que espontáneamente voy dejando en este papel, se grave en los corazones de todos; y así será, pues nada nuevo recomiendo, nada que no sea virtud propia del buen español. ¡Animo pues! Que vuestro Rey está animoso cual ninguno, y decidido a ser, con la ayuda de Dios y de España, otro Pelayo que conquiste la Patria y la liberte de vergonzosa dominación. Dios te Guarde: Tu afectísimo CARLOS.
P.D. Tu carta de hoy que acabo de recibir, me obliga a ponerte una posdata. Por las razones que me das consiento en la suspensión que me pides; pero nada más que hasta el 18 y por última vez. Rubricado ((Historia del Tradicionalismo español Tomo XXIV. (Páginas 192-193)
El 17 de diciembre don Carlos escribe nuevamente a Dorregaray:
Querido Dorregaray: Acabo de recibir por conducto de Lasuen tu carta de hoy, que es digna de un soldado español, digna de ti. Quiera Dios que con la misma decisión que tu, atraviesen todos el Pirineo, y que tu ejemplo sea bastante poderoso para resistir siempre, siempre, hasta vencer.
Voy a darte yo mismo las últimas instrucciones, conforme a lo que te dije, en autógrafa del 14. Es indispensable que como en él dispuse se inicie el movimiento del día 18; pero para que se haga con las condiciones que te dije, y para que aumente progresivamente a medida que el armamento se introduzca en España, debe empezarse por salir desde luego las partidas que se puedan formar en el interior de las provincias, y toda la gente que exista en Francia en disposición de llevar el fusil.
Formadas estas partidas, entrarán más adelantes los comandantes generales para unificarlas, organizarlas y disciplinarlas un poco, y conseguido esto, las pondrá bajo tú dirección.
Este sistema tiene la doble ventaja de que al empezar a salir las partidas no se alarme el gobierno usurpador, como sucedería si os presentarais todos los jefes desde el primer día, con lo cual cargarían fuerza, careceríais de medios de resistencia.; por otra parte, no podrá nunca considerarse esto como un movimiento que no va a tener resultados, pues siempre se dirá que empieza la insurrección y que luego irán los jefes. Este tiempo lo emplearás en hacer pasar el armamento y municiones, y además debes dejar bien establecida la Junta militar, y bien dispuestas las comunicaciones con Guipúzcoa y Navarra.
Este sistema ha producido los ventajosos resultados que tocamos en Cataluña. No creo que los vasco-navarros sean menos esforzados y sufridos que los catalanes, y espero por lo mismo iguales resultados ¡Animo, pues! Mi querido Dorregaray; obra con las esperanzas de que eres tú el destinado por Dios para comenzar la última campaña; y que la resistencia invisible y el tesón para sostener las armas carlistas, nos han de llevar a la salvación de la Patria y a la destrucción de los que hace tantos años la dominan y empequeñecen; Animo mientras yo apuro todos los medios para proporcionar recursos, y ojalá me una pronto contigo, para que al frente de mis voluntarios demos nuevos días de gloria a nuestra bandera. Dios te guarde Tu afectísimo CARLOS (Historia del Tradicionalismo español Tomo XXIV. (Página 194)
Dorregaray recomendó la misma táctica que siguió en la 1ª guerra Zumalacárregui conforme fueran llegando las armas, se irían instituyendo las unidades, se seguirá la táctica guerrillera y se enfrentarán a campo abierto a los enemigos.
En el bando gubernamental, el desorden y la indisciplina de las tropas hacen que Primo de Rivera presente la dimisión en la Jefatura del Ejército del Norte. Le sucede Moriones, que fracasa en la persecución de las partidas que, poco a poco, van creciendo perfectamente organizadas. La táctica de Dorregaray da buenos resultados.
Al proclamarse la República, Pavía sustituyo a Moriones lanzando una proclama ofreciendo Paz y Fuero, pero ya nadie le cree.
Proclama dirigida al ejército por Dorregaray comandante general de las provincias vasco-navarra y Rioja. 5 de enero de 1.873
Soldados: he vestido vuestro uniforme y con él serví en Cuba a mi patria como español, y en África combatí a los enemigos de Dios y de España como español y como cristiano.
Lo que no he podido defender, ni como español ni como cristiano ni como militar, es a un príncipe extranjero, cuyo solo nombre recuerda a los antiguos mercenarios de nuestros legítimos reyes.
Si vosotros le defendéis contra un pueblo entero que lo detesta, no os llaméis españoles.
Vuestros jefes, mis antiguos compañeros me conocen, que ellos os digan si hay mancha alguna en mi hoja de servicios.
El 2 de mayo de 1.873 las tropas de Dorregaray y las del coronel Costa se enfrentaron en Peñacerrada en dicha batalla cayó herido de gravedad en un brazo Dorregaray.
El 5 de mayo de 1.873 se produjo la importante batalla de Eraul, Navarra, cuando las fuerzas de Dorregaray, Rada y otros jefes carlistas vencieron a las fuerzas del general Navarro al que capturaron produciendo numerosas bajas al ejército liberal, así como gran cantidad de prisioneros.
Tras esta importante victoria carlista D. Carlos nombraría a Dorregaray “Marqués de Dorregaray.
El día 6 siguiente al día del combate Dorregaray escribió a D. Carlos diciéndole entre otras cosas:
Dieronse por una y otra parte tres cargas a la bayoneta para atacar y defender las posiciones, por último, una cuarta, dada por mí escolta y el escuadrón mandado por mi jefe de Estado Mayor, Marqués de Valde-Espina, decidió en nuestro favor la suerte de la batalla; desconcertado el enemigo, acabó por emprender la fuga en todas direcciones, dejando en nuestro poder un cañón, cuatro cajas de municiones y una cureña.
Termina la carta. El Marqués de Valde-Espina recibió un bayonetazo en el brazo izquierdo, y el teniente Lirio un balazo en la pierna.
Inmenso ha sido, Señor, el entusiasmo y el grito del ¡Viva el Rey! y ¡Viva España! nuestros voluntarios han cargado como veteranos.
A esta carta hubo una contestación de D. Carlos con fecha del 10 de mayo, felicitándole.
El 18 de mayo D. Carlos escribió a Dorregaray, desde la frontera de los Pirineos.
Mi querido Dorregaray: a pesar de la conducta indigna de que con nuestros prisioneros y aún con nuestros desgraciados heridos ha seguido siempre el gobierno revolucionario, no puedo yo olvidar, ni por un instante, que los jefes y oficiales que están en nuestro poder son españoles, y por consiguiente no pueden ser nunca considerados por mí como enemigos.
Quedas, pues autorizado para ponerlos en libertad, aceptando, como ellos ofrecen, su palabra de caballeros, de que retirándose a sus casas no han de volver más a hacer armas contra nosotros. Ruego a Dios permita que algún día acabe su ceguedad, así como la de otros muchos que por otros conceptos tanto valen, y comprendan que nuestra bandera es la de España y la única que puede levantar a nuestra tan desgraciada y humillada patria, dándoles justicia, orden y libertad verdadera. Siento mucho no poder hacer lo mismo con la clase de tropa, pues estas serían forzadas a volver a filas, y eso por los mismos hombres que poco ha con mentidas frases les prometían licenciarlosDorregaray a finales de 1.873 solicitó unos días de permiso a D. Carlos pues se había agravado la herida sufrida en Peñacerrada. Anteriormente recibió otras heridas una de ellas también en el brazo.
Sacamos una parte de la contestación que recibió Dorregaray de D. Carlos.
Mi querido Dorregaray: Al no ser por un motivo tan justo como el de haberse agravado tu herida, jamás consentiría en concederte la licencia que me pides, pues tengo motivos especiales para confiar en ti. Nunca olvidaré que al preguntarte si podrías venir a tomar el mando de estas provincias, cuando acababas de quedar inutilizado de un brazo para siempre, respondiste al oficial de Estado Mayor que te envié. “El Rey no necesita consultarme, sino mandar”.
El 16 de julio de 1.873, el pretendiente D. Carlos volvió a entrar en España por Zugarramurdi.
El 25-26 de agosto de este año Dorregaray junto al pretendiente rinden el fuerte de Estella en poder de los liberales.
La rendición quedó convenida bajo las condiciones siguientes, que en nombre de D. Carlos ejecutó Dorregaray:
Que la guarnición saldría del fuerte abandonando todas las armas, municiones y pertrechos de guerra.
Que los oficiales conservarán sus espadas
Que los prisioneros serían escoltados por fuerzas carlistas hasta las cercanías de Pamplona, donde quedarían en libertad.
Las compañías de ingenieros que operaron en las provincias del Norte durante la guerra civil, además de su frecuente uso como combatientes, desarrollaron gran cantidad de trabajos, fortificación en multitud de poblaciones, estaciones de ferrocarril, puentes, etc.
Un hecho ejemplar fue el protagonizado por la primera compañía del segundo batallón del segundo regimiento, mandado por el capitán de ingenieros D. Honorato de la Saleta, que dio pruebas de un valor rayano de temeridad, rechazando la intimación que para que se rindiera le hizo Dorregaray, que al mando de fuerzas inminentemente superiores a los 42 hombres que en total formaban la compañía; pues su capitán le contestó que . Por segunda vez trataron de persuadirle, para que se entregaran, pero de nuevo el capitán rechazó las proposiciones, manifestando que , y cuando después de esta contestación se preparaban para una obstinada defensa, vieron con sorpresa como los carlistas desfilaban sin hostilizarlos, manifestando estos. > (Muruarte de Reta, perteneciente al municipio de Tiebas-Muruarte e Reta) (Revista de Historia Militar, Extra Ingenieros/120)
Batalla de Montejurra, esta batalla tuvo lugar los días 7-8 y 9 de noviembre de 1.873, con nueva victoria carlistas. Por esta batalla le fue concedida a Dorregaray la Cruz de San Fernando de 5ª clase.