Isidro Alaix Fábregas Ceuta 1.789 – 1.853 Madrid (y IV)
De soldado voluntario en la expedición de Marqués de la Romana a Teniente General y Ministro de la Guerra

Dejamos el anterior escrito en 1.847 con la concepción del Título de Castilla con la denominación de Conde de Vergara y Vizconde de Villarrobledo.
De nuevo con los cambios políticos de la época le volvieron a don Isidro Alaix los problemas.
El periódico monárquico “LA ESPERANZA”, publicó con fecha del sábado 6 de noviembre de 1.847 la siguiente Real Orden:
Real orden del 4 de noviembre de 1.847
Capitanía general de Castilla la Nueva= Excmo. Sr= El Excmo. Sr. Ministro de la Guerra con fecha de hoy me dice lo que sigue.= Excmo. Sr= La Reina (Q.D.G.) se ha dignado destinar de cuartel a la ciudad de Plasencia en el distrito de Extremadura al Teniente General D. Isidro Alaix, siendo su Real voluntad el que V.E., dicte las disposiciones convenientes para que el expresado General salga de esta Corte para su destino en el preciso término de doce horas= Lo que traslado a V.E., para que por su parte tenga el exacto que se previene, esperando me acusen al acto su recibo y me manifieste la hora en que sale, para que tenga efecto la voluntad de S.M., y a fin de elevarlo a su Gobierno. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 4 de noviembre de 1.847=El Conde de Alcoy= Excmo. Sr. Teniente General D. Isidro Alaix, Conde de Vergara.=Contestación= Excmo. Sr. Al recibir la Real orden de este día para que dentro de doce horas salga de Madrid y para el destino de Plasencia, donde S.M. al señalado el Cuartel, contesto a V.E., que salgo de Madrid a la seis de la tarde. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 4 de noviembre de 1.847=Isidro Alaix=
Como complementario a lo arriba reseñado, adjuntamos del diario” ECO DEL COMERCIO” Nº 1.567 de fecha, domingo 7 de noviembre de 1.847 lo que sigue;
A continuación insertamos la sentida cuanto decorosa exposición que el digno general Alaix ha dirigido a S.M. El general que durante la guerra civil (1ª guerra carlista) solo ha tenido tiempo para ocuparse de la persecución de los facciosos, él desde que la guerra quedó concluida no ha logrado nuevos entorchados, ni ha conseguido en la bolsa millones para festines, ni en las antesalas posiciones inmerecidas para insultar y perseguir a los españoles, no podía menos que levantar su voz hacia la Reina para pedir justicia, o claridad por lo menos, contra esa orden atentatoria de que acaba de ser víctima. Lean los ministros, el duque de Valencia esa energía, al par que la comedida queja del señor Alaix, y puede ser que alguna vez durante la lectura, se le mude el color del semblante. El nuevo ministro de la guerra ha inaugurado dignamente el despacho de su cartera. Natural era que el iracundo presidente del Consejo de 1.844 abusara de su poder para perseguir al que en 1.836 tuvo con él cuestiones como general. El general Narváez no perdona, es como su amigo el señor Isturiz, que no se arrepiente, ni se enmienda ¡Vengan los diarios moderados hablándonos ahora de tolerancia, de legalidad, de justicia!
Aquí se refiere a lo que hemos señalado anteriormente sobre los problemas de Alaix con Narváez, durante la persecución del general carlista Gómez.
Pero es el destierro del general Alaix porque destierro y no otra cosa significa esa orden, se envuelve algo más que una injusticia personal; va envuelto en ella un ataque al parlamento, por que se aleja de Madrid a uno de sus individuos.
¡Bajo buenos auspicios van a abrir las Cortes! Decíamos en uno de nuestros números anteriores, y eso mismo repetimos hoy, al duque de la Victoria (Espartero) senador nominado por la Reina, no se le permite venir a España, cuando las Cortes van a reunirse; al general Alaix, también senador, se le destierra de Madrid casi en víspera de la apertura ¡Bajo buenos auspicios va a verificarse ese acto parlamentario! ¿Se verificará? Todavía no tenemos seguridad de que esto suceda, y no se enojen los moderados si decimos lo que sentimos, pero hasta el día de que se abran las Cortes, hemos de estar dudando de si se abrirán o no.
EXPOSICIÓN DEL GENERAL ALAIX
Todavía, Señora, no se había cumplido el plazo y el exponente marchaba con su bagage a cumplir la voluntad de S.M. Dejando gravemente enferma y llena de aflicción y sobresalto a su esposa, (doña Manuela Revoredo) y soportando con resignación estas amarguras y las que le causan las multiplicadas heridas que aún no han logrado cicatrizar, recibidas en el campo de batalla en defensa de su Reina adorada y de la Constitución política de la monarquía.
Cumplida la voluntad de V.M. , cree el exponente que le será lícito acudir a su justicia manifestando reverentemente que la translación de su cuartel a un punto tan distante de donde la tenía y la precisión de hacerlo en un término tan perentorio, significaba o al menos retoriza para presumir que algún acto suyo ha podido desagradar a V.M., y aún a hacer que se considere como criminal por uno u otro concepto, y esto, Señora, le afecta de tal manera, que no puede menos que pretender su vindicación.
La carrera del exponente, Señora, y la reputación que goza entre los soldados de V.M. sus compañeros, y entre todos los españoles, son su único patrimonio; y esto con la estimación de V.M. es el solo lenitivo que encuentro para sus dolencias. No tiene, Señora, palacio, trenes, objetos fabulosos, no ha podido hacer los sacrificios pecuniarios que son menester para que sus festines pareciera menguado el poder del soberano, y para que contrastase la miseria del pueblo con la profusión y esplendidez de sus potentados, Porque en el campo de batalla, Señora, es donde estuvo desde que se disputó el trono de V.M. no encontró más que privaciones y las puntas aceradas de las bayonetas enemigas; y llamado después al Consejo de Gobierno de vuestra augusta madre, encaneció su cabeza trabajando para hacer la guerra, como único medio eficaz para preparar y ajustar la paz, viniendo luego a resignar el puesto que se le confiaba en el gabinete ante la situación parlamentaria, pagando de este modo el tributo debido a las condiciones del gobierno representativo; única base firme sobre que, en su humilde juicio, descansa el trono de V.M.
Estos son, Señora, los títulos que hacían esperar al exponente que no sería perturbado en el recinto oscuro de su familia, en donde vivía entregado a la lectura de los que han escrito los grandes modelos de su profesión y aislado enteramente de todo contacto y de toda condición política, porque no le tocaba defender ni impugnar nada en los acontecimientos de La Granja, de Barcelona, de Valencia, de Sevilla, de Ardoz, ni en las intrigas y confabulaciones que bajo diferente pretextos se encaminan a destruir el espíritu de nacionalidad, y que por fortuna prevalecen entre los súbditos de S.M.
En su pecho, Señora, no hay ninguna distinción, ni en su hoja de servicios ninguna línea que signifique participación en estas hazañas, que pudieran por su índole hacerle apasionado hasta haberse excedido. Y no es, Señora, que el exponente no tenga hondas convicciones acerca del sistema político y administrativo que más conviene a su desventurado país, sino que no ha querido asociarse a los medios empleados en los periodos citados para darles a conocer y desarrollarles, y ha reprobado en el fondo de su alma y de su retiro esos muchos medios, pudiendo decir en alta voz que ningún partido político, ninguna bandería ni nadie está autorizado para tomar su nombre ni para contar con su espada más que su Reina y la independencia de su patria.
El exponente, Señora, ha creído que debía descender a estas consideraciones para disculparse en lo posible de la molestia que causa a V.M. manifestando la sorpresa que recibió con la orden que la motiva, y él poder intenso que siente viéndose objeto de procederes que por el pronto pueden empañar su nunca desmentida lealtad.
Todavía, Señora, han parecido al exponente más graves estos procederes al considerar que V.M. se ha dignado nombrarme recientemente senador del Reino, y que estando convocadas las Cortes para el 15 del corriente, y debiendo celebrarse juntas preparatorias del alto cuerpo colegiador algunos días antes, no puedo ejercer el derecho que por la bondad de V.M. me compete en tomar parte de sus deliberaciones, ni tampoco el cumplir el deber sagrado de estar en su seno.
Sobre esto, Señora, ocurren al exponente observaciones que confía no tendrá necesidad de explanar, porque la sabiduría y la justicia de V.M. proveerán la reparación correspondiente.
A V.M. suplica el exponente que si existen aparentemente méritos para sostener la severidad con que se le ha tratado, se digne V.M. ordenar que se manifiesten para desvanecerlos: que si son procedentes las actuaciones judiciales, que comiencen en el tribunal competente, arreglándose a la ley, y en todo caso que como senador del Reino me sea permitido concurrir a su puesto, todo lo espero de V.M. (Q.D.G.) (Literal).
Como continuación a lo arriba reseñado, copiamos del mismo diario del 11.11.1.847:
¿Qué concepto tomarán los pueblos por donde paso, y que debieron de pensar los Guardias Civiles que detuvieron al General Alaix a ver que uno que se titulaba General montado en un bagaje, sin escolta alguna, lloviendo y a deshora por tales caminos? Detenerlo por sospechoso: e hicieron bien, porque no debieron de creer que el Conde de Vergara un Senador del Reino y Teniente General se le hiciera marchar tan mal parado y sin objeto conocido. Se dirá que fue detenido por no llevar pasaporte, y en tal caso otro insulto. A uno que ha sido Ministro y a quien el Presidente del Consejo de Ministro le comunica una orden tan apremiante para que marche; y que la misma disposición la comunica también un Capitán General y un Teniente General ¿No debieron uno y otro acompañarle su pasaporte? Pero es lo cierto, que si el General Alaix hubiese viajado con esas escoltas que hasta niños que no son infantes se les proporciona, no se les habría ocurrido a los Guardias Civiles en dudar de la persona, ni que los pueblos se escandalizasen, con desdoro de la clase de un General.
Al parecer tuvo efecto la exposición hecha a la Reina, pues lo siguiente que pudimos localizar de don Isidro Alaix es un acta de la corte-senado del 16 de febrero de 1.848 del Senado:
CORTES-SENADO- SESIÓN DEL DÍA 16 DE FEBRERO DE 1.848
Ayer se votó en el alto cuerpo co-legislador la ley de autorización para plantear el código penal. Los señores Cabello y Arzobispo de Toledo, que usaron la palabra en contra, hicieron varias observaciones sobre lo conveniente que sería modificar algunos artículos, las cuales fueron contestadas por los señores Luzuriaga y Arrazola, quien reasumió el debate y anuncio el pensamiento del gobierno de introducir en el código las reformas justificadas por la discusión.
La comisión encargada de informar sobre el proyecto de enjuiciamiento para el caso de artículos de dicho proyecto nuevamente redactado.
Fue admitido sin discusión, como Senador, el General Don Isidro Alaix.
Sobre la jura de don Isidro Alaix acompañamos lo que sigue:
Certificamos: que el E. Sr. D. Isidro Alaix, Conde de Vergara, nombrado Senador del Reino por Real decreto de 16 de agosto del año último, como Teniente General del Ejército: previa declaración de acción legal ha prestado juramento y tomado asiento en el Senado en este día
Y a fin de que conste para los efectos convenientes, damos la entrada sellada en el Senado a 24 de febrero de 1.848.
El 7 de abril de 1.848 don Isidro Alaix solicitó permiso para poder usar el escudo de armas.
Don Isidro Alaix fallece el 16 de octubre de 1.853, tomamos su necrología del:
Periódico de la tarde “El genio de la Libertad” de fecha del mismo día.
El Teniente General D. Isidro Alaix ha muerto, soldado benemérito y valiente: General distinguido por los importantes servicios hechos a la Patria y a su Reina en los campos de batalla y por los adelantos que le ha debido el Ejército cuando se halló al frente del Departamento de Guerra, así como por la honrada severidad de sus principios militares y por su amor a la justicia, deber es de la prensa militar, a nombre de los que fueron sus compañeros y subordinados, tributar un homenaje de honrado luto y respeto a su memoria.
Tan importante deber es sin embargo hoy para nosotros muy sencillo. Del general Alaix apenas pudiéramos decir algo más de lo que dice su hoja de servicios.
Creemos que esto último resume todo lo que hemos escrito anteriormente
Cruces y condecoraciones que recibió
De distinción, Albuera, 3er Ejército, Espinosa de los Monteros, Tarifa, Tortosa, Pamplona, Tamames y Medina del Campo.
En 1.828 Medalla de caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
En 1.831 Cruz de San Fernando de 2ª Clase Laureada, defensa del Callao.
En 1.835 Cruz de San Fernando de 3ª Clase Sencilla, acción de Ormaiztegui, Guipúzcoa 1ª guerra carlista.
En 1.836 Gran Cruz de San Fernando ¿5ª? o ¿1ª? batalla de Villarrobledo, 1ª guerra Carlista. (Sobre esto ya lo explicamos anteriormente)
En 1.836 Cruz de San Fernando 4ª Clase Laureada, batalla de Alcaudete, 1ª guerra Carlista.
En 1.838 Gran Cruz de Isabel la Católica, acción de Monreal. 1ª guerra carlista.
En 1.839 Gran Cruz de Carlos III, por méritos 1ª guerra carlista y celo y lealtad
Como Ministro de la Guerra.
En 1.847 Confirmación del título de Vizconde de Villarrobledo, por dicha batalla
1ª guerra carlista.
En 1.847 Confirmación del título de Conde de Vergara, por su participación en el
Final de la 1ª guerra carlista. Al fallecer desapareció dicho título que era personal.
En 1.847 Fue nombrado Senador
Entre los años 1.836 y 1.837 ocupó el cargo de virrey de Navarra.
Solo nos resta decir que no se puede llegar más alto en el ejército, partiendo de lo más bajo, soldado raso. Eso demuestra las cualidades de este militar ceutí.
Algunas fotos utilizadas en diversos escritos son tomadas de Internet, tratamos siempre de citar las fuentes y sin ánimo de lucro, solo intentamos dar a conocer destacados personajes ceutíes, algunos poco conocidos y otros olvidados a los que debemos de recordar.