Los Presupuestos

La ciudad autónoma está elaborando los presupuestos. El órgano competente para su elaboración es el Consejo de Gobierno y a la Asamblea le corresponde examinarlos, enmendarlos y finalmente, aprobarlos o rechazarlos.
La búsqueda del mayor consenso posible es una obligación que atañe al gobierno que no dispone de mayoría parlamentaria, pero la oposición tiene en estos monentos una obligación añadida, que le obliga a sumar esfuerzos frente a una clásica oposición pasiva, en la que rechaza por cuestiones ideológicas el presupuesto, añadiendo detalles de su programa que no casan con el del gobierno.
Si el gobierno no consigue sacar adelante el presupuesto, ni siquiera tendrían encaje las ayudas estatales o europeas no previstas en el vigente, por cuanto cuando se elaboró hace una año, las contingencias derivadas de la pandemia no pudieron ser tenidas en cuenta. Hace falta generosidad y sobran la ideología y el oportunismo.
Las claves deben pasar por un pacto para sostener los sectores económicos más afectados por la crisis y por apostar por nuevas oportunidades para iniciativas que generen más riqueza y empleo. El desarrollo del sector tecnológico aplicado a las mayores potencialidades de Ceuta en el ámbito turístico y de la educación; la implantación de nuevas formas de generar energía, valorizando lo que desechamos; el relanzamiento del puerto como referente en el estrecho de gibraltar; la permanente mejora y modernización de nuestros espacios comunes y, naturalmente, la atención a los colectivos más vulnerables, pueden ser las bases sobre las que trabajar para implementar el compromiso del Estado, si es que existe tal compromiso.
Existen debates menores, pero no por el alcance que puedan llegar a tener, sino por el modo en el que se plantean. Ceuta debe luchar presupuestaria y extrapresupuestariamente contra la marroquinización, expresión nada nueva en el lenguaje político de Ceuta, ya usada hace décadas por la izquierda de Aróstegui, para denunciar la desidia del PSOE de Felipe González y del PP de Aznar, respecto del asentamiento irregular y constante de marroquíes en Ceuta, pasando por la derecha de Verdejo con motivo de una subvención a una ong. Nunca me pareció mal lo que dijo el primero y tampoco me lo parece cuando un concejal de ahora alerta contra el mismo fenómeno. Me pregunto en ambos casos, si esos llamamientos no pudieran ser sólo estrategias políticas para crecer en votos, aunque ni entoces ni ahora lo dicho se aleja de la realidad, más bien la retrata. De hecho Vivas alertaba hace pocos días que sin una frontera segura el futuro de Ceuta estaba en riesgo. Por eso lo que no creo es que al Presidente de Ceuta haya que estar advirtiéndole a estas alturas, porque nada es tan sencillo como algunos pretenden. El mestizaje, además de un rasgo propio de occidente, es lo más natural. De hecho, todos somos mestizos, racial y culturalmente. El Gobierno no necesita arreones en la lucha contra la marroquinización, preocupación puesta de manifiesto y trasladada en incontables ocasiones por el Presidente Vivas a las autoridades competentes; más bien necesita ayuda y, a ser posible sincera y de todos, porque como decía el poeta, para hacer esta muralla tráiganme todas las manos.