Ceuta son cositas nuestras

Javier Chellarám

Tras los ponientes que asoman vendavales, y los sudores de tantas historias traicioneras donde los sopores angustiosos hacen que a veces pierda uno el orden y la compostura como a mi me enseñaron.

Pero como esta tierra mi Ceuta son cuatro mundos por descubrir allá que me hice una caminata de esas matutinas donde los jubilados y pensionistas con sus mascarillas se comentan con sus señas de identidad que la cosa está fatal, siguen su rumbo las amas de casa con sus carros y bolsos para hacer la Plaza mientras la palomas asoman la cabeza a ver quién suelta algo que vaya al suelo.

Y mientras va uno saludando con la mano para distinguir si somos los que somos por llevar la cara tapada con unas gafas y una gorra uno echa esa mirada perdida pensando en tanta obra por la Gran Vía y la Plaza de Africa la que se ha quedado triste y doliente como cuando esta tierra sonaba por cualquier guerra.

Así que uno va saludando y comprobando que la gente quiere vivir con las normas y restricciones mientras muchas Fátimas sacan a las abuelas y abuelos a descubrir lo que tiene Ceuta ante sus ojos porque no se van a pegar el resto de la vida encerrados entre cuatro paredes.

El semáforo del mercado ese que tiene premio como ser de las Naciones Unidas lo que antes eran murmullos y mogollones hoy son distancias tímidas mirándose a los ojos porque ya no se nos ve la cara.

Hay días que uno no está muerto no es un ente ni es invisible, es un mortal que va sintiendo el afecto y el saludo del resto de mortales, aunque en esta tierra muchos sea crean que no se van a morir nunca o que a ellos no les pasará nada

Así que apretando el turbo y bufando que me empaño las gafas va uno llegando la calle Real colindante con la plaza de los Reyes donde las palomas campean a sus anchas al rumor de los churumbeles y chiquillos ese Crisol de Culturas alegría de muchas palomas que echaron de menos durante el estado de alarma la algarabía de las tardes y de paso esas castañas asadas.

Y de repente un escalofrío por mi cuerpo que se convierte en lágrimas vivas por mis mejillas por aquellos que se fueron ante durante y después del estado de alarma, aquellos que dejaron su impronta y su legado en esta Ceuta por encima del mar como Juan Carrasco, Andrés Domínguez ADE, Ildefonso Alvarez Felip, Juanma Navas, Miguel Castillo y muchos más que me dejo en la alacena de mi memoria.

“ Javier lo que tienes que hacer es escribir “ así que cada tarde mientras el café es mi fiel testigo de cada tarde antes que llegue el toque de queda, para poder encontrar un hueco y poder dar rienda a mi duende así que una vez más traigo estas cositas de mi Ceuta, son cositas de mi tierra a esa generación, la mejor de España la que levantó el país la que se fue sin decir adiós entre los cristales y tubos de cuidados intensivos, los que cada mañana se sientan con el desayuno a ver mi columna y esperando el saludo allá que voy buscando ese aliento y ese recuerdo, salgo maqueado con un pantalón de pinzas y una camisa planchada, oliendo a colonia y con aires del mar mediterráneo presumiendo de ver los cruces de miradas y esencias femeninas esas que cada mañana me alegran por donde vaya los paseos caballas.

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