COLABORACIÓN
“Menos mundiales y más hospitales”
Desde hoy lunes 24 de febrero hasta el 9 de marzo, diariamente contaremos la memoria de la historia carnaval en Ceuta. Para entender esta tradición ceutí hay que conocer su historia, recorrer sus plazas y rincones llenas de gente y colorido, sumarse a la fiesta conviviendo con el pueblo en las calles de la ciudad. Porque en Carnaval cada uno puede ser lo que desee, puede ser bailarina, policía, vampiro, oso o marciano, se puede ser lo que la imaginación les dicte.
El Carnaval ha evolucionado a lo largo de la historia, evolución marcada por los cambios que ha sufrido la sociedad ceutí, sus inicios, los bailes y fiestas se organizaban de forma privada por las familias pudientes de la ciudad y en las distintas sociedades de tipo recreativo y militar. Según se sabe a comienzos del siglo XX con la llegada de peninsulares de la baja Andalucía para trabajar en las numerosas obras como el puerto, el nuevo ferrocarril Ceuta-Tetuán o las numerosas fábricas de conservas. Todos estos aportaron a los ceutíes sus coplas y sus costumbres de sus pueblos de origen.
Tras la sublevación del 17 de julio de 1936 el carnaval fue prohibido. Pero el pueblo no permitió que le arrebataran su fiesta, luchando y celebrándola clandestinamente. De todo esto la familia Orozco, dio buenos ejemplos, así como los numerosos murguistas como Roque Guerrero, Mariano, Pozo, José Moreno, Vilches, Navarro y tantos otros que se reunían en una vieja bodega del Callejón del Lobo o en la tienda de comestibles de la viuda de Sánchez (lo que fue el Chaplin) para seguir cantando sus coplas. Tras la restauración de la fiesta del carnaval en 1983, nuevamente el pueblo disfrazó al propio carnaval para que pudiera seguir vivo.
En la actualidad los distintos grupos pasean con orgullo el nombre de nuestra ciudad por diversos lugares de la península concursando, estos durante todo el año preparan sus coplas y disfraces, desde el banquero hasta la oficinista, el médico, el ama de casa, la abogada o el cartero ensayan incansablemente para estar preparados. Estos son, sin duda, los verdaderos protagonistas del carnaval, los que con total dedicación se preparan para que todo esté a punto, los verdaderos artistas.
Cuando se intenta conocer el origen y la historia del carnaval ceutí, nos tenemos que retrotraer a los últimos años del siglo XIX, a 1886, que es cuando tras consultar diferentes hemerotecas he podido encontrar algún dato sobre estas fiestas. De todas formas es fácil suponer que muchos años antes, en los salones de la burguesía de nuestra ciudad, así como en la casa palacio del Gobernador, se celebraban bailes de máscaras entre te y pastas, amenizado por la orquesta militar del momento.
Tras consultar los escasos diarios que se conservan de nuestra ciudad, he podido saber que en el último cuarto del siglo XIX los bailes de máscaras se celebraban en el teatro Principal, situado en la calle Galea. En este lugar las diferentes sociedades recreativas se alternaban para celebrar sus fiestas. El primer dato referido a una agrupación carnavalesca se remonta a 1886, cuando la comparsa o estudiantina llamada “las viejas ricas” imprimen mil cuartillas con coplas en la imprenta de Joaquín García de la Torre, al parecer autor de alguna de ellas.
Sólo se tiene constancia de esta agrupación, pero serian muchos más los grupos que salían a recorrer las calles de últimos de siglo con sus máscaras y coplas del momento. Las sociedades culturales y recreativas que organizaban los bailes de máscaras en estos últimos años de l siglo XIX eran: El Casino Africano, fundado en 1871, El Liceo de Ceuta, La Peña, Ateneo de Sargentos, Circulo Africano, La Juventud Africana, Circulo Popular, Club Abilense, Peña Africana y las musicales, de las cuales a buen seguro salían grupos de calle, Sociedad Filarmónica, El Instituto Popular de Música ó la Peña Musical. Todas estas sociedades recreativas estuvieron presentes, en más o menos medida, en las últimas décadas del siglo XIX organizando bailes y actos relacionados con el carnaval según hemos podido saber de la información que hemos sacado de los escasos diarios de la época.
El carnaval de 1891 marco un gran impuso a estas fiestas en la ciudad y todo fue debido Al alcalde Ricardo Cerni, que desde que tomó posesión como alcalde revitalizo la ciudad. Claro ejemplos son la instalación del alumbrado eléctrico, la inauguración de la Plaza Ruiz o la remodelación de los jardines de San Sebastián.
Los comercios colaboraban mostrando en sus escaparates sus artículos de carnaval, en cuanto terminaba la noche de Reyes y se desmontaban las luces y los belenes. En el diario África podemos leer entre otros muchos anuncios uno que es digno de ser destacado, es el comercio de Emilio Fernández, instalado en la Plaza Alfonso XII (hoy Plaza de los Reyes) donde se explica con todo lujo de detalles los diferentes trajes que se pueden hacer para la fiesta de carnaval.
Según los diarios, la ciudad se entrega a estas fiestas y son varios los grupos que se han inscrito en los diferentes concursos. Como representación de todas estas destaca la denominada “Tuna Abilense”, que estaba integrada por alumnos del colegio Santa Ana, centro escolar que entre sus materias sobresalían la música y el alto grado de aprendizaje de sus alumnos no en vano el mismo estaba dirigido por el medico gaditano Celestino García Fernández, afincado en Ceuta desde 1871 como médico titular de la ciudad. Era una persona intelectual, amante de la cultura, y liberal. Sus conocimientos sobre el carnaval aprendido en su Cádiz natal lo inculco a sus alumnos. Este colegio se encontraba en la calle general Moreno (hoy en día Camoens) y tenía una gran vinculación con la familia Orozco.
El grupo “Abilense”, salió disfrazado de árabe y en el semanario Casos y Cosas que editaba el “Bazar Los Catalanes”, en el número tres de marzo de 1891, se ilustra la contraportada con un dibujo de este grupo destacando entre ellos a su director, Aurelio Rivero.
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