Bailes de carnaval organizado por la izquierda republicana

Murga de Ceuta. / FOTO ARCHIVO DE PACO SÁNCHEZ
Murga de Ceuta. / FOTO ARCHIVO DE PACO SÁNCHEZ

El carnaval de 1936 fue todo un éxito de participación, pese a salir de una campaña electoral que desembocó en la celebración el 16 de febrero de las elecciones generales para el Congreso de los Diputados, donde el candidato por el Frente Popular de Izquierda Manuel Martínez Pedroso (PSOE) obtuvo el acta parlamentaria y el concejal Republicano Sánchez-Prado volvió a ser designado alcalde de Ceuta. A últimos de febrero se celebran los carnavales y las diferentes asociaciones recreativas y políticas se vuelcan organizando sus actividades.

Las murgas y comparsas fueron muy numerosas, el gran autor de letras Roque Guerrero del Peñón contribuyó a este carnaval con la titulada “Los Rumbitas Mexicanos”, y también se pudieron a las comparsas “Los vendedores del Fli” y “Los Piratas” entre otros. Seguramente fueron muchas más pero debido a que no existía ningún concurso de Murgas, ni la prensa en aquellos años prestaba mucha atención a estas agrupaciones tan solo hemos podido saber las que algunos ceutíes que vivieron aquellos carnavales nos han contado. Y en este capítulo quisiera agradecer la gran ayuda de Antonio Duran Valencia por su colaboración ofreciéndome, fotos, datos y coplas de aquella época, que el escuchó y cantó en la tienda de comestibles de Pedro Calvo en la calle Linares.

Entre las asociaciones tendríamos que destacar el baile de carnaval en el Teatro Cervantes “Blanco y Negro” de la Asociación de la Prensa que presidía Antonio Martín de la Escalera, organizado por el diario El Defensor, los precios para poder asistir no eran nada barato: ocho pesetas el caballero y dos cincuenta señoras y señoritas. Estableciéndose varios premios, al mejor traje, al grupo más original, al más numeroso que postule por las calles esos días de carnaval y al mejor traje de papel. Los regalos que se entregaran a los premiados se exhibieron en los escaparates de Casa Molina y en el establecimiento de muebles de Aurelio Fernández.

También estaban los bailes de máscaras del Casino Africano, Centro de Hijos de Ceuta, Casino de Suboficiales (hoy Banco Popular), Casino Militar y tantas otras. Una asociación que destaco en este carnaval de 1936, tal y como hemos podido ver en la prensa, y en fotos de la época fue el Partido de Izquierda Republicana, quien tenía su amplia sede en plena calle Real, en sus locales celebró dos bailes uno a media tarde para los más jóvenes y ya por la noche para adultos.

Como apuntes históricos sobre este Partido señalar que se creó tras fusionarse en abril de 1934, los partidos Acción Republicana, de Manuel Azaña, el Partido Radical-Socialista, de Marcelino Domingo y la Organización Republicana Gallega Autónoma, de Santiago Casares Quiroga. En la ciudad los primeros pasos para la creación de Izquierda Republicana, los proporcionó el Catedrático del Instituto Hispano-Marroquí, y Presidente de Acción Republicana en Ceuta Luís Abad Carretero, con anterioridad ostentaba el cargo el maestro Ángel Grande Pérez.

El primer comité estuvo presidido por Luís Abad, vicepresidentes Salvador Pulido López y Juan Rueda Lara. En 1.936 tras el triunfo del Frente Popular y la toma de la presidencia de la República por Manuel Azaña, Izquierda Republicana cobra un gran protagonismo en la vida política del país. En Ceuta se produjeron varios cambios, tras la celebración de una asamblea el día 20 de abril de 1936, eligiéndose presidente al abogado Salvador Fossati Puente.

Murga de Ceuta. / FOTO ARCHIVO DE PACO SÁNCHEZ
Murga de Ceuta. / FOTO ARCHIVO DE PACO SÁNCHEZ

Cuando las murgas y mascaras ceutíes guardaron sus tipos y disfraces en sus baúles al finalizar los carnavales de 1936, nadie pensó que estos no volverían a salir a las calles hasta 47 años después. La prohibición se hizo evidente, el día 6 de febrero de 1937 cuando el diario El Faro hace pública una nota enviada por el Gobierno militar. Aunque no se hubiera prohibido estaba muy claro que los ceutíes no estaban para fiestas tras la represión llevada a cabo después del 17 de julio. En el decreto se podía leer: “Debido a la contienda que libran nuestras fuerzas nacionales para erradicar de la patria la corrupción y para restablecer los valores morales, a partir de esta fecha queda prohibido las fiestas de carnaval en todo el territorio nacional”.

Los murguistas tras la terminación de la Guerra Civil a escondida cantaban sus coplas entre el Patio de las gaseosas, en el callejón del Lobo, el Patio de la Tahona, en la Plaza de Azcarate y sobretodo se reunían en la bodega “La Alicantina” muy cerca de donde vivía el gran director y autor de murgas Roque Guerrero. Seguro que entre piporros y avellanas volvieron a recordar aquellos grupos que sacaron desde los años veinte… “Marineros en seco con los ases de la pantalla”, “Los representantes del yoyo”, “Los profesores del baile”, “Los jugadores del Golf” , ”Los del Wonder-Bar”, los “Rumbitas mexicanos” y tantos otros grupos junto a otros directores de murgas como Corinto y Pepe Benítez sin faltar tampoco los miembros de estas agrupaciones como Francisco Navarro, Enrique Lara, Juan Pozo, José Moreno, y también se reunían en la carpintería de Antonio Vilches, junto a la tintorería La Catalana.

Tras la proclamación del estado de guerra, Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos; desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y partidos políticos. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas, o simplemente, aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes. En uno de los cientos de consejo de guerra que he investigado para otro trabajo, me encontré con la acusación a un miembro de la UGT de que además de los cargos habituales se le acuso de cantar en la comparsa “Las niñas Republicanas”.

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