Ceuta como ejemplo de lealtad institucional
El mundo ha cambiado y avanza a una velocidad vertiginosa de la que se contagia una sociedad cada vez más manipulada en todos los términos. Cada vez se pierde más la esencia, las tradiciones, lo de siempre y, lamentablemente, también las formas y, por ende, la educación. Todo ello porque prima lo inmediato, lo nuevo, la tecnología, las modas… Mientras tanto, perdemos la esencia y lo natural, las tradiciones y lo de siempre. Ya aquello que ‘mamamos’ de pequeño queda anticuado y ridículo y toca renovarse. Maldito error.
Al margen de esta pequeña reflexión personal, quiero centrarme en el ámbito político. Un ámbito totalmente corrompido y podrido en la actualidad. Solo vale el poder, imponiéndose los beneficios partidistas y personales o los del interés general. Atrás quedaron esos líderes políticos- da igual el partido- que basaban su gestión en el consenso, el diálogo, el debate desde el respeto y que eran capaces de sentarse con la oposición para alcanzar acuerdos en beneficio de España y de todos sus ciudadanos, lo que nos llevó a los años más estables de nuestra democracia. Lamentablemente, eso también se perdió. Ahora prima la “guerra” al otro, la zancadilla, el insulto y la falta de respeto, el espectáculo y el bochorno. El escándalo, la mala gestión, el cruce de palabras, el hoy digo una cosa y mañana lo contrario… Todo por interés partidista y personal. Así nos va. Mientras tanto, los españoles estamos avergonzados de nuestros políticos. De todos, pues nadie es capaz de ceder para desbloquear la situación en la que nos encontramos y dar el paso al frente en beneficio del interés general de nuestro país, cada vez más dividido y enfrentado como consecuencia del contagio provocado, precisamente, por los actuales líderes políticos de nuestra nación.
En este escenario triste y ridículo aparece Ceuta como ejemplo de lealtad institucional, siendo el fiel reflejo de ello lo que estamos viviendo con la esperada aduana comercial. Podrá gustar más o menos y hay motivos para calificar incluso de “chapuza” los intentos por parte del Gobierno de España de abrir la aduana con pruebas pilotos e intentos frustrados, pero de lo que no cabe duda es que Ciudad y Delegación de Gobierno están trabajando unidos, de la mano, desde el consenso, el diálogo, la gestión conjunta, la prudencia, el respeto, el saber estar. Todo ello apartando colores políticos, intereses partidistas y personales y por el bien de Ceuta y de sus ciudadanos. Esa es la política que se echa en falta. Esa era la política de antes y que a nivel nacional se ha perdido. Por eso, estaría bien que se mirase a este otro lado del estrecho para recuperar esa forma de hacer política que tanto bien hizo al pueblo español, siendo los pilares básicos el respeto, el diálogo, velar por la convivencia y unidad de los ciudadanos y trabajar por el bien común y no por el personal.
Todo ha cambiado para peor y no verlo es más preocupante todavía. No vamos a entrar en el precio actual de la cesta de la compra, las subidas de IVA en numerosas tasas e impuestos, los escándalos de nuestros políticos a nivel judicial y otras cuestiones que bien merecen otro análisis profundo. Cada uno que haga su reflexión. La mía es que estamos ante una preocupación extrema provocada por los que tienen que garantizar la estabilidad de los españoles del presente y del futuro. La pinta es malísima. Ojalá me equivoque.