COLABORACIÓN
“Menos mundiales y más hospitales”
En estos cinco días que llevamos exponiendo los datos sobre la historia del carnaval de Ceuta, ya hemos consumido todo lo relativo al origen de estas fiestas y los primeros pasos de estas fiestas en el siglo XIX. El cambio de siglo según las estadísticas oficiales nos cuenta que la población ya asciende a 13.843 que se vería aumentada en estas primeras décadas de siglo a veces de una forma alarmante con la venida de peninsulares en busca de un futuro mejor. Cuando se llega a la década de los años treinta la población asciende a 50.293 habitantes.
En el cambio finisecular, del siglo XIX al XX, en Ceuta se fraguó una cultura popular urbana, a través de unas décadas renovadoras de esos trabajadores peninsulares que cruzan el estrecho hacia Ceuta y el Protectorado Español, un marco favorable a la expansión colonialista en Marruecos que se concretó en la celebración de la Conferencia de Algeciras de 1906, en la que, al normalizarse la garantía europea sobre el citado país, se dio paso a las aspiraciones españolas, y en 1912 se instauro el protectorado que duraría hasta 1956.
Los últimos años del siglo XIX fueron dinámicos con las fiestas del carnaval organizándose como ya hemos apuntado numerosos bailes por las sociedades culturales de la época. La fiesta de la libertad creció al compás de las transformaciones políticas. El último cuarto del siglo XIX suscitó más comentarios políticos que los anteriores. Un ejemplo lo hallamos entre 1871 y 1875; en cuatro años juró como rey Amadeo I, se proclamó la Primera República, el general Pavía protagonizó un golpe de Estado al irrumpir en las Cortes y fue nombrado Rey Alfonso XII.
En el nuevo siglo se continúan realizando los bailes de máscaras en los teatros El Principal y Variedades y el Paseo del Rebellin el lugar de los paseos y encuentros de los diferentes grupos. En los diarios de la época, se pueden leer que las autoridades hacen guardar el buen orden, dictando bandos para que el pueblo no traspasase las “buenas costumbres”, así como vestimentas oficiales y canciones fuera de tono. En ese capítulo, sobre la “cuidada” severidad de nuestras autoridades, cabe destacar al comandante Manuel Aguilar Diosdado.
El 5 de febrero de 1901, la sociedad cultural “El Nuevo Liceo”, organizó un baile en los locales de su sociedad, algunos días después en “La Revista de Ceuta” se escribe una crónica y por su curiosidad y para entender cómo eran aquellos bailes de máscaras reproduzco integro el citada escrito: “El salón estaba magnífico, lleno de luz, alegría y muy elegante, destacando las máscaras de las señoritas Pego, Rizzo, Lacalle y las hermanas Jáudenes que lucían un traje de aldeana y de majas las señoritas Obregón, Bayton y Gabarrón”. La crónica de esta noche de carnaval estaba firmada por “Los Payasos” y como dato curioso, estos dos personajes llevaban un pañuelo de seda y en él, impreso, unas coplas que repartían en la entrada del Teatro.
En 1902 comienza el carnaval el día 11 de febrero y las diferentes crónicas de los diarios destacan que no se han visto grandes disfraces. Y como dato curioso se corrió un toro de cuerda por el Angulo una vez terminado el carnaval. También se anuncia en la prensa que en estos días se debe comer las “arropías de Maria” y los comercios que vemos anunciados son los de Salomón Hachuel, donde expone que han recibido un gran surtido de telas y adornos para los bailes y en otro anuncio la modista Virtudes Rizo, ofrece sus flores artificiales, para los trajes de máscaras, en su establecimiento de la calle Soberanía Nacional, 66 (actual calle Real).
Los carnavales de primeros del siglo XX están siendo muy animados, tal y como lo anuncian los diarios locales, pero la visita del Rey Alfonso XIII marcaría el carnaval de 1905 y a buen seguro muchas coplas y mascaras reflejaría aquella visita. Recordemos que el Rey llegó en las primeras horas del día 3 de mayo de 1904, en el buque “Giralda”.
Se engalano toda la ciudad y varios arcos alusivos al Rey se construyeron, la sociedad recreativa La Peña, lo instaló en la Plaza Ruiz. Entre el casino Militar y la Casa de los Dragones, propiedad de la familia Cerni, se instaló otro. La comunidad hebrea no se quedó atrás e hizo construir el suyo en el Paseo del Rebellin y lo mismo pasó con el Ayuntamiento y con la asociación de comerciantes.
Pasados los meses de la visita Real, la ciudad nuevamente se volcó en 1905 con las fiestas de carnaval y los comercios se adornaron de serpentinas y confetis. Los establecimientos eran muy visitados por los grupos de máscaras como el colmado de Luís Soñol, en la calle Soberanía Nacional llamado “El Catalán”, también había otro establecimiento muy popular en la calle Real, Casa Alcántara.
En el diario “El Eco de Ceuta” del 30 de enero se podía leer: “Se ha recibido un inmenso surtido de serpentinas irrompibles y modernistas, confetis, mariposas adherentes, plumeros, mañas, lunas, Spitz, matasuegras, bolsa y sobre todo antifaces y caretas, también se alquilan trajes de máscaras para señoras y caballeros”.
Los barrios de la Berría, camino nuevo y calle Libertad (Rebellin) son los más frecuentados por las máscaras y grupos y en la prensa se podía leer este curioso programa: “1º día se organizará un baile público en el teatro Principal, así como en el salón de la Brecha. 2º La sociedad cultural “El Nuevo Liceo” organizara un baile para sus asociados en el Principal y el público sigue en la Brecha y 3º día baile por suscripción y de sociedad continuando los públicos en la Brecha”. La Sociedad recreativa “El Disloque”, también organiza baile de máscaras.
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