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DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER
¿Cómo empezó todo?
En 2022, mientras me duchaba y me enjabonaba, noté un pequeño bultito en mi seno derecho. Al principio, no le di mucha importancia, pero decidí visitar a mi médico de cabecera, quien me derivó a una consulta de mama. Allí me palparon y decidieron hacerme una ecografía para descartar cualquier signo de malignidad. Desde entonces, me he estado realizando ecografías cada seis meses. Afortunadamente, se trataba de un nódulo que no mostraba signos preocupantes.
Aunque sabía que eran revisiones rutinarias, cada vez que me tumbaba en esa camilla y el radiólogo miraba la pantalla, no podía evitar ponerme nerviosa. Era Juaneles, un hombre canoso que siempre me contaba historias para distraerme de mis pensamientos inquietantes. Cuando veía que las lágrimas se me caían, me acariciaba con ternura, como si supiera que era inevitable pensar en la posibilidad de escuchar algo que no quería.
El 19 de octubre de 2023, mientras él examinaba la pantalla, noté que resoplaba. Yo lloraba, como en todas mis ecografías, y él me dijo: “Mi niña, estate tranquila. El nódulo sigue igual, pero hay ciertas características que no me terminan de gustar. Voy a solicitar una biopsia para que te quedes tranquila, pero no te preocupes, todo está bien”. Siempre tenía palabras de aliento. Aunque nunca lo había visto antes, cada vez que iba parecía que lo conocía de toda la vida.
Quince días después, regresé a la consulta de mama para recibir los resultados. Efectivamente, se había solicitado la biopsia, un procedimiento que marcaría un antes y un después en mi vida, aunque en ese momento no lo sabía. Ese mismo día, busqué a Juaneles, quien estaba a punto de jubilarse, pero seguía trabajando con la misma vocación y entusiasmo que si fuera su primer día. “Cielo, mañana a última hora de la mañana ven, que te haré la biopsia”, me dijo.
Al día siguiente, me encontré nuevamente tumbada en esa camilla, con Juaneles transmitiéndome una paz y tranquilidad que solo él sabía ofrecer. Fue tan minucioso en su trabajo que ni siquiera sentí nada.
¿Cómo te informan del diagnóstico?
Tenía la cita programada para recibir los resultados, pero a medida que se acercaba la fecha, recibí una llamada inesperada. No era la típica llamada en la que me posponían la cita; esta vez, me informaban que la cita se adelantaba una semana.
Llegó el día y fui con mi marido a la consulta. Nos sentamos frente a Ana Sánchez y la enfermera Paula Rodríguez.
—¿Qué te han dicho? ¿Hasta dónde sabes? —preguntó Ana Sánchez.
—¿Yo? Me han adelantado la cita y vengo a por los resultados de una biopsia que me hicieron… —respondí.
La expresión de Ana Sánchez se quedó grabada en mi memoria en el instante en que mencionó esa palabra de cinco letras que todos tememos. Al escucharla, rompí a llorar; mi marido, aturdido, solo pudo preguntar si el tumor era benigno o maligno. Su respuesta fue clara: maligno. Yo seguía llorando, mientras ellas me daban el tiempo que necesitaba para recomponerme, pero a partir de ese momento, ya no escuchamos nada más.
Me tumbé en la camilla y Ana quería explorar el nódulo. Paula, la enfermera, me tomó la mano y me susurró que todo iba a salir bien. En esa consulta, firmé muchos consentimientos para pruebas y operaciones; la sensación era como si estuviera firmando mi propia pena de muerte. Salimos de allí sin saber exactamente qué iba a suceder, ya que solo pude asimilar esa palabra que me había dejado paralizada.
Me sometí a dos operaciones. La primera fue el 4 de diciembre aquí en Ceuta, con la doctora Dulanto, quien es una eminencia en su campo. Hizo todo lo posible para que no perdiera el pecho; sin embargo, había más complicaciones de las que esperábamos, por lo que finalmente me realizaron una mastectomía bilateral en Cádiz.
¿Cómo te lo tomas?
Yo pensaba que mis días estaban contados. Recorrer los pasillos del hospital se convirtió en mi nueva rutina. Pasaba de una prueba a otra, sintiendo miedo e incertidumbre, pero también aferrándome a la esperanza.
¿Y tu familia?
Tanto ellos como yo hemos sabido cumplir con nuestro rol. Para mí, compartir la noticia del diagnóstico fue un desafío difícil de superar. Solo logré decírselo a mi madre y a dos de mis mejores amigas; al resto de la familia se lo comunicó mi marido. Ellos han sido fuertes y han mantenido la compostura frente a mí, aunque la preocupación por mi bienestar ha pesado en sus corazones.
¿En qué fase de la enfermedad te encuentras?
He completado mis 12 ciclos de quimioterapia y actualmente estoy en un tratamiento de pastillas que durará 5 años, con revisiones cada 3 meses. Puedo decir, con gratitud, que gracias a Dios estoy curada; sin embargo, permaneceré de por vida en la lista de pacientes oncológicos.
¿Cómo has vivido todo este proceso y quién ha sido tu mayor apoyo?
El proceso ha sido realmente difícil, ya que parece no tener fin. Aunque sabes cuándo comienza, no puedes prever cuándo terminará. Mis mayores apoyos han sido, sin duda, mis hijas; aunque ellas no lo sepan, han sido un bálsamo para mi corazón. También quiero agradecer a mi familia, amigos y compañeros de trabajo por todo el cariño que me han brindado. Estoy profundamente agradecida por su apoyo incondicional.
¿Cuál ha sido el peor momento que has vivido a lo largo de este tiempo?
He enfrentado dos momentos difíciles en este tiempo. El primero fue cuando me miré al espejo y no reconocí mi reflejo. Ahora, al observar mis cicatrices, comprendo que son parte de mi historia.
El segundo momento fue el desapego, cuando mi esposo y yo le comunicamos a nuestras hijas, de 6 y 10 años, que había llegado el día en que mamá perdía su pelo. Fue un instante doloroso, pero también hermoso; ellas participaron, primero jugando a la peluquería conmigo, y luego mi marido terminó con el trabajo (risas).
¿Qué lección te deja esta enfermedad?
El cáncer me ha enseñado a valorar todo más, disfrutar cada momento y priorizarme.
Desafortunadamente, son muchos los ceutíes que padecen cáncer de mama. ¿Qué mensaje le daría? ¿Se puede superar la enfermedad desde la esperanza, la fe y la sonrisa?
Yo les puedo decir algo que me ha ayudado mucho.
Aunque hay mucha información médica, cuando estás enfrentando esta enfermedad, es fundamental contar con un apoyo más humano. Hablar con alguien que ha pasado o está pasando por lo mismo que tú puede ser de gran ayuda. Nunca hay que perder la fe ni la esperanza.
¿Consideras que Ceuta está preparada para atender a los pacientes con cáncer de mama?
En Ceuta contamos con excelentes profesionales en oncología. Sin embargo, nuestros dos oncólogos están abrumados por la carga de trabajo. En varias ocasiones, me citaron a la misma hora que otros pacientes, ya que su agenda estaba desbordada y no podían atender a todos de manera oportuna.
Por lo tanto, Ceuta no está preparada.
¿Qué decir hoy que celebramos el Día Mundial contra el cáncer?
En este día, deseo resaltar el excelente trabajo realizado por la AECC y ACMUMA. Quiero expresar mi sincero agradecimiento a estas organizaciones y a todo el equipo de voluntarios que, de manera incondicional, está presente en el hospital de día. Gracias a su labor, los pacientes tenemos acceso a atención psicooncológica, fisioterapia y actividades físicas. ¡Muchas gracias por su dedicación y compromiso!
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