El CETI, su gestión y la Justicia

El pasado lunes asistíamos a un nuevo capítulo agresivo dentro de las instalaciones del CETI, aunque está vez con consecuencias gravísimas, pues cuatro vigilantes y una cocinera fueron agredidos por un joven inmigrante de 20 años natural de Guinea que viene siendo reincidente y que ya ha provocado varios altercados marcados por la violencia desde que ingresó en el centro de acogida inicios de año.

Los vigilante de seguridad actuaron como debieron y fue la Policía Nacional la que procedió a la detención del varón y lo puso ante la justicia con la sorpresa de que incluso, tras haber agredido a una mujer de 64 años, el inmigrante quedaba en libertad sin cargo y únicamente era sancionado económicamente y se le imponía una orden de alejamiento contra las cinco víctimas al considerarse “lesiones leves”.

Sin embargo, solo 48 horas después de ser puesto en libertad, el guineano volvía a ser detenido por quebrantar la orden de alejamiento. ¿Qué hay que hacer ahora? Esa es la pregunta, pues preocupa y mucho que personas de este tipo anden sueltas por las calles de nuestra ciudad y que no se aplique la ley como ante cualquier ciudadano de nuestro país pues, ¿qué es lo que ocurre si un hombre agrede a una mujer? De lo que se trata es de que la ley sea igual para todos y, en este caso no ha sido así, lo que ha propiciado una fuente de críticas por parte de la sociedad ceutí.

Es evidente que dirigir un centro de inmigrantes no es nada sencillo, pero igual de evidente es que hay que poner un régimen interno que debe cumplirse y, principalmente, que hay que proteger a los profesionales que allí trabajan y no a aquellos inmigrantes más conflictivos y que, en este caso, se ven respaldado por un director que tras los graves incidentes del pasado lunes sigue sin dar la cara a pesar de que desde dentro del CETI, todos apunten a él como máximo responsable de la situación “insoportable” que se vive cada día en el centro.