Ninguneo a la Educación en Ceuta

Hace falta tener descaro para vender como un avance lo que en realidad es otro portazo en la cara a Ceuta y a su sistema educativo. Durante años, la ciudad ha esperado la creación de un Consejo Escolar propio, una herramienta clave para la gestión de la educación en cualquier territorio. Pero el Ministerio de Educación, en lugar de cumplir con esa demanda histórica, ha optado por un apaño vergonzoso: ofrecer a los presidentes de los Foros de Educación de Ceuta y Melilla un asiento simbólico en el Consejo Escolar del Estado. Un asiento sin voz ni voto, sin capacidad real de decisión, solo una migaja para intentar acallar las protestas.
El resultado no ha podido ser más predecible. La dimisión de Ángel Gabarrón, expresidente del Foro de la Educación en Ceuta, es el reflejo del desencanto absoluto con esta burla ministerial. “No me siento capacitado para defender una propuesta en la que no creo”, dijo al despedirse, dejando claro lo que muchos piensan: el Gobierno ni entiende ni quiere entender la situación de la educación en Ceuta. Y a estas alturas, cuesta creer que sea por ignorancia. Esto es ninguneo puro y duro.
El Ministerio de Educación se llena la boca con grandes discursos sobre igualdad de oportunidades y equidad educativa, pero a la hora de la verdad, Ceuta y Melilla siguen siendo las grandes olvidadas. Las visitas de altos cargos a la ciudad solo sirven para lanzar promesas vacías que se evaporan con la misma rapidez con la que llegan. Hace décadas que ningún ministro pisa esta tierra y, por lo visto, ni siquiera hacen falta visitas para darnos largas. Con cada año que pasa, Ceuta sigue encabezando los rankings de fracaso escolar, con menos recursos y menos atención que cualquier comunidad autónoma. Y la solución que ofrecen es una silla decorativa en Madrid. Un insulto a la inteligencia.
El cinismo del Ministerio es tal que intentan vendernos que esto es un paso adelante, cuando en realidad es otro retroceso. Mientras la educación en Ceuta sigue anclada en el pasado, los responsables en Madrid se preocupan más de hacer equilibrios políticos que de tomar decisiones valientes. ¿Hasta cuándo van a seguir jugando con el futuro de los alumnos ceutíes? ¿Hasta cuándo van a seguir ignorando que esta ciudad necesita una gestión educativa propia, adaptada a sus necesidades reales y no a las ocurrencias de unos burócratas que ni pisan sus aulas ni conocen su realidad?
No, Ceuta no quiere parches ni soluciones improvisadas. Quiere un Consejo Escolar como el de cualquier otra región de España, con voz y capacidad de decisión. Si el Ministerio sigue mirando hacia otro lado, lo que está en juego no es solo una institución educativa más. Está en juego el futuro de toda una generación de ceutíes que merecen algo mejor que el olvido y el desprecio.