Celaá, sin educación no hay libertad
Por María Villaverde

Por primera vez en la historia de España se aprueba la octava contrareforma educativa sin el consenso social ni la opinión de la comunidad educativa. Se aprueba una Ley que afecta al mayor colectivo educativo de España y al más importante para el futuro del país sin tener una sola reunión con los implicados, al Gobierno progre comunista ni le importan los docentes y menos, la opinión y necesidades de los españoles.
La Ley no es educativa, es una Ley política, donde lo principal y más importante es adoctrinar e imponer una vez más la ideología comunista y anular todo vestigio de lo que ha sido España, su cultura, su historia y su idiosincrasia, la regla más útil del totalitario Sánchez y sus palmeros bien pagados, divide y vencerás. Ni los niños ni el futuro de nuestro país es importante para un Gobierno que imprime una ”educación” a todas luces carente de nivel académico según los informes PISA y que deja atrás a miles de estudiantes por abandono en los estudios y una FP desprestigiada por la “titulitis” heredada de la acomplejada España franquista. La solución que pone la “Ley Celaá” para los estudiantes no llegan al nivel académico europeo o abandonan por falta de motivación, tenemos la mayor tasa de abandono de la Unión Europea, no es mejorar el sistema educativo, para desarrollar a personas independientes y con un nivel intelectual adecuado, la solución es bajar el nivel educativo a todos los alumnos y dar un aprobado general para que todos pasen de curso, tenga nivel o no. En definitiva, la solución del Gobierno socio comunista, una vez más, es agravar el problema y aborregar a una sociedad cada día más dependiente de los subsidios estatales. Igualar, igualar e igualar… Uno de los mantras socialistas que conducen al deterioro de todo, excepto de los altos cargos, palmeros y enchufados de un Gobierno que sólo busca perpetuarse en el poder.
De todos los puntos políticos que aporta la nueva ”Ley Celaá”, los cinco puntos más conflictivos que destruyen la igualdad educativa, la libertad de elección de los padres a la educación de sus hijos y convierte la educación en elitista, eliminando la clase media, son los siguientes:
1.- Ataca a la educación concertada religiosa.
2.- Ataca la educación especial.
3.- Elimina la meritocracia, aprobado general.
4.- Elimina el castellano como lengua vehicular.
5.- Los inspectores de educación se designarán a dedo.
Esta Ley política no educativa realiza un ataque frontal a la libertad de enseñanza, enfrentándose directamente con los colegios de educación concertada, lo que no es casual, ya que el comunismo no da puntada sin hilo. Y este enfrentamiento no va en contra de la religión especialmente, su plan a medio-largo plazo es destrucción y aniquilamiento de nuestros valores judeocristianos. Estos son los valores que la ideología de izquierdas ven peligrosos, los comparan a las personas como seres únicos y excepcionales que deben tener las mismas valoraciones que Dios, y eso se logra a través del desarrollo máximo de las capacidades personales, de formar a seres independientes, capaces, críticos con ellos mismos y su entorno, en definitiva nuestra cultura va en contra de toda la ideología socio comunista que nos están imponiendo día a día, esa ideología de la ¨falsa igualdad, que no es más que perpetuar la mediocridad y el aborregamiento social para que las élites se perpetúen en el poder sin cuestionamiento.
El ataque a la Educación Especial es un mero valor ideológico del comunismo de Stalin, donde los discapacitados se mataban, aquí se abandonan y dejan a las familias con una carga, imposible de sobrellevar en la integración de vida laboral y familiar. Pero debemos profundizar en pensar qué favorece el no cubrir las necesidades de la Educación Especiales a los comunistas, y hay dos temas que van con su imposición de la Nueva Normalidad, la disminución de población y el aborto. Las personas que no son perfectas no merecen vivir, y aquí está su plan a 10 años.
Por qué eliminar la meritocracia? Esto favorece varios puntos a largo plazo, los que ahora pasan sin esfuerzo por un lado serán futuros votantes fáciles de adoctrinar, y por otro lado desfavorece la formación de los alumnos con más capacidades que irán a remolque en las clases de los menos capacitados o interesados. Por otro lado, favorece, que las élites, los hijos de los que están en el poder puedan educarse en colegios privados de alto nivel académico y así perpetuar las clases elitistas socialistas y ampliar las desigualdades educativas y las desigualdades de oportunidades.
La eliminación del castellano como lengua vehicular no sólo es un pago político para sacar los presupuestos adelante, eso es en lo inmediato. Pero en el largo plazo, a 10 años vista, el que en España no tengamos la fuerza de una lengua única vehicular es una ruptura con nuestra historia, de nuestro sentir, con nuestro pasado, es una división social, que como hace el socio comunismo lo usará como confrontación social y añadir un problema más que favorezca su poder.
Y para rematar la tarea de perpetuar una educación política ideológica ponen a controladores ideológicos a cargo de la educación que llaman “igualitaria”, unos llamados inspectores de educación, más bien censores de la libertad educativa, que funcionarán a modo de chivatos del Gobierno, imponiendo su ideología comunista y señalando indiscriminadamente a los colectivos de profesores que no vayan en la línea ideológica sanchista, es como un Ministerio de la Verdad Educativo. ¿Se pueden prostituir más los derechos a la elección de libre educación de los padres que tenemos por derecho en la de la Constitución? Imposible.
En definitiva, nos enfrentamos a una Ley de Educación aporta pocas novedades pedagógicas y directamente relacionadas con la escuela, pues no regula apenas nada con la profesión docente, que es el verdadero motor de la enseñanza. Nos enfrentamos a una Ley política, que no tiene en cuenta ni la mejora educativa, ni las necesidades sociales, ni al individuo como potencial riqueza de un país. La ley Celaá tiene la tarea de convertir a nuestros hijos en analfabetos, borregos, mindundis y obedientes personas, todas iguales, todas mediocres. Esa ¨igualdad” socialista que permita al Estado manejar y mantener los ideales políticos que los poderes sanchistas determinen y necesiten. Debemos tener claro, que sin educación no hay libertad y esto es lo que nos impone la Ley Celaá, el adoctrinamiento social.