La psiquiatra infanto-juvenil de Ceuta reconoce el déficit de personal en Salud Mental
SALUD MENTAL
Isabel Valriberas ofreció la última ponencia del I Congreso de TDAH en el IES Abyla, donde manifestó la necesidad de contar con otro psiquiatra, dos psicólogos, educadores y trabajadores sociales
La psiquiatra ceutí Isabel Valriberas hace encaje de bolillos para lograr ofrecer una atención de calidad a todos los niños y adolescentes que la requieren. Es la única dedicada a la salud mental infanto-juvenil del sistema público de salud de la ciudad autónoma, donde la cantidad de diagnósticos entre los más jóvenes no es baladí. Tan solo con TDAH hay 568 menores (según el último informe de la Ciudad Autónoma, en 2019).
Para hablar del trastorno acudió la doctora este lunes al IES Abyla, para ofrecer la ponencia que clausure el I Congreso ‘Eliminando Barreras para el Alumnado TDAH’ celebrado en Ceuta gracias al Ministerio de Educación, con apoyo de la Asociación TDAH. Minutos antes de dirigirse a un público de casi medio centenar de personas, Valriberas reconoció que la carga de trabajo es elevada y que ha reclamado “un par de veces más apoyo”.
Si le piden que dibuje la plantilla ideal para poder ofrecer una asistencia “óptima”, imaginándose que está “en el Gregorio Marañón de Madrid”, explica que necesitarían, “por lo menos”, un psiquiatra más -si no a tiempo completo, a tiempo parcial-, dos psicólogos, trabajadores sociales y educadores sociales. Con este último perfil profesional no cuenta el INGESA actualmente en su unidad de Salud Mental, aunque cree la psiquiatra que los educadores son necesarios para lograr una mejor coordinación “con los institutos y los colegios”.
“Es gente que trabaja con las familias esa parte de los hábitos no farmacológicos. Yo creo que sería muy importante, aparte de por entrenar a las familias, por el componente cultural y de formación, de psicoeducación, del concepto de la salud mental”, expresó Valriberas. Nacida en Ceuta, esta psiquiatra general lleva dos años y medio trabajando en su ciudad natal, dedicada a la atención infanto-juvenil. Entiende que, debido a que las competencias pertenecen al Ministerio de Sanidad -a través del INGESA-, los trámites son lentos.
Relató que, tras leer en prensa sobre la intención de ampliar las infraestructuras dedicadas a Salud Mental, acudió a una reunión en la que se expuso la disposición a aumentar los recursos materiales y humanos para la unidad. Pero parte de que “los tiempos” entre la convocatoria de la plaza y la llegada de los refuerzos puede ser lento. “Además, también tiene que haber personal disponible que se venga aquí con la formación adecuada”, añadió.
Casualidad o no, este mismo lunes se dio un paso más en la creación de la esperada unidad de Salud Mental Infanto-juvenil. El INGESA ha dado luz verde al proyecto técnico adjudicando por 12.385 euros, el contrato a Jesús Cuadra Alconero, que deberá ejecutar la obra en 40 días. La unidad se ubicará en una ampliación de la ya existente y dedicada a la Salud Mental en el Centro de Salud de Otero.
Según se explicita en el contrato, la ampliación consistirá en la creación de unidades específicas de salud mental para niños y adolescentes, que recibirán una “atención especializada”. Contará con espacios dedicados a la atención psiquiátrica y psicológica. También se habilitará una zona para la enfermería y una sala de terapia o trabajo grupal.
Las promesas
Con la camiseta naranja y el logo de la asociación que preside en el pecho, Holaya Abdel-lah ultimaba los detalles antes del inicio de la última conferencia de un congreso que ha durado tres días en el salón de actos del IES Abyla. Al conocer la noticia sobre el contrato del INGESA se mostró algo desconfiada y escéptica. Consecuencia de años de promesas incumplidas, desde que en 2018 se sentó con el director territorial del INGESA, Jesús Lopera, quien le aseguró que la unidad infanto-juvenil sería una pronta realidad.
“Es la misma noticia que hace cinco años, que hace dos meses. Queremos que sea una realidad, no parches. Hasta que no lo veamos…”, manifestó. Abdel-lah garantizó que continuará con una recogida de firmas que trasladarán a Madrid, donde esperan agendar una cita con la directora general del INGESA, Isabel Muñoz.
Desde la Asociación TDAH continuarán “recogiendo firmas”, esta vez para trasladar una comitiva a Madrid, donde esperan agendar una cita con la directora general del INGESA, Isabel Muñoz, con quien ya tuvieron ocasión de conversar durante su visita a Ceuta, en septiembre. “Me dijo que estaría al tanto, que esto (la unidad de Salud Mental Infanto-juvenil) sería real pronto”, expresa Holaya Abdel-lah aludiendo a la reunión que mantuvieron y que contó también con la presencia del director territorial del INGESA, Jesús Lopera.
La parte humana
Isabel Valriberas trató este lunes de resumir su conocimiento sobre comorbilidades, patologías del neurodesarrollo y psiquiátricas que pueden relacionarse con el TDHA. En esta parte de su ponencia intentó no alargarse demasiado, para así ceder mayor protagonismo a una segunda sección dedicada en subrayar la importancia de ver “la parte más humana” del trastorno, de ponerse “en el lugar de esos niños, de esos adultos”, tanto a nivel sanitario como si cual y educativo. Para lograr derribar estigmas y prejuicios, cree la doctora que es imprescindible “un cambio social”.
“Necesitamos un cambio global y sería genial que empezara por aquí, por nosotros, los que estamos en esta sala”, explicó. La última parte de su ponencia estuvo centrada en las preguntas trasladadas desde la asociación; en general, relacionadas con los tratamientos no farmacológicos, con la “parte psicopedagógica”.
Sobre los tratamientos de farmacia, se refirió la médica a la crisis de desabastecimiento que persiste en determinados medicamentos para tratar enfermedades u otros diagnósticos relacionados con la salud mental en menores de edad. Es el caso del Concerta, recetado a aquellos que padecen el TDAH. “Ahora el más sonado es el Concerta, pero hace dos años lo pasé muy mal con algunos niños de espectro autista”, contó.
Aclaró que, al menos, ese fármaco “tiene un análogo” por el que puede ser sustituido para que no se paralice el tratamiento de los niños, pero no ocurre con todos y no surte los mismos efectos que el primero. Tratan de reducir los perjuicios para los pacientes adaptando los tratamientos a los fármacos en stock. “Lo que pasa es que supone un aumento de carga de trabajo y llega a ser bastante estresante, la verdad”, confesó.
Quiso subrayar que no es correcto centrarse “solo en la farmacopedia”, sino que los tratamientos psicopedagógicos son también fundamentales. Relató cómo los padres y madres suelen mostrarse reacios a iniciar la medicación de sus hijos, porque piensan que puede perjudicarles a la larga tomar fármacos desde tan pronta edad. “Tenemos, a veces, un estigma tan grande hacia la medicación psiquiátrica que estoy viendo casos muy claros y graves de niños que lo están pasando mal, a los que el TDAH afecta a su calidad de vida, a nivel académico, conductual, social, y, por esos prejuicios, por esa sensación de ‘no quiero que se drogue a mi hijo’, se retrasa mucho”, aseguró.
Según Valriberas, hoy la ciencia dice que no se debe “retrasar un tratamiento que está claramente indicado, porque produce más secuelas a largo plazo no haberlo iniciado antes”. La psiquiatra quiso agradecer a la Asociación TDAH y el Ministerio la organización del primer congreso centrado en visibilizar y mejorar la atención a quienes sufren el trastorno en Ceuta. “Es un gran primer paso”.
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