Pasar página cuanto antes

La mejor respuesta a una provocación es seguir seguir a lo nuestro. No es ninguna tontería prestar atención a las opiniones del primer ministro marroquí, pero ya se sabe que allí las facultades de ese cargo no son equiparables a las de aquí. En todo caso, algo se cuece en Marruecos cuando se anuncia una posible abdicación del monarca y la subida al trono de su hijo, y un acercamiento sin precedentes al Israel de Netanyahu, auspiciado por Trump. Quien sabe si en poco tiempo el jefe del estado marroquí y el primer ministro de Israel, acompañarán a Trump a similares destinos al ya decretado para él por los estadounidenses.

La diplomacia marroquí se mueve bien, porque aprovecha las grietas que le ofrece Europa, que prefiere la estabilidad que Marruecos ofrece en el Magreb, ante la desintegración del Sahel a manos de los integristas musulmanes.

En ese tablero, España, cuya política exterior ha sido errante, como el cometa Halley, simplemente se suma a la opinión de los países que lideran la Unión Europea y que sobre el Sur y el Este tienen pocos escrúpulos y sólo quieren que estén “controladitos”, aunque sus líderes sean auténticos sátrapas. Hay mucho en juego en esa partida de influencias regionales y todo se resume a lo de siempre: vender nuestras mercancías y proteger nuestras fronteras. Y en esto da igual que los líderes de Alemania o Francia sean de derechas o de izquierdas y, la verdad, en España también.

Pero volviendo a nuestra ciudad, dicho ya todo sobre lo declarado por el jefe del gobierno del país vecino, toca mirar hacia adelante y, si Marruecos quiere, habrá una frontera fluida pero con los adecuados controles por ambas partes, para que los ciudadanos ceutíes y marroquíes puedan moverse con tranquilidad, disfrutando unos y otros del contraste o diversidad que cualquier lugar distinto al de tu residencia te puede ofrecer. Y si no quiere pues nada. Cada cual a lo suyo.

Ceuta, como el resto de España, es abierta, conciliadora y atractiva y así seguirá siendo y mucho más para unos vecinos, con los que lleva interactuando y compartiendo afecto y experiencias positivas durante muchas décadas. Esa es nuestra vocación, la de ser hospitalarios, tanto como la de ser incuestionablemente españoles, porque ser español, es ante todo entender y vivir intensamente la libertad y en libertad, despreciando cualquier modo de imposición o impostura, aunque sea bajo el fuego enemigo, como en la Cádiz libre, cuyas mujeres devolvían coplillas a cada cañonazo del asediador francés. Bendito carnaval.

Ceuta está apelando a sus raíces y sus compatriotas, representados en las Cortes Generales, pero no mira con ira a nadie, porque forma parte de un proyecto superior, cuya marca es la convivencia y la libertad. España es uno de los mejores países del mundo, de un mundo inquietante, pero en el que se fraguan también sociedades exitosas, como la Europea, en las que los seres humanos pueden encontrar alivio y respuesta ante los desafíos del futuro. En ese espacio debe estar el puerto base de nuestra nave, anclados en un futuro común, próspero y solidario junto con el resto de pueblos de España. Una nueva orientación requiere mucha convicción, unidad de acción y todos los apoyos posibles. Pero en esa ardua tarea no debemos olvidarnos de lo más importante que tenemos: nuestra gente, y los presupuestos, sobre todo en el capítulo de inversiones, deben servir, también, para que nadie se quede en el camino, sea grande o pequeño, no sea que sin querer, acabemos provocando en pocos concentraciones de riqueza tan injustas, que ensombrezcan un brillante plan.

También te puede interesar

Lo último

stats