El policía local que emitió una denuncia falsa se acoge a la depresión que sufría

La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta ha reanudado este miércoles el juicio al policía local que emitió una denuncia de tráfico falsa como venganza porque la víctima había denunciado unas obras ilegales que estaba haciendo en su domicilio. En esta última sesión de la vista han comparecido el psiquiatra del agente y un médico forense, así como han presentado las partes sus conclusiones finales y el acusado ha ejercido su derecho a la última palabra. La Fiscalía pide cuatro años de prisión porque considera que R.V.M. cometió falsedad en un documento público en el ejercicio de sus funciones, mientras que la acusación particular solicita 45 días de cárcel -que serían conmutados por una multa por el mismo tiempo de 5 euros diarios- y la inhabilitación en el cargo durante ese tiempo al verlo autor de un delito de falsedad por imprudencia grave pero cometido sin ejercer las funciones concretas de regulación del tráfico.

En sus conclusiones, la Fiscalía ha rebajado su escrito de acusación inicial de los cinco a los cuatro años de prisión, así como también ha solicitado una multa de 10 meses a razón de 20 euros diarios y ha explicitado que la pena de cárcel lleva aparejada una inhabilitación especial como funcionario público por el mismo tiempo, lo que implicaría de facto que no ejerciese nunca más como policía y no optase a un puesto parecido. En el mismo sentido, el Ministerio Público ha considerado que R.V.M. ha tratado de “comprar la atenuante” de reparación del daño “para rebajar en un grado la pena” al haber entregado antes del juicio los 33.000 euros que supondrían la indemnización al denunciante, un resarcimiento en concepto de responsabilidad civil que “nadie había pedido”.

En cambio, la acusación particular, más en consonancia con la defensa, ha visto como atenuante muy cualificada la reparación del daño por el mencionado pago. El abogado defensor ha pedido la absolución para su representado en tanto en cuanto este no habría cometido el delito del que lo acusa la fiscalía, y en el caso de no ser absuelto no solo ha presentado la mencionada atenuante, sino también otras dos relacionadas con la depresión que padecía el autor confeso de la infracción.

“Una segunda oportunidad”

Para que quedara visto para sentencia, el juicio necesitaba del testimonio del psiquiatra al que se encomendó R.V.M. meses antes de haber puesto la denuncia falsa. A instancias de su médico de cabecera, el acusado se había puesto en manos del doctor al estar atravesando una depresión por una separación -y posterior divorcio- que se produjo tras una infidelidad de su expareja con otra mujer.

El especialista ha expuesto que el acusado seguía sufriendo “varios duelos” -agravados incluso por el componente homsexual de la infidelidad- y que su personalidad lo ha hecho sumirse en una conducta de negación constante, poniendo como ejemplo que cuando tenía una recaída recurría a irse a vivir con su hermana. También ha destacado que estuvo sometido a una fuerte medicación por medio de antidepresivos y antipsicóticos, así como que él ya lo empezó a atender cuando estaba de baja y que solo podía recomendar el alta, no prescribirla.

Como principal mecanismo de defensa, el psiquiatra ha mencionado el “desplazamiento”, lo que habría producido que “pagara” las consecuencias de su depresión con otra persona. Esto se relaciona con la atenuante expresada por la defensa de “obcecación o estado pasional”.

Finalmente, el acusado ha ejercido su derecho constitucional a la última palabra volviendo a reconocer que cometió el delito porque “no estaba bien” en el momento de los hechos y ha pedido “una segunda oportunidad” para no perder su trabajo.

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