La importancia de los medios de comunicación

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La noticia de que el Gobierno de España ha elaborado y publicado en el BOE, una especie de norma o comisión que va a velar por que no se publiquen noticias falsas, ha levantado toda clase de reservas entre los profesionales de la comunicación.

Si el covid-19 va a seguir sirviendo de excusa para muchas cosas, es probable que haga más daño a la democracia que a la salud. Porque llegar a “tocar” un derecho fundamental al estilo bolivariano no es lo recomendado por la Unión Europea. La censura previa está prohibida por la constitución, así que no sabemos cómo se va a concretar en la práctica la capacidad de intervenir en los medios y plataformas de comunicación, sobre todo porque estos ya han demostrado que mienten menos que los políticos, y la última prueba incuestionable ha ocurrido en EE UU, cuando las grandes cadenas de tv desconectaron a Trump, cuando detectaron que estaba vertiendo falsedades sobre la limpieza del proceso electoral.

Las grandes mentiras de nuestros políticos, incluidas aquellas que han ido acompañadas de corrupción, han sido conocidas gracias a los medios de comunicación, y sin embargo, a nadie se le ha ocurrido en España, impedir que los políticos hablen con libertad.

Da la sensación de que cuando algunos políticos se ven acorralados por sus actos ocultos y vergonzantes, procuran silenciar a quien pone la voz la palabra para que todo el mundo se entere y todo se ventile.

Hay gente que tiene sarpullido a la labor de los medios y no me refiero sólo a los políticos. En este renglón me refiero a determinados funcionarios, que no entienden el gran valor social que representan. ¿Se imaginan qué sabríamos del covid-19 sin ellos? O por poner otro ejemplo: ¿conoceríamos el tamaño de la tragedia que supone la violencia de género si ellos no informaran con rigor?

No hay mejores divulgadores de los mejores valores de nuestra sociedad que los medios de comunicación y así se reconoce en todos los ámbitos sociales. Los gobiernos y las administraciones tienen una obligación casi sagrada de hacer llegar a través de ellos los mensajes comunes, pactados, y que son de los denominados de Estado. La salud, la prevención contra la violencia de género, el cuidado de nuestro medio ambiente y conceptos semejantes, deben formar parte de nuestra conciencia colectiva y los mejores instrumentos para ello los tenemos cerca y a nuestro alcance. Están señalados como imprescindibles en cualquier gran plan estatal. Por ello, cuando algún funcionario obstaculiza que esa labor se realice, tal y como está previsto, a través de los medios de comunicación, una tarea de concienciación y de información, en realidad está estorbando en la consecución de grandes objetivos comunes.

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