Víctimas de los fuegos artificiales de “San Juan”

Ya han pasado 11 años de la fatídica festividad de San Juan (24 de junio) donde un policía nacional se convirtió en un héroe al interponerse entre uno de los cohetes de los fuegos artificiales que se desviaron de su trayectoria y una mujer mayor y dos niñas pequeñas. En la orilla de la playa, donde fueren a caer los cohetes que se desviaron de su trayectoria, se congregaba una multitud de personas. El policía apartó a la mujer y a las dos niñas e intentó enterrar el cohete en la arena para evitar su explosión, pero finalmente terminó explotándole en la cara. Tanto la mujer mayor como las dos niñas resultaron ilesas gracias a su actuación. Él no tuvo la misma suerte, el cohete que le explotó en la cara le causó graves heridas. Después de varias operaciones terminó perdiendo un ojo. En esos momentos se convirtió en un héroe y fue condecorado con varias medallas.
No hay que olvidar que dos policías nacionales más que se encontraban de servicio y unas 30 personas que disfrutaban tranquilamente de la fiesta de San Juan en la orilla de la playa del Chorrillo también resultaron heridas, aunque no de gravedad.
¿Qué ha pasado con este policía que se convirtió en héroe?
Pues que en el 2015 terminó desahuciado de su vivienda de Sevilla por no poder pagar la hipoteca debido a la pequeña pensión que le había quedado por jubilación forzosa por enfermedad. No le quedó el 200 por cien de la paga que él cree que le debería de haber quedado por lo sucedido en acto de servicio. Tampoco, hasta el año de 2015, cuando iba a ser desahuciado de su vivienda, había cobrado indemnización del Ayuntamiento de Ceuta por las importantes secuelas que le quedaron. El Ayuntamiento alegaba que le correspondía a la empresa de pirotecnia indemnizarle. Esto me parece totalmente injusto, ya que este hombre se jugó la vida para salvar la de otras personas y la consejería de festejos fue quien contrato a la empresa de pirotecnia.
Su salida del Cuerpo Nacional de Policía por jubilación, lo dejó mal ya que adoraba su trabajo, era su vida, hasta tal punto que 10 años después declaró a la revista Interviú que volvería hacer lo mismo con el único ojo que le quedaba, aunque lo perdiese. Nunca se arrepintió de su actuación a pesar de salir tan mal parado.
Este policía intento ponerse en contacto con el Presidente de la Ciudad en el año 2015. Después de bastantes llamadas lo consiguió, pero días después cuando volvió a llamarlo para obtener una respuesta, según declaró él mismo a Interviú, no le fue posible porque le daban largas.
Pero aquí no terminan las fatídicas historias de los fuegos artificiales de la festividad de San Juan. Años después, varios cohetes “perdidos” alcanzaron una lancha del servicio marítimo de la guardia civil que prestaba servicio a 400 metros de la orilla para impedir que ninguna embarcación se aproximara. Se suponía que ningún cohete tenía que alcanzar los 100 metros, pero no fue así. En este incidente resultó herido un sargento de la guardia civil con quemaduras de primer y segundo grado y tuvo que ser trasladado al Hospital.
Cabría plantearse, ahora que estamos cerca de otros fuegos artificiales, los que anuncian el fin de las fiestas patronales, si el gasto de tanto dinero en pólvora sirve para algo más que traer desgracias y joder el medio ambiente, así como causar pánico en personas de edad avanzada, perros, etc., por los ruidos que emite…
Ese dinero bien se podía utilizar para cosas beneficiosas para la sociedad. Como podría ser que hubiese un dinero destinado para ayudas urgentes para mujeres víctimas de violencia de género, las cuales muchas de ellas después de denunciar su situación se encuentran sin recursos económicos para poder afrontar todo lo que se les viene encima. Todas las ayudas que se destinen para mujeres que han sufrido maltrato psicológico o físico para facilitarles que puedan rehacer sus vidas son pocas.