No está mal después de dos años

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El IMSERSO ha hallado ya una solución a los intolerables retrasos para conceder los certificados de discapacidad en Ceuta. Los últimos expedientes resueltos datan de julio de 2023. Ya hay 1000 personas esperando -o eso dice el director territorial-, quizás más. Con un año y nueve meses de retraso, no está mal que a los del Morro se les haya ocurrido externalizar el servicio. Después de seis meses en busca de un sustituto al fallecido y muy llorado -tanto como querido- José Manuel Ávila, han pensado que lo mejor será, mientras continúan en paralelo con la hasta ahora infructuosa búsqueda, licitar las valoraciones médicas para que una empresa privada trate de reducir la indecente lista de espera de manera provisional.

No es que pretendamos parecer alarmistas ni agresivos al usar términos tan peyorativos para referirnos a la larga demora que vienen sufriendo los caballas con enfermedades o dolencias incapacitantes, pero tampoco nos apetece permanecer distantes ante el dolor y la furia. El dolor de la trabajadora y madre de familia diagnosticada con una enfermedad rara que la ha condenado a vivir junto a un bastón. Esa que lleva meses esperando su grado de discapacidad y, con él, las ayudas sociales y económicas con las que sobrellevar su radicalmente cambiada vida.

O ese motorista que perdió su pierna en un desafortunado accidente que le jodió su día a día, que amanece recordando que un día podía caminar con normalidad. Ese que tampoco puede acreditar su discapacidad frente a asociaciones o al Gobierno, aunque lleve más de un año con una pierna menos y haya pagado miles de euros por su sustituta metálica. También pensamos en la impotencia de las trabajadoras sociales, los psicólogos o las fisioterapeutas de las organizaciones a quienes les gustaría prestar asistencia a unos recién llegados que, pese a estar bien fastidiados, no cuentan con su certificado, requisito indispensable para ser admitidos en las asociaciones de pacientes.

Desmentiremos a quien insinúe que en nuestras palabras se atisba animadversión hacia una institución a la que respetamos y hacia un líder que, siempre sonriente, se muestra dispuesto a atender a la prensa y, por tanto, facilitar el deber de los responsables políticos de dejarse fiscalizar por los periodistas. Ojalá sucediera lo mismo con el resto de directores territoriales en Ceuta (sí, señalamos a Jesús Lopera). Agradecemos la apertura de Juan José Cabrales, pero nos preguntamos si de sus declaraciones en RTVCE acerca de que les ha sido imposible hallar un médico en paro en esta pequeña ciudad debemos deducir que han acotado el perímetro a esta pequeña ciudad.

“Cuando José Manuel se dio de baja recurrimos a SEPE, y no había ningún médico demandante de empleo en Ceuta”, dijo él. Qué sorpresa, señor López. Quizás si hubieran mirado más arriba… Pero no le juzgaremos, al menos usted tuvo el valor de enfrentarse a las preguntas. Por no hablar de que, seis meses después de la baja de Ávila, han hallado una solución. Con una lista de espera de casi dos años no está mal.

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