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Mañana 30 de julio se celebra, por tercera vez en la historia, el Día Mundial contra la Trata, que tiene como objetivo “concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y promocionar y proteger sus derechos”. Fue establecido por la ONU en 2013 para poder impulsar una “respuesta internacional, colectiva y global” ante esta grave situación, considerada una nueva forma de esclavitud de nuestros días y un “delito y una grave amenaza a la dignidad y la integridad física de las personas, los derechos humanos y el desarrollo”.
Desde Manos Unidas llevamos décadas luchando contra la pobreza y sus causas, que son también origen y consecuencia de las situaciones de trata y tráfico humano. Y es que, el delito de la trata es un problema global, con víctimas de hasta 152 nacionalidades localizadas en 124 países del mundo y que se mueven a través de hasta 510 corrientes intrarregionales y transnacionales que, en el 5% de los casos, atraviesan el mundo entero y que tienen por víctimas a las personas de las regiones más pobres de Asia Oriental y Meridional y del África subsahariana.
Manos Unidas
Por eso, en los últimos 6 años Manos Unidas ha financiado con 1.151.852 euros la realización de 16 proyectos especializados en la prevención del tráfico humano y el rescate y reinserción social y familiar de sus víctimas en países como India, Laos, Vietnam, Kenia, Benín, Togo, Gabón y Perú.
El distrito de Kandhamal (Odisha), es uno de los más pobres de la India, y la mayoría de su población, con gran número de aborígenes y descastados, vive con menos de 1 euros al día. Por eso, los índices de migración son muy elevados, y las persecuciones contra las minorías cristianas sufridas en 2008 aumentaron aún más la huida de la población. Las mafias han aprovechado la situación y captan a las víctimas ofreciéndoles falsos trabajos en otras ciudades. La pobreza y la ignorancia son los colaboradores necesarios en este drama. “Las personas acaban siendo explotadas laboralmente, prostituidas o incluso usadas para el tráfico de órganos. Pierden sus propiedades y sus viviendas al irse y si quieren regresar, ya no tienen nada”, explica Father Manoj, director de la organización Jana Vikas, socia de Manos Unidas.
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