¿Caminamos hacia un absurdo mundo feliz?
Como decía John Locke en su ensayo sobre el gobierno civil: “Cuando el hombre descubrió que la gente utilizaba algo con el valor y el uso que tiene el dinero, el hombre se esforzó en aumentar sus posesiones”. Porque las cosas han sido así, cuando la riqueza en sí misma no podía acaparar más no se deseaba aumentarla, pero el descubrimiento del dinero cambio las ambiciones, se podía guardar, lo que permitió ampliar sus posesiones y atesorarlas sin límites. Y cuando se sueña como suprema felicidad en la posesión del dinero, su olvido es imposible.
Por ello, en el mero y ficticio símbolo del dinero se basa el ilimitado enriquecimiento del sistema financiero y su rigurosa e insaciable búsqueda de beneficios. El problema es que no son ya personas físicas quienes lo dirigen, sino sistemas económicos administrados por dóciles, anónimos y grises tecnócratas de los consejos de administración que servilmente están detrás de todo ello. Consejos de administración que indiferentes a los problemas personales de los hombres necesitan seguir enriqueciendo el sistema continuamente. Consecuentemente el gran capital mediante el sistema financiero, ha establecido normas particulares que aumentan ficticiamente sus beneficios a toda costa, utilizando para ello las entidades bancarias nacionales e internacionales encargadas de ampliar y atesorar toda la riqueza que se pueda conseguir. La realidad económica no puede ser más nítida, en ella predomina la realidad del beneficio en el que solo hay una fuente real de ingresos. De esta manera los bancos compran la propia deuda nacional, sometiendo a los gobiernos a sus intereses y al tiempo una posible razón de la defensa que se hace de la banca por la política, ya que son ellos sus máximos deudores y su quiebra les haría quebrar también a ellos.
Pero el problema surge cuando el pago de dicha deuda se presenta como algo concreto que solo puede descansar sobre la economía real que pertenece a los ciudadanos, quienes sujetos al poder político de sus gobiernos, ven aumentar sus sistemas inquisitivos mediante impuestos y leyes recaudatorias. Son dos notas extremas, el beneficio y la austeridad. Y así, la cada vez mayor austeridad de los ciudadanos es la base fundamental para mantener el sistema. En conclusión y… rememorando una conocida canción se puede decir que alrededor de gran capital, gira el sistema financiero, a cuyo alrededor giran las entidades financieras que obligan a girar a su alrededor a los gobiernos, quienes con sus mecanismos recaudatorios hacen girar a su alrededor a los ciudadanos…y todos giran unos alrededor de los otros.
Esta es, según mi opinión, la posible causa del porqué nos encontramos ante un ilimitado y deshumanizado aumento de recortes e impuestos, cuya finalidad última es meramente recaudatoria, única manera de mantenerse en el poder. Algo que antes o después tendrá que fracasar, porque el mayor cáncer del capitalismo es un capitalismo sin control, ya que independizado de la economía real, no puede sobrevivir por sí mismo. Es un germen que se fagocitará antes o después a sí mismo, ya que la gente no podrá seguir manteniéndose y el capital no podrá convivir con la sociedad, que es la que alimenta a las empresas.
¿Pero, que hay después? Ya que si la crisis creada por los impuestos nos lleva a una desaparición de las fuentes de ingresos personales, algún futuro tendrá que vislumbrase. Máxime cuando la existencia de la sociedad es un hecho irrefutable desde siempre. Y si el desempleo y sobre todo la nueva tecnología, destruye cada vez más y más el trabajo, disminuyendo el número de posibles cotizantes, la lógica es que llegaremos al absurdo y al caos social. Ya que se acaba con el valor definido por Karl Marx del cambio que la fuerza del trabajo producía, ya que la plusvalía del trabajador está siendo sustituida por el avance vertiginoso de los medios técnicos que de forma sistemática están ocupando casi todos los campos de producción humana. Y de esta manera, cada vez más, sin cotizantes trabajadores que puedan seguir manteniendo dicho sistema, no es extraño por tanto que cada día será más necesaria la asistencia social.
Asistencia social, que lógicamente nos llevara a una sociedad subvencionada, dependiente y asistida en todas sus necesidades primarias de supervivencia y de ocio. Y así parece que empieza a vislumbrarse el futuro: un estado cada vez más interventor y paternalista, que mantendrá a la sociedad.
Bien… casi…casi el futuro empieza a acercarse a esa sociedad tecnológica y fría que nos muestra la obra de Aldous Huxley “Un mundo feliz” (ahora empezamos a llamarlo estado de bienestar), donde aburridos seres humanos, amantes de la servidumbre sin sueños de libertad, simplemente se dejan mantener. Y es posible y terrible, que sin darnos cuenta se esté preparando una cama para la humanidad al estilo del mítico posadero griego Procusto, donde debe dormir la sociedad y si alguien no se adapta a ella, peor para él. ¿Quizás, necesitemos más del John salvaje que reclamen su derecho a sufrir o más Teseos que nos libren de este absurdo panorama?